ESPECTACULOS
Andrea Bonelli y Mercedes Moran

"El máximo objetivo del feminismo es hacer una política distinta"

Llega al Cervantes la adaptación de Teoría King Kong, el famoso ensayo de Virginie Despentes. Ambas actrices cuentan su experiencia en el proyecto. Las dos se definen comprometidas con los nuevos cambios y hablan de su posición respecto del Colectivo de Actrices.

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Entusiasmo. Las actrices encontraron en el texto de Virginie Despentes nuevas formas posibles de feminismo. | nestor grassi

Desde el 14 de este mes y por muy pocas semanas se podrá ver un proyecto gestado bajo la mirada de Alejandro Tantanian, cuando era director del Teatro Cervantes. Serán tres intérpretes las encargadas de darle voz al polémico ensayo literario Teoría King Kong de la autora y cineasta francesa Virginie Despentes, versión que Alejandro Maci armó hoy para el escenario.

Las tres actrices elegidas son Andrea Bonelli, Mercedes Morán y Soledad Silveyra y serán dirigidas por Mónica Viñao, Romina Paula y Claudio Tolcachir. El viernes el público podrá ver la parte titulada Porno brujas con Bonelli; los sábados Chica King Kong con Morán y los domingos con Silveyra en Durmiendo con el enemigo. Siempre a las 20:00 y hasta el 1º de marzo.

Tanto Bonelli como Morán aclaran que será una lectura, no una interpretación, y ambas evidencian mucho entusiasmo ante el pensamiento de Despentes. “Personalmente –subrayará Morán– siento que el machismo usó mucho la frase ‘no te hagas la víctima’. Y la gran revolución será llegar al poder y ejercerlo de otra manera. El máximo objetivo del feminismo es hacer una política distinta a la actual. Ahora, el problema no es que los líderes del mundo sean hombres, es que son muy machistas y se manifiestan en las guerras y en el abandono ecológico”.

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“Ya no se trata de esta competencia –agrega Bonelli–. Los hombres llevan una mochila insoportable, su rol es muy complicado. En el texto también se señala, así como la mujer puede ser esclava del hombre, éste lo es de la producción y de la guerra. Tiene que ser exitoso, solvente, poderoso, debe mantener y no puede conectarse con sus emociones”.

—En el texto de Virginie Despentes aparecen tres temas: violación, prostitución y pornografía: ¿cuál les tocó?

BONELLI: Mi monólogo se centra en la pornografía, pero es una excusa, ya que la autora habla de la sociedad, del machismo y del feminismo.

MORAN: Mi parte tiene un poco de todo. Son respuestas hacia algunos compartimientos machistas con respecto a distintos temas, donde también puede entrar la pornografía. En mi monólogo ella analiza –y de ahí el título de su libro Teoría de King Kong– la película, que vimos casi todas hace muchos años y consigue una lectura reveladora.

—¿Ustedes son militantes pañuelos verdes?

M: Tengo una actitud de mucho compromiso con respecto al feminismo, participo con él, todo lo que puedo. Me parece personalmente que es el movimiento más antisistema y revolucionario que hay hoy. Si bien es de larga data, en estos últimos dos años fue una movida extraordinaria, a pesar de las desprolijidades, a lo cual contesto que nada que es revolucionario es prolijo. Mantiene una estructura muy horizontal, transversal y eso para mí es fundamental. Me siento muy interpretada.

B: Sí ahora soy una feminista consciente, siempre lo fui, pero antes había como una estigmatización de la palabra. Se creía que una feminista era alguien extremo y en una situación antihombre. Aquí se habla de una liberación de todos. Despentes expone cómo el machismo es una trampa para los hombres y las mujeres. Se trata de un cambio de base. Me reconozco con actitudes machistas con las que todo el tiempo tengo que estar lidiando. Ahora, hay una conciencia muy clara en todos y eso me parece muy importante.

—¿Cómo educaron a sus hijas y a su hijo?

M: Siempre una es hija de su época, es difícil permanecer en una vanguardia 40 años. También me estoy reconstruyendo como Andrea. Todos naturalizamos comportamientos y pensamientos machistas, por suerte, ahora los miramos de otra manera. Cuando tuve a mis hijas mayores (Mercedes y María Scápola) yo tenía 19 y 20 años. Ahora me descubro que siempre fui feminista, solo que no lo sabía. Hace poco cuando estuve en el programa de Mirtha Legrand me dijo: “¿Ser feminista permite ser femenina?”. Es una pregunta muy representativa de mucha gente. Es una explicación que todavía tenemos que seguir dando. Mis tres hijas son de dos momentos distintos. Mi espíritu de independencia fue igual para todas, pero la menor (Manuela Martínez Morán) es una militante feminista y escribe sobre esto. Tiene 23 años y me corrige todo el tiempo. Maneja mucho mejor que yo la cuestión de los géneros. Tengo una enorme voluntad, pero soy hija de una sociedad patriarcal y tengo mucho que desaprender y ellas son mis mejores maestras.

B: A mi hijo Lucio (Romano, de 33 años) lo eduqué desde un lugar inconsciente, pero siento que es de una generación que viene de otra manera. No le veo ningún comportamiento machista. Tampoco hice foco sobre este tema, se dio naturalmente. Los jóvenes ya tienen otro entorno y llegan con otra mirada. Ahora el punto más complicado a trabajar es la aceptación. Todo está claro: el machismo no es una ventaja para nadie. Estamos en un momento de gran cambio social en cuanto a los géneros. Este texto también lo plantea. Aceptar todas las posibilidades es un nuevo paradigma.

—La autora francesa se refiere a la violación. Será difícil no asociarlo con el caso de Thelma Fardin. ¿Forman parte del colectivo de Actrices Argentinas?

M: Hoy no formo parte por falta de tiempo, pero apoyo totalmente. El libro es original e incorrecto políticamente. Para mí fue nuevo el concepto –en esta sociedad machista donde nos educamos– donde la violación formó parte de nuestras fantasías sexuales. Las mujeres sin saberlo, fuimos intérpretes del sometimiento porque eso calentaba y dando placer sin preguntarse por el propio. Cuando ella analiza su propia violación, lo más transgresor es que no se pone como víctima. Me ayudó a entender el comportamiento de muchas mujeres fuertes, exitosas y con poder que se resisten a definirse como feministas. Este texto me ayudó a entenderlas: tienen miedo de ponerse en el lugar de la víctima. Hay que asumirse como víctimas de un sistema, si conseguimos cosas fue a pesar de él. Esta actitud las convierte en poco solidarias. Y es una pena.  

—¿Qué les preocupa de la Argentina actual?

M: Personalmente estoy más esperanzada y tranquila que un tiempo atrás. Creo que Alberto Fernández es mucho menos machista que Macri. Estoy muy preocupada por el mundo en general, creo que en este momento nos trasciende. Hago un enorme trabajo diario por correrme del lugar del miedo y de una idea apocalíptica. Me tranquiliza saber que algo de la realidad de nuestro país cambió. Me gusta sentir que quienes se están haciendo cargo de la política y economía hoy tienen un sesgo humanista.

B: Siento que ahora puede haber una sensibilidad social, que no hubo en estos años. Fue muy extremo lo que pasó, será muy difícil salir adelante. Hay muchas urgencias, puedo hablar desde un lugar de cierto privilegio o tranquilidad, con lo que me cuesta todo, pero son muchos los que no pueden esperar. Se llegó a mucha miseria, maltrato, de-sinterés en salud y educación. Hay un contexto mundial que es desfavorable, con un atraso  ecológico y con el avance de la opresión y la violencia. Hay que estar atentos y juntos, salir de esto pensando en un objetivo común para todos los involucrados.

 

Lejos de la televisiOn, cerca del cine

En este año, parece que tanto Mercedes Morán como Andrea Bonelli estarán alejadas de la televisión, pero con mucha actividad en otros medios y así lo anticiparon.

“Estreno el 20 de febrero una película chilena, Araña, dirigida por Andrés Wood (creador de Machuca y Violeta se fue a los cielos) filmada el año pasado”, afirma Morán, justo antes del violento octubre en Santiago. “Muestra el huevo de la serpiente –continúa–, cómo esta derecha golpista sigue enquistada en la sociedad. Es un film necesario, porque encendió el debate. Soy la única argentina, hago de chilena, gracias a una fantástica coach nacional (Mariana García Guerreiro). Ella trabajó con distintas nacionalidades y su técnica es abordar el acento desde el carácter, apareciendo así muchos matices. Me parece muy importante que los latinos nos unamos para hacer cine y abrir un mercado. Siento que este director va un poco por ese camino. Son trabajos de composición. Estoy ahora grabando para la serie Netflix El reino (N.d.R.) sobre texto de Claudia Piñeiro y dirección de Marcelo Piñeyro, y lo haremos hasta junio. Después vendrá la película Manhattan, de Mariano Llinás”.

“También estrenaré una película Trópico, de Sabrina Farji, que habla de las pruebas de medicamentos en Misiones –anticipa Andrea Bonelli–. (N.d.R). Estará junto a Juana Viale, Fabián Mazzei, Mauricio Paniagua y Agustín Sullivan). “Me tocó hacer un personaje complicado y polémico, seré la representante de un laboratorio francés que se enfrenta a los pueblos originarios. Además, estamos escribiendo un nuevo guión con Julia Bastanzos, con quien hicimos un cortometraje –Decí que me querés– en el Festival de la Mujer y el Cine. Y este año volveré a cantar en tres proyectos distintos: con Fabián Luca, Facundo Ramírez y Sergio Rivas”, finaliza.