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Diario LIBRE

"El caso Candela me dejó sin trabajo"

El DJ que saltó a la fama en TV dice que el crimen afectó sus negocios. Vive angustiado.

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| Cedoc

El crimen de Candela Sol Rodríguez tiene una víctima inesperada: José Luis "Chipi" Fernández, el hombre que fue boom en la tele y en YouTube por preguntar “¿Y Candela? ¿Y la moto?”. Dice que el asesinato lo perjudicó.

Fernández saltó a la fama de una forma inesperada e inusual. Chocó con la moto, en la que iba con su hija Candela. Cuando lo atendían en la guardia del hospital, su pequeña crisis fue filmada por el móvil del programa Policías en Acción. En estado de conmoción, repitió las preguntas “¿Y Candela? ¿Y la moto?" tantas veces que causó gracia.

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Famoso. La fama efímera de su frase le valió un contrato para protagonizar un comercial, lo entrevistaron todos los medios y hasta llegó a distribuirse el sonido de su voz como ringtone para celulares. Así, dejó su oficio de carpintero y comenzó a trabajar como DJ y a hacer un programa en un radio online. Pasa música en boliches –su hitazo es un remix de ¿adivinaron? ¡su frase!–, sale al escenario a arengar al público y luego hace acto de presencia para el que quiera sacarse fotos con él.

Como mínimo, trabajaba una noche por fin de semana. A veces más. Pero desde la muerte de Candela, apenas hizo una presentación, y no tiene ninguna programada. "Me mató en lo laboral. La gente es morbosa y lo asocia con lo mío, pero yo no tengo nada que ver", dice, preocupado. "Estoy pensando en volver a la carpintería".

Estigma. Su última noche de trabajo fue en un boliche de Gualeguaychú. Horas antes, un empresario le había vaticinado cuánto lo iba a perjudicar el caso Candela. Al programa de radio solo lo llaman para hacer bromas al respecto. "¡Hay cada boludo! Yo los mando a la mierda", se ataja. Pero, sin embargo, no puede despegarse de Candela. ¡Hasta le preguntan, en los boliches, qué opina del caso! "Cuando la secuestraron, rogaba para que apareciera con vida, creía que así la gente, con el tiempo, se iba a olvidar", dice.

"Mi frase causaba gracia, pero la casualidad quiso que esta nena también se llamara Candela, y lo que antes era joda hoy es tristeza. Vivo angustiado, e irritable con los que me recuerdan el caso", concluye.