Con o sin Oscar, los invitados al teatro Kodak de Hollywood
salen directo a fiestas donde la ostentación es el lema para
agasajar a los mejores del cine, según la Academia, quienes reciben costosos regalos
"consuelo" por los que este año deberán pagar impuestos.
La estatuilla dorada de casi 4 kg o el haber sido parte de los cinco nominados en alguna de
las 24 categorías, es el ticket para pasar a las fiestas más prominentes que tienen lugar en
Hollywood después de la ceremonia de más de tres horas en el teatro Kodak:
la de "los gobernadores de la Academia", la de la revista
neoyorquina "Vanity Fair" y la del británico Elton John.
Allí sólo la máxima jerarquía de la industria del entretenimiento de Hollywood tiene asiento
reservado para disfrutar de cenas elaboradas por reconocidos chef, donde
hasta el más frustrado perdedor recibirá cestas de regalos
valoradas en miles de dólares.
Las cestas están cargadas de inscripciones a clases de yoga, tratamientos para alargar
pestañas, inyecciones de botox contra el sudor, un fin de semana en Las Vegas o una temporada de
dieta seguida con entrenador físico y nutricionista en Beverly Hills.
Oficialmente esta tradición se terminó luego que la Academia de Artes y Ciencias
Cinematográficas acordara en agosto con la Agencia de Recaudación de Impuestos (IRS) de Estados
Unidos, que
los homenajeados con estas cestas de hasta 100.000 por persona
tendrían que pagar impuestos.
Pero las empresas de mercadeo y promoción encontraron medios para seguir enviando a las
estrellas de cine pases a cirujanos plásticos, kit dental para perros, un crucero, vinagre
balsámico italiano o tres días en un spa: ahora se incluye en la bolsa un formulario donde se
especifica el valor del impuesto por cada artículo.
Corresponderá a los agasajados "decidir lo que declaren" al
IRS, explicó a la agencia de noticias
AFP
Lash Fary, fundador y presidente de
Distinctive Assets, una empresa especializada en "ayudar a
las empresas a colocar sus productos en manos de las estrellas para vender mejor".
Pero
Lorena Bendinskas, vocera de la empresa
Distinctive Assets, cree que es algo injusto que los
famosos paguen impuestos por regalos: "Cuando vemos todo lo que ellos tienen que aguantar a diario
con los paparazzi y esas cosas,
los regalos son una manera de agradecerles", comentó a la
AFP.
Y agrega: "Son personas que nos dibujan una sonrisa en nuestra cara, entonces ¿por qué no
darles algo para hacerlos reír?", lamentó Bendinskas, cuya empresa elabora una "canasta de
consuelo" para los perdedores del Oscar valorada en 71.000 dólares.
Con una improvisación de piano de Elton John junto a John Legend, con la voz de fondo de
James Blunt o bailando al ritmo del soul contagioso de Beyonce,
en estas fiestas ninguno es anónimo y todos pasan por alfombras
rojas donde se lucen actrices vestidas por los grandes diseñadores del mundo.
Durante todas estas horas la pregunta del millón para cada estrella es la misma: "¿Quién
diseñó tu vestido, de qué casa es el diamante?"
La noche del 25 de febrero nadie pierde o al menos nadie llega con
las manos vacías a casa.
Queda por ver cuál será la celebridad más comprometida con el mundo real que este año imite
al actor y director
George Clooney, quien tras ganar su Oscar en 2006 a Mejor
Actor de Reparto,
donó su bolsa de regalos para una subasta en beneficio de las
víctimas del huracán Katrina.
Fuente:
AFP