ESPECTACULOS
‘Lovecraft Country’

El racismo y los demonios del ADN de Estados Unidos

La showrunner Misha Green, con producción de J.J. Abrams y Jordan Peele, los directores de Hollywood más importantes del momento, adaptan el libro a una serie furiosa, urgente y distinta, que habla como ninguna hoy día.

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Época. El show cruza desde su nombre la obra de H.P. Lovecraft, autor vital de la ciencia ficción y racista, y la Estados Unidos institucionalmente segregacionista, incluso en sus leyes de circulación. | gza. hbo

Jordan Peele ha reconfigurado el horror en Estados Unidos. Desde su ¡Huye!, que lo hizo ganador de un Oscar, y su reciente Us, además de su voz autoral en el reciclaje de The Twilight Zone, la serie de horror y sci-fi con conciencia socialy linaje cool por excelencia. Desde su mirada, de su identidad como negro, ha logrado alterar los engranajes que reproducían sistemas clásicos de racismo, o de lectura de clases en la ficción. Esa es su marca, pero nace también del amor por esos relatos y su capacidad, sea efervescente o volcánica, de ser puro relato y troyanamente mostrar el mundo. Bah, dejarlo desnudo y corriendo por el bosque. Lovecraft Country podría haber sido su proyecto, y lo es, pero como productor ejecutivo (junto a J.J. Abrams, el santo patrono de todos los instintos que Spielberg supo hacer milagro y ADN del cine grande). Es el proyecto de Misha Green, basado en el libro de Matt Ruff, y es un objeto candente a la luz de las revoluciones sociales que se buscan en las calles de Estados Unidos desde que un policía decidió asfixiar a George Floyd y el mundo, otra vez, cambió. 

La nueva ficción de HBO es la serie que demuestra que más allá de ese episodio, de la furia de Spike Lee y su película, de la reciente Watchmen, de I Will Destroy You, había algo que se estaba germinando en el nuevo mundo de las series: una vertiente que deja en claro que aquello que salió a las calles, ya hace rato circulaba por las venas de Hollywood. Y que va más allá de Pantera negra para adquirir una ferocidad y pluralidad cruciales en la construcción de un nuevo ideal lúdico.  

Aquí la base es simple y no: un sobrino ex veterano y fanático de los libros baratos de relatos, Atticus Turner, una amiga, Laetitia Dandridge, y su tío editor de libros, George Black salen al mundo. Desde el sur de Chicago y en plenos años 50, salen hacia Lovecraft Country, en busca de un padre. En su recorrido terminan mezclando los monstruos de la leyenda del terror gótico y sci-fi de H.P. Lovecraft y su racismo. Un racismo que es tan solo la expresión de un racismo sistemático cuya versión edulcorada se vio en Green Book, la película ganadora del Oscar, y que deja en claro la era de la Estados Unidos de Jim Crow. Un momento dueño de una serie de legislaciones racistas que avalaban por ejemplo la violencia después de determinado horario contra las personas de color que violaran el toque de queda. El actor de The Wire y Empire, Michael Kenneth Williams, en exclusiva para PERFIL, habla sobre la serie y esa inteligencia de mezclar los monstruos de ficción  con aquella monstruosidad de un sistema racista: “Al mostrar eso, una audiencia más joven puede ver, y también el público global, un mundo horripilante dentro del género. Esto somos. De ahí veníamos. De ahí venimos. La masacre de Tulsa, la violencia racial, George Floyd: las próximas generaciones deben tener todo a mano, sea en un formato realista o una ficción. Y una ficción distinta, como esta, que es casi única, ya dice muchísimo por el solo hecho de existir. ¿Escapar de un almuerzo por descubrir que el restaurante era un hogar de esclavos de tu propia raza? Eso es el horror”.

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El espanto. El actor Courtney B. Vance, que interpreta el tío publicador, lo deja en claro: “En el momento en que vivimos, y en el momento histórico que se muestra en el relato, el horror esta en todos lados”. Es claro, y la serie también: se oscila entre ciaturas antediluvianas que atacan en la noche y la monstruosidad de las instituciones (representada desde una persecución policíaca que cuenta los minutos para linchar a los negros que conducen delante de ellos hasta la violencia del transporte público  y su sector para gente de color). Ese juego, ese horror permanente lo describe Vance: “Para mí es díficil lidiar con los monstruos, con aquellos que son digitales, que son técnicos. Pero la gente que es monstruosa es más difícil. Como hombre negro entiendo que los monstruos no siempre muestran sus dientes o sus garras: que son sutiles, que son peligrosos. Recién ahora se empieza a entender que los monstruos están en todos lados, y que han estado desde siempre, a veces más escondidos, a veces más dando vueltas. Y, lo que es crucial de entender: que no se van a ningún lado. Ni por un minuto. No podemos soñar con que se vayan. Los monstruos, los que son ficción, desaparecen, incluso para que respire el relato. Los otros, los nuestros, no descansan nunca”. 

La actriz Jurnee Smollet, que interpreta a Laetitia, se suma desde otra perspectiva: la familiar. La de su abuela, que limpiaba hogares de blancos en aquella era, y que le enseñó esta lección: “tu mera existencia es un acto radical, la memoria que corre en la sangre, la conexión a la dominación y esclavización de nuestra gente, son algo y te sentís obligado a simplemente ser. Ser ya de por sí es un acto radical. Que esta serie sea, ya es un acto radical”. Y al describir a su personaje, suma otra veta de este entramado de ideas políticas resueltas con nervios de ciencia ficción:  “Es una mujer que es una especie de tornado. Hace una opción muy consciente de correr hacia el peligro, no hacia al otro lado. Y lo hace por ser mujer y negra, mujer y negra en ese momento (o cualquier otro, claro). Hace lo que hace porque no quiere ser borrada, que es algo que una mujer de esa época podía sentir todavía más de lo que lo sentimos hoy. ¿Qué pasa cuando descubrís que tu país no tiene en sus planes, en su estructura, un rincón para tu color o tu género? ¿Cómo lidiás con esa decisión tan lejana de tu capacidad de alterarla?”. 

El hombre de los libros. Jonathan Mayors es Atticus, el protagonista. Sabe que ese nombre, en una serie donde la historia de la literatura norteamericana tiene un papel tan grande, no puede ignorar su propio peso simbólico. Mayors: “Atticus Finch es el abogado de Para matar a un ruiseñor y es imposible ignorar eso en una serie con un título literario.  Atticus va contra el sistema. Y Matt, el autor de la novela, creo que sabía lo que hacía. Sabía de ese peso. De ese personaje de color que iba contra el sistema. Monstruos y la monstruosidad del sistema están en el ADN de Estados Unidos”. Y agrega: “Exponemos un nervio. El horror de ser un grupo marginalizado en este país es muy real. En cualquier país. Pero del país que crea relatos, eso sí impresiona. Y en ese caso, creas o no, te decimos que así es. Al principio tus monstruos son el cuco, y después tu exnovia, tus problemas financieros, y al mismo tiempos, para algunos, el sistema. Por eso fue un punto crucial de nuestra dinámica como show”.  
 

LAS ÚLTIMAS PALABRAS 

Courtney B. Vance, el tío del show, sabe que los sucesos recientes generan una nueva luz sobre el show. Pero tampoco es una luz tan distinta a la que se buscaba crear. Vance: “Las últimas palabras de George Floyd fueron ‘mami’, y ahora esa palabra tiene otro sentido, incluso cuando un monstruo te ataca y la decís por impulso. Sobre todo si ataca ese monstruo a un negro. Y me alegra que nunca se vaya a escuchar igual. Eso implica que se despertó el mundo y entiende lo que es ser negro en Estados Unidos”. Y agrega una noción a la hora de procesar la empatía en pandemia: “La gente está en casa, y no pudo ignorar esto, no pudo ignorar el grito de ‘ya es demasiado’ y está hastiada, quiere salir, todos quieren que las cosas cambien. Bienvenido al mundo de la opresión, de apenas entender lo que es querer que el mundo no te diga cómo vivir y dónde estar. ¿Querés hablar de monstruos? Ahora que el encierro ha hecho universal la noción de ‘hartazgo’, quizás se pueda entender otra parte: el cansancio. Cuando un ‘héroe’, que fue parte del ejército a favor de los esclavos, tiene un monumento, y vos pasabas a su lado: ¿cómo creen que alguien negro se sentía? Eso es monstruoso. A cualquiera lo puede devorar una criatura, no a cualquiera lo devora un sistema. Por eso, ya está, ya estamos hartos y es muy bueno que el show se estrene en este momento. Ya es suficiente: que el sistema de salud no funcione para la gente de color, o que hubiera secciones del autobús para gente de color, es algo que ya fue suficiente hace mucho“.