La hicimos mucho antes de la pandemia y, aun así, sin negar su naturaleza como película de acción divertida, canchera, poderosa, es difícil negar que habla de muchas cosas que están sucediendo hoy en el mundo. Por ejemplo, la pregunta ¿quién tiene el poder? ¿Y por qué? ¿Es eso justo? Me gustan las películas que pueden apreciarse en este momento”, dice Joseph Gordon-Levitt y habla, claro, de Proyecto Power, la nueva producción original de Netflix. Una de acción (el género que mejor le funciona al gigante, vean si no los récords de Misión de rescate y La vieja guardia), pero filmada en Nueva Orleans, una ciudad azotada por catástrofes naturales e institucionales, con la mayoría de la población negra. Y sí, el actor que alguna vez fuera Robin en la saga de Batman de Christopher Nolan y parte de El origen, y varias decenas más de clásicos de comienzos de la década, tiene razón: la película es cool. Pero ninguno de sus actores ignora el presente en que se estrena. No por un instante.
Entretenimiento y calles. Jamie Foxx, el ganador del Oscar por Ray y también hito de la acción reciente (Baby Driver, Colateral), lo establece de una forma muy clara: “Necesitamos escapismos. Pero también necesitamos balance. Si los relatos siguen el flujo de lo real, aunque sea justo, aunque sea necesario, entonces quizás pierden la fortaleza del relato que divierte, que entretiene. No queremos perder en la calle. Ni tampoco en las salas. El arte debe imitar al mundo, para que eso vuelva a las calles después de ser arte. Mi raza no se va a dar por vencida, y seremos poderosos allí donde tengamos que serlo, en las butacas o en las calles. Claro que algo puede entretener y ser inteligente. Pero necesitás diferentes relatos funcionando, circulando, así como precisás diferentes creadores. Y nombres nuevos como Dominique Fishback.”
Dominique Fishback, la tercera del trío protagonista, que interpreta a una joven con enormes instintos para el hip-hop que se ve mezclada en la búsqueda de un zar de una droga que genera –por cinco minutos– superpoderes en quien la consuma, es, como bien dice Foxx, un talento a tener en cuenta. De hecho, este mismo mes vio la luz el tráiler de Judas and The Black Messiah, sobre Fred Hampton y los Panteras Negras, que tiene todos los números para ser la gran candidata al Oscar de 2022. Allí se luce Fishback, y lo viene haciendo en series como Show Me a Hero y The Deuce. Y lo hacía desde Suberted, una obra unipersonal de teatro off-Broadway donde interpretaba a más de veinte personajes. Y cuenta, desde esa experiencia para definir fuerza a la hora de la identidad racial del film: “Hice Suberted sobre la destrucción de la identidad de los negros en Estados Unidos. Y lo hice porque muchas veces era la única negra, por ejemplo, en mi clase de sociología y tenía que escuchar a un blanco decir cosas que no podía decir nadie sobre mi raza. Menos alguien educado a nivel académico. Eso me enfurecía, y nadie ahí era como yo, nadie se veía como yo. Quizás podía usar ese enojo en el escenario, en más de 22 personajes, poner un rostro y una pasión a una persona que un profesor de sociología establece como una estadística. Creo que el poder es tener un rostro, poder generar.”
El poder. En esa respuesta, Fishback deja en claro algo que no solo está en la premisa de Proyecto Power, el film de Henry Joost y Ariel Schulman, directores de Nerve ¿Qué es el poder en este momento del mundo? Seguro, en la película se trata de instituciones como la policía, la mafia y la gente humilde. Pero Foxx tiene su propia teoría a la hora de hablar del presente: “La manera en que nos conectamos. Eso es poder. Yo, viniendo de donde vengo, Dominique viniendo de Nueva York, dos directores que nos dicen ‘tenemos esta película Proyecto Power’, y después contamos todos juntos una historia, en una plataforma que deja los directores hagan, una historia de un hombre, yo, cuya vida queda en manos de una chica, Dominique. Nuestro poder es entretener. Sentir que la gente se ríe con lo que hacemos, que la gente disfruta.”
Gordon-Levitt generó la plataforma HitRecord, una comunidad online para la “colaboración creativa”, sostiene: “Creo que podés decir que el poder hoy es la capacidad de influir, de lograr que las cosas se lleven a cabo. La habilidad de ayudar a la gente. O la habilidad de lastimarla. Si tan solo estuviéramos usando nuestra capacidad, nuestro poder, en ayudar a los otros. Pero… al menos hoy no parece ser eso algo que defina a la mayoría de la naturaleza humana. O al menos no todavía. Pero eso es el poder, el poder de ayudar o el poder de destruir.” Fishback establece otra idea, más cercana a lo que representa su personaje: “Autenticidad. Siento que muchas veces, sobre todo considerando todo lo que pasa, nos lleva lo que dicen los medios, o lo que ves en internet, y te convertís en alguien que reacciona, pero eso no es algo que sos. Aunque mucha gente cree que sí. Yo hoy me siento más poderosa, y siendo el poder tiene muchas formas de manifestarse”.
Lo súper. “Películas como Proyecto Power son la forma perfecta de entender que sí, que algunos sí estamos leyendo todo lo que pasa afuera, incluso aunque la película vaya a la acción cool. Al fin y al cabo también hay un objeto potente, una película acción sentida y grande, que tiene ganas de estar con vos un rato. Creo que el entretenimiento se trata de esos ciclos que te decía, pensar y entretener, en el mejor caso ambos, pero también de se trata de no inundar con una sola idea, con un solo tono que aturda” dice Foxx.
Gordon-Levitt y Foxx han estado en diferentes franquicias de superhéroes, y puede leerse, si quiere, a la película cerca del género más famoso: “Definitivamente hay todo un género, muy popular, y hoy puntualmente una compañía muy exitosa a la hora de los superhéroes. Pero no es nada nuevo: contar historias sobre personajes más grandes que la vida y con poderes es algo que va desde la mitología, sea griega, asiática, norteamericana. Los humanos siempre han contado historias de dioses, de héroes, de gente que puede –aunque sea por un rato– más de lo que podemos todos. Pero son versiones espectaculares de nosotros, nada más. Y nada menos. Hoy los relatos pueden ser usados para algo bueno y algo malo. Hoy muchos relatos están haciendo daño al mundo, los anticiencia, el odio, teorías conspirativas. El presidente de mi país sabe contar estos relatos a su audiencia, y creo que es una tragedia”.
UN VILLANO DISTINTO
El brasileño Rodrigo Santoro es aquí el villano, pero odia la expresión. Es lógico, su personaje en Westworld era algo así, y no es el único que ha interpretado en su vida. Pero Santoro sabe cómo defender su rol Proyecto Power: “Yo he hecho villanos antes. Y nunca veo al personaje como bueno o malo. Podés hacerlo una caricatura. Siempre hay que partir desde la duda, aunque no la vivas vos, pero que sí ayude a que no sea plano. Cuando leí el guión, este ‘villano’ es todo confiado, y por eso se me ocurrió ver qué pasaba si en realidad era casi un cobarde. Un dealer, un visionario, confiado en su visión, un megalomaníaco, es decir, otra metáfora. Hay muchos detalles pequeños. Los villanos son interesantes porque hacen cosas malas, eligen caminos equivocados, y desde ahí nace el conflicto, y lo difícil, entonces es humanizar al villano. Intentar hacer del villano, aunque lo odies, comprenderlo un poco, me parece más interesante.” El hombre que alguna vez trabajó con Pablo Trapero, y celebra todavía aquel paso por Buenos Aires, reflexiona sobre el poder: “Es algo muy complejo, pero si yo pudiera hacer un resumen, compactar la idea, creo que es el dinero: cómo viven las personas e intentan ganar, para construir cosas, para tener cosas. Creo es una metáfora muy interesante para el momento que vivimos. Yo siento hoy como si estuviera igual que un niño al que mandás a un rincón castigado, pensando en el rincón. La vida nos ha puesto a pensar en las cosas, en cómo somos, con los otros, como hijos, como padres, como muchas cosas. El poder mueve al planeta, y creo que los valores deberían ser lo que nos mueve ahora. Ver para qué vivimos.”