Es capaz de transformarse en Homero Manzi, o convencernos de que es Otelo, pero también se transformó en el Dr. Freud. Ahora Jorge Suárez asume la responsabilidad de interpretar a otro psiquiatra, al doctor Epstein en la obra Lo escucho. Sus autores son el cantautor francés Bénabar y el chileno Héctor Cabello Reyes, quien vive en París desde sus ocho años. El espectáculo lo dirige Carlos Olivieri y compartirá escenario con Gabriel “Puma” Goity, Julieta Vallina, Daniela Pal y Ricardo Cerone.
Subraya Suárez: “Íbamos a estrenar el 25 de marzo del 2020 también en el Metropolitan Sura, pero unos días antes se cerró todo. Nunca había vivido una situación así. El que me dijeran que no podía ir más al teatro y sentirme en peligro. Ahora estoy bien, tratando de sortear este obstáculo, que nos propone la naturaleza. Estrenar en estos tiempos difíciles es todo un desafío. Haremos funciones de miércoles a domingo con dos los sábados. Es una comedia agotadora para nosotros ya que en algunos momentos se oculta el Puma y en otros yo. Es un género muy complejo y difícil. Y hacerla en serio es mucho más complicado. Queremos que después de un momento tan cruel y encima con la amenaza permanente la gente pueda pasar un buen rato”.
Durante más de diez años trabajó continuamente en el Teatro San Martín, gracias a Kive Staiff. Recuerda: “Fue una gran escuela. Hice grandes autores, conocí a los mejores directores y directoras. Me siento muy afortunado por esa experiencia. También tuve la oportunidad de trabajar con actores españoles desde Pepe Sacristán, Imanol Arias, Carmen Maura, Charo López o Pastora Vega”.
—Interpretaste a Freud y ahora a este personaje…
—Este psiquiatra a diferencia de Freud es un poco mediocre. Decidimos que usara moñito. La ocurrencia creo que fue del empresario Pablo Kompel o la vestuarista Ana Markarian. En el teatro comercial hay una participación muy colectiva, la gente cree que sólo se da en los proyectos de autogestión, pero no, en la Avenida Corrientes todos pueden opinar, aunque la última palabra la tiene el director.
—Somos el país más psicoanalizado después de Francia: ¿cómo es tu experiencia?
—Creo que los porteños más que el resto de nuestras provincias. Mi teoría es que o no deberíamos tener más psicólogos, porque bien no nos están yendo, o deberíamos tener el doble, porque cada vez la gente está más loca. Empecé a psicoanalizarme a los diecinueve…fueron largas temporadas de diez años. El teatro me salvó la vida. El escenario me hizo tocar el cielo con las manos. Es como estar diez centímetros encima del piso. Vivo de un oficio mágico.
—¿Que te decidió estudiar en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático?
—A los siete empecé a estudiar guitarra, a los quince canto y a los dieciocho fui al Conservatorio. Empecé medicina pero vi que la química era tan importante como la biología. Quería ser un médico de familia, de esos que curan con sus palabras y manos, no tan tecnificado. En el secundario hice El emperador de la China de Marco Denevi, y ya era conocido por cantar en los actos. Ahí sentí algo inexplicable y un amigo me dijo estudiá teatro. Era y sigo siendo tímido, tengo taquicardia antes del entrar al escenario, pero al entrar me siento muy feliz. Para mí es pisar un lugar sagrado y maravilloso, donde ocurre la magia, la ficción. Entre vos y el precipicio está el abismo. Eso me decía Francisco Javier: “En el medio de la caída aparecen las alas pero si no te tirás no aparecen”. Hay pocos momentos en que uno se permite dejar de ser y transformarse en otro.
Volver a las tablas
Después de seis meses Jorge Suárez volvió a salir para poder trabajar. “Me llamaron para hacer Puzzle de Omar Lopardo, desde el Cervantes. Fue una de las obras ganadoras del concurso Nuestro teatro. Estoy con Osmar Núñez y nos dirigió Santiago Doria. Fue tan emocionante poder volver a estar sobre un escenario. Lo grabaron y aún no sé cuándo la emitirán. Se cumplieron con todos los protocolos y ensayamos dos meses por Zoom. Fue rarísimo”.
Anticipa Suárez: “Ahora después de tanto tiempo retorno a un teatro pero esperando al público. Será una gran alegría esperar que los espectadores vuelvan a la platea. Recuerdo en el 2009 cuando hacía Gorda eran tiempos de la Gripe A y algunos iban con barbijos, pero nada que ver con esto. La idea es recuperar nuestra cultura. Dos veces por mes se hará una trasmisión vía streaming para el resto del país”.
“No pude hacer nada ni para cine o televisión. Estuvo todo parado. Me siento un privilegiado por poder estrenar teatro. En Argentina se está haciendo muy poca ficción filmada. Vivimos en un mundo a veces desprolijo y desatento. La gente asocia al actor con el personaje famoso que gana mucho dinero con los sponsor y el intérprete es otro mundo, no siempre nos podemos ir de vacaciones.
Entre el 2019 y el 2020 no tuvimos ficciones en la televisión argentina. Compran latas de Turquía o Brasil. La gente las ve porque no hay otras propuestas”, finaliza.