ESPECTACULOS
Kevin O’Leary

El reality que celebra e impulsa el sueño americano

El panelista de Shark Tank considera que el formato de la serie ayuda a jóvenes emprendedores. Dice que hoy es billonario y su fondo inicial era de 10 mil dólares.

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Negocios. Nacido en Japón, el ya clásico programa posee una década de vida y presenta a emprendedores mostrando sus proyectos a los empresarios “tiburones”. | canal sony

Los negocios rigen el mundo, rigen los gobiernos, rigen, incluso sin ser conscientes de ello, la vida de todos los habitantes del planeta. ¿Cómo no hacer un programa de televisión sobre ello? Tener una idea, amasar dinero, competir y dejar a los oponentes en el camino… ¿cómo se hace?, ¿hay claves para ello?

El reality show Shark Tank (traducido al español como Navegando con tiburones) tematiza esto. Un panel de empresarios exitosos, “tiburones”, escucha a nóveles aspirantes o a pequeñas empresas que desean concretar un emprendimiento, para lo cual buscan convencer a los capitalistas. La alegoría se completa con el “tanque” como el espacio donde circulan y compiten los inversionistas; las “mordidas” como las decisiones caviladas, pero tomadas con velocidad; las “presas”, los participantes y/o sus propuestas.

El formato de este programa nació en 2001, en Japón, bajo el título de La guarida del dragón. En Estados Unidos, tomó el nombre actual. Mientras tanto, Canal Sony ya está proyectando, los viernes a la medianoche, la segunda serie de la edición colombiana. Entre sus actuales panelistas, se encuentra Leonardo Wehe, nacido argentino pero radicado en Colombia donde triunfa con una empresa de productos para el cuidado de la piel.

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El perfil que busca Shark Tank se mide, entre otros factores, por la cantidad de dólares que los empresarios-tiburones han ganado en sus trayectorias. Uno de los más contundentes ejemplos es el de Kevin O’Leary, canadiense radicado en Estados Unidos, que se ufana de haber convertido su fondo inicial de 10 mil dólares en 4 billones de dólares. Aquí justifica por qué el programa de televisión, en el que él es un asiduo panelista, le parece destacable.

—¿“Shark Tank” trata de venderle al público el sueño de hacerse rico?

—Durante diez años hemos traído muchos sueños a la gente. Millones de personas lo ven, así que si tienes un producto que se adapta al mercado y consigues un tiburón para invertir en él, pueden suceder cosas interesantes. Y eso ha ocurrido: hay muchas empresas donde hemos creado millonarios, a partir de gente que vino sin nada. Y ahora, en esta décima temporada, se concretan acuerdos millonarios, lo que nunca había sucedido en años anteriores. Muchas ofertas superan el millón de dólares.

—¿Por qué la serie sigue siendo exitosa?

—Cuando estás viendo Shark Tank, estás viendo la búsqueda de la libertad. La gente lo entiende. Incluso si eres una niña de 9 años, entiendes que tus padres trabajan todos los días y se esfuerzan, y si pudieras tener éxito como emprendedor, eso te daría libertad personal. No se trata de la codicia del dinero. Si tienes éxito, eres libre de hacer lo que quieras. Eso está integrado en el sueño americano que la gente siempre ha tenido desde hace 200 años.

 

El sueño del millón en América Latina. El empresario Kevin O’Leary explica cómo se relaciona Shark Tank con el sueño americano, según él, aplicable a todo el mundo.

—¿Cómo se inserta “Shark Tank” dentro de la realidad de países latinoamericanos?

—El sueño de ser un emprendedor es el mismo en todos los países del mundo, ya sea en Canadá, Nueva Zelanda, Sudamérica, China: hay un empresario que, en su adolescencia o en sus veinte años, quiere comenzar un negocio. Por eso el formato del programa es tan popular en todo el mundo. En Canadá estuvo por 14 años; en Inglaterra va a cumplir 16 años.

—¿El programa parece decir que cualquiera puede tener éxito?

—Venir de una familia adinerada no te ayuda como emprendedor; al mercado no le importa. El mercado decide sobre las ideas de las personas y su capacidad para ejecutarlas. De eso se trata el gran sueño americano y Shark Tank lo celebra. Puedes ser muy pobre, venir de un lugar muy malo y aun así, tener un gran éxito en Estados Unidos. Los chicos de entre 9 y 18 años ven Shark Tank, porque quieren perseguir un sueño. Las personas que se muestran en el programa se convirtieron en millonarios y multimillonarios: lo consiguieron ellos, no se les dio dinero, dirigían negocios; lo hicieron ellos mismos.

—¿Por qué los tiburones no piden un currículum a los emprendedores?

—Porque no nos importa. Queremos saber cuál es la idea, si es buena o mala. No me importa quién era tu mejor amigo en la escuela secundaria o en dónde vives... Quiero saber si puedes ejecutar una buena idea.