Se pasa las manos por los ojos. “Es que estoy indispuesta...”, dice para excusar su sensibilidad. El miércoles por la tarde, después de entrenar, con un café con leche busca reanimar su palidez. Quiere mostrarse bien arriba y habla rápido para que las palabras les ganen a las imágenes de su memoria y a las lágrimas que empujan. Porque Laura Fidalgo tuvo una noche difícil en su presentación en Bailando por un sueño 3. Empezó con la alegría de la máxima calificación de 30 puntos al número de hip hop que brindó junto a su compañero, Gustavo Rojas. Pero terminó con el dedo señalador del jurado Gerardo Sofovich, quien luego de evaluar a la bailarina con un 10 inició una discusión que elevó el rating a un pico de 36 puntos.
No quiere hablar del tema “Gerardo”: “Pasó lo que se vio. Pero estoy muy dolida porque estaba feliz por el puntaje, después de una mala semana con mi salud. Mientras festejábamos, pasó esto, buscado por la otra parte. Yo voy a bailar”. Fidalgo vuelve una y otra vez a su carrera pero la popularidad que le está dando la tevé le mostró su lado oscuro. “No estoy acostumbrada, no es mi palo. Me puse muy nerviosa, se me secaba la boca, fue horrible. Después, me bajó la presión... Me sentí agredida y maltratada. ¿No vas a ponerlo en el título, no? –dice con temor a los problemas–. Pero es la verdad.” Una verdad que temía mucho antes de que sucediera.
La Cláusula. Aquello que se vio el martes alrededor de las 23.30 por Canal 13, repetido ad infinitum por los medios, es que el productor volvió con la vieja cuestión de la negativa de Fidalgo a trabajar en la revista Más que diferente junto a Florencia De la V. Apeló a la “honestidad intelectual” de su interpelada para que reconociera que no se trató de diferencias artísticas sino de que ella no quería compartir el escenario con “un travesti”.
—¿Pensás que estaba armado lo que pasó?
—Lo que me sorprende es que las dos veces que tuve problemas (discusión con De la V cuando Fidalgo fue jurado y lo ya narrado con Sofovich) me los ocasionaron ellos. Siempre me agarran en frío, porque yo voy a hacer mi trabajo. Como jurado trabajé muy bien, las críticas eran para dejar un mensaje positivo, para que evolucionaran.
— ¿Como jurado, te marcan lo que decís?
—No, a mí nunca me dijeron nada. Si está armado, no sé. Por qué pasa esto, no sé. Llamá a Marcelo (Tinelli). Cuando me iba, esa noche, me lo crucé y me preguntó cómo me sentía. Le dije: “Y, rara. Me sorprendió todo esto, me shockeó”.
—¿Cuál fue la discusión artística con Sofovich por la que no aceptaste trabajar con él?
—No quiero hablar de eso. Ya está. Lo mío es bailar... Simplemente, le dije que no quería trabajar con él. ¡Por un “no”, tanto lío! A lo mejor no se banca que le diga que no. No hablamos de todo el espectáculo pero sí llegué a hablar de un número. Y no me interesó trabajar. Nada más.
—¿Ratificás lo dicho sobre las amenazas de Sofovich para que no trabajes más?
—Ni sé lo que dije, estaba renerviosa. No, fue algo que dije por enfrentarlo, por evitar que me cerraran puertas... No temo represalias porque si hay talento... Pero lo encaré al aire, porque todos hablan pero nadie da la cara. No hay que tener miedo. El me agredió y yo contesté, y por ese episodio no quiero quedarme sin trabajo. Pero voy a seguir trabajando porque lo mío es noble y sano.
—¿Cómo sigue el juicio con Florencia de la V?
—No puedo hablar, tengo un pacto de confidencialidad con Ana Rosenfeld, mi abogada. El juicio es porque me faltó el respeto en sus monólogos en el teatro.
—Laura, ¿en tu contrato incluiste una cláusula para que Sofovich no te agrediera?
—Yo dije que no tenía problema si él decía, como jurado, que no le gustaba cómo bailo porque a todo el mundo no le puedo gustar, pero que no me falte el respeto como persona. No la pusieron y terminó pasando lo que temía.
Desde Miami, Ana Rosenfeld confirmó que, a pesar de los rumores, es la abogada de Laura; que su representada inició juicio penal y civil contra De la V y, también, civil contra el empresario responsable Gerardo Sofovich; y que la cláusula contra posibles agresiones durante el programa no fue incluida en el contrato aunque sí pudo haber un acuerdo verbal.
Vedette o bailarina. Otra de las piedras lanzadas por Sofovich fue la de definir a Fidalgo como “muy buena bailarina” en contraste con el título inasible de “vedette”. Por su parte, ella prefiere llamarse “artista multifacética”. “Puedo bailar, actuar, cantar, puedo ser vedette, puedo hacer todo. Cuando audicioné en el Maipo –para la revista de Pinti– y quedé entre 500 chicas, Lino Patalano me elige como ‘la vedette’ de Pinti. Si me elige Patalano, que es uno o el mejor productor de la Argentina, ¡chapeau! Me dieron el lugar y me sindicaron como la sucesora de Nélida Lobato”, expone Fidalgo, que se presenta en el Metro en Un país de revista encabezada por Catherine Fulop y Julia Zenko (antes Nacha Guevara) y con producción de Jorge Guinzburg.
Sin embargo, la chica del barrio de Flores dice que la gente la apoya: “La popu, de donde soy yo, está conmigo porque soy una mina de barrio que busca cumplir sus sueños, igual que los que participan en el programa. Uno de mis sueños era construirles la casa a mis viejos. Mientras yo bajaba las escaleras del Maipo, en mi casa llovía adentro y poníamos los tachos. Y pude hacerlo y los ayudo aunque tenga mi departamento en Caballito”. Cuando habla de la familia y de sus esfuerzos, la emoción la alcanza. “De los genes de mis viejos me viene la fuerza. Salto cuando me hieren, porque soy tana y libriana con ascendente en Acuario, vuelo mucho y quiero siempre la justicia. Estos bajones me angustian pero también me potencian, son pruebas de la vida”, filosofa.
—En la discusión con Sofovich, remarcabas el tema del esfuerzo...
—Sí, porque nunca tuve un padrino que me dijera qué tengo que hacer, todo lo hice por intuición, porque me presenté en castings y audiciones, siempre con la mochilita. Es mi carrera, es lo que amo. Y cuando me pasan estas cosas, hago un review rápido de toda mi vida, desde que empecé a trabajar, a los 16 años; me veo subiendo al colectivo, cambiándome en un subte, corriendo de un lado a otro, sin transar nunca con nadie.
“Tengo ganas de salir a la cancha. Quiero ser Maradona”, apuesta fuerte Fidalgo, que sabe vibrar con el f eeling de los que triunfan desde abajo: “Me llevo muy bien con todos mis compañeros de Bailando... y soy muy compinche de la “Tigresa” Acuña. Porque ella va al ring y yo al escenario, pero en el fondo estamos peleando por lo mismo”.
—Supongamos que después de un tiempo, Sofovich vuelve a convocarte. ¿Aceptarías?
—No soy de las que olvidan. Mirá, ahora estoy muy dolida... Me agrediste mal, me maltrataste, me faltaste el respeto... Si le dije “no” antes, imaginate ahora.
Lino Patalano sobre Fidalgo: "Es una gran artista porque el término vedette hoy se ha distorcionado mucho"
A Laura la conocí cuando producía Pinti canta las cuarenta. Por ese entonces, buscábamos una nueva vedette, no las putarracas de turno ni las consagradas del momento. Me llamó la atención su talento, carisma y manera de bailar. Le vimos pasta. Es una gran artista porque el término vedette hoy se ha distorsionado mucho y se atribuye a todo aquel que se destaca en algo. Por ese mismo motivo, sor Teresa de Calcuta o Hitler pueden ser vedettes, cada uno en su propio estilo. De todas las participantes del programa de Tinelli, Fidalgo es la que mejor se mueve. Es muy seria, laburadora y no problemática. Pero el puterío de la televisión es muy difícil de manejar. En este mundo cruel, me parece que con este quilombo que tuvo con Sofovich, un prócer del teatro de revistas, va a conseguir beneficiarse después de todo. Va a trascender. Y eso es bárbaro.
Gerardo Sofovich sobre Fidalgo: "Es sólo una buena bailarina, aunque no pueda abrir las piernas 80º"
Nunca pude con mi genio. Después de lo dicho por Laura no podía callarme. Como no tengo Clarín para contestar, apelé a la pantalla para aclarar algunos puntos. Que ella rechazó mi oferta por no ser una propuesta artística es un falso mito. Yo fui el que no quiso trabajar con Fidalgo. Le ofrecí el trabajo para reflotarla por los años que no hacía teatro. Pero no tiene la honestidad intelectual para admitir que fue por Florencia de la V, que es una estrella, no un travesti. Protagonista de tres de mis obras, fue la mejor de Bailando por un sueño y el público lo ratificó. Para ser cara de una obra hay que tener carisma, que a Fidalgo le falta. Ella habla de amenazas y de protecciones en términos mafiosos. Ya hablé con su abogada, Ana Rosenfeld. No creo haberme excedido como jurado. Bailó muy bien. Dice que es vedette pero es sólo una buena bailarina, aunque no pueda abrir las piernas 80º.