Falta un rato para el mediodía y para que Calu Rivero termine de grabar. Mientras, Agustina Cherri conversa con gente de la producción que le avisa que se cayó un evento que tenía por la tarde y Emilia Attías llega para la entrevista con PERFIL y espera para juntarse con sus compañeras de Mis Amigos de Siempre.
—¿Cómo vivieron el arranque de la tira?
CHERRI: —Me gustó lo que vi, pero todavía no salí a la calle. Entre mis hijos y las grabaciones no tuve tiempo. Las devoluciones vinieron más por el lado de la familia, los amigos o los compañeros de trabajo, pero no son muy objetivas.
ATTIAS: —Yo estuve un poco más afuera y vi la respuesta. En general soy muy tranquila en los estrenos, pero esta vez me sorprendió mucho. En cada lugar al que fui la gente me venía a hablar del programa.
RIVERO: —Lo que me pasa con esta tira es que siento que está metida de lleno nuestra generación, con una frecuencia muy fresca.
—¿Qué sienten que sus personajes tienen de ustedes?
CH: —Creo que están hechos bastante a medida para el momento que está cada una y lo bueno es poder moverse de acuerdo a lo que requiere cada capítulo. Tengo muchas escenas de discusión con Cabré, típicas de pareja, que las viví, así que siento que estoy haciendo algo muy real. Hay personas que me dicen: “tu personaje es una rompe bolas”. Sí, pero yo soy una rompe bolas. Hay un lugar en el que se tienen razones para ser densa. Hay momentos en la vida que te sobrepasan y terminás siendo eso.
R: —Hay similitudes en el gusto por la música, en la forma de ser desprejuiciada y en que también viene del interior. Pero lo que más me divierte es la forma en la que ella construye un vínculo y cómo se va conociendo con el personaje de Cabré. Hoy en mi vida es distinto, porque en muchos casos la gente ya sabe quién soy. Me gustaba más cómo era cuando llegué, cuando debían conocerme sin toda la información que ya tienen.
A: —Lo veo un poco en el melodrama, quizás eso puede ser un poco mío, aunque no me guste. Cuando empecé a leer a mi personaje lo veía muy fuerte y tenía miedo de que quedara como una histérica, y por lo menos quiero que si es histérica se la note humana, que se vea que le pasan las cosas y no las puede manejar.
—¿Cómo se llevan los clásicos conflictos de pareja de una telenovela con una generación que cambió la forma de vincularse?
R: —Creo que hay cierta liviandad en nuestra generación a la hora de tocar ciertos temas que cambiaron y eso está retratado en la tira. Puede pasar el flechazo, pero se comunica de otra forma. Los vínculos están siempre y los problemas también, aunque estamos lejos de los estereotipos. Mi personaje se vincula con muchos hombres desde otro lado, tal vez desde el histeriqueo o con un amigo con derechos y no por eso es la más rápida de todas.
CH: —También los permisos que se dan. Mi personaje, recién separada, le pide a su ex que le cuide a la nena para que ella salga con un tipo. Eso antes no sucedía en una novela, pero acá sí. A lo mejor dentro de tres capítulos están de nuevo juntos y está todo bien, no está todo ese melodrama en la tira. Este tipo de cosas pasan todo el tiempo, ahí es donde creo que nuestra generación está más avanzada.
—¿Les pasó en lo personal?
CH: —Sí, enamorarte de un tipo que estaba casado y que tuviera hijos o separarse y el conflicto que trae. También lo que afectan los niños a una pareja o cómo cambia una relación a partir de la llegada de una hija. Son cosas que realmente pasan. En definitiva, hay que hacer lo que uno siente. Después todo puede salir mal, pero bueno, si hacés lo que sentís quién te puede juzgar. Eso es lo que hacen los personajes.
A: —Para mí, ése es el punto en donde queda claro que el programa es actual. Creo que los prejuicios existen cada vez menos y no por hacer lo que sentís sos una hija de puta. Sos humana.
—¿Se perdió cierto sentido de propiedad en el amor?
CH: —Por un lado sé qué es lo que deseo, pero también sería muy ingenuo de mi parte creer que Gastón es mío para toda la vida y que voy a morir su lado. Tengo 30 años, no 50. Elegirse a pesar de todo y hacerlo un día más que otro es un aire necesario, sobre todo con la familia. Hace unos días estábamos cansados y él se fue a Bariloche cinco días con su hija y yo me quedé con el varón y me parece que eso está buenísimo.
R: —Y ese viaje seguro hizo que sea más fuerte el vínculo que existe entre ellos. Hay que tener la libertad de decidir tu propia realidad. No hay manual para los vínculos, pero mientras más tengas la posibilidad de jugar con eso, más tuyo va a ser, más auténtico.
A: —Todo se basa en el compromiso, en ir para el mismo lado. Eso es muy fuerte. Yo estoy en pareja hace ocho años y hay una sensación de que vos formás parte de algo, pero no es una pertenencia eterna. Uno se elige todo los días y si estás con alguien es porque hoy te da lo que necesitás. Soy súper fiel y leal, pero si pasaran ciertas cosas preferiría hablarlas.
—¿Y si quienes están con ustedes no lo sintieran así?
A: —Por suerte no me pasó nunca. Lo mejor es la flexibilidad en todo sentido, cuando las cosas se dan naturalmente y te pueden acompañar. Que acepten tu vida en totalidad y la puedan compartir.
R: —Es complejo, el que no lo entiende lo sufre. No me pasó mucho, pero cuando no pude tener un vínculo como el que hablábamos me costó bastante. Lidiar con algo que es parte de mi personalidad. No me gusta generar ese sentimiento de pertenencia
CH: —Este es un trabajo raro para quién no está acostumbrado. Esta cosa de no tener horarios, de entrar a las nueve y salir a las tres de la mañana, la relación con los compañeros, las reuniones de elenco. Ni te hablo de que inventen un romance, es fuerte eso para el otro y para una explicar que la cosa no es lo que dicen. Yo hoy paso más tiempo con mis compañeros que con mis hijos, es la realidad.