La Semana de la Moda. 2015. La pasarela de Valentino. Empieza a sonar Don’t You Want Me de The Human League. Y ese mundo, que hace 15 años Ben Stiller sacudió con una película troyana, una comedia feroz de cientos de bordes y dobles filos llamada Zoolander, se puso de pie. ¿La razón? En el núcleo duro de la alta costura, aparecían los dos modelos masculinos más famosos de la historia: Derek Zoolander y Hansel.
Así se anunciaba oficialmente el retorno de Zoolander, el modelo de mirada a la Buster Keaton y cerebro, cuanto menos, ridículamente dejado de lado. Y, claro, extremadamente descontroladamente buen mozo. Zoolander, obra superior y de alta costura de la comedia moderna, que detrás de un absurdo que le hacía rayos X a la cultura moderna (aquella modernidad, tan distinta a la de hoy), dejaba en claro el talento de Stiller detrás de cámara.
Zoolander devino un film de culto, cuyas líneas son citadas incluso en países que no hablan inglés, pero Stiller asegura que esta secuela, donde vuelve como director, guionista y, obvio, protagonista, Zoolander 2, que se estrena el jueves 11 de febrero: “La venimos pensando desde hace años. Probablemente nos hubiera encantado hacer una secuela el año posterior al estreno, pero nadie vino a ver la primera a las salas, así que nadie la quería”.
Lo cierto es que el estreno del primer film no tuvo una buena fecha: septiembre de 2001, después de los atentados. Pero Zoolander ya era parte del mundo hace rato.
Stiller: “Zoolander nace como un personaje para los VH1 Fashion Awards de 1996. Me preguntaron si quería ser un modelo, lo cual me pareció ridículo. Precisamente por ello querían que lo hiciera yo”.
¿Por qué Zoolander se convirtió en uno de esos clásicos de cable, que la gente termina adorando en su segunda vida, fuera de las pantallas? El coguionista Justin Theroux (que interpreta al famoso DJ con rastas que pone el tema Relax) afirma: “No tengo idea, pero la película comenzó a circular como si fuera una especie de producción independiente. Casi como si encontraras un vinilo que querías de toda la vida. La gente comenzó a sentir que era algo que descubrían y que eran dueños de ella”.
Owen Wilson, famoso por su papel como el ardiente Hansel, agrega: “Durante estos años, siempre me ha sorprendido el culto que la película ha generado. A cualquier lado al que voy, sea en Europa, o México o Sudamérica, la forma en que la gente se me acerca y me piden que haga la mirada Blue Steel, algo que ni siquiera hacía mi personaje en el primer film”.
Wilson sabe que en la ya establecida renovación de la comedia (que ya ha cumplido también su ciclo vital oxidándose y volviendo a renovar) prima un humor en extremo americano. Wilson: “Las comedias actuales no siempre logran traducirse culturalmente a varios países, pero por alguna razón los personajes de Derek y Hansel son apreciados en todos lados. Creo que tiene que ver con el alto nivel de ridículo”.
Stiller sabe que la presión es mucha para un clásico moderno: “Queríamos hacer una película que pudiera sostener el entusiasmo de la original y que no defraudara a nadie. Muchos aman a Zoolander. Es algo muy lindo sentir el gran amor que hay por este personaje, así que no queremos defraudar a nadie”. Stiller agrega: “En el primer film, nos ajustamos al mundo real, a nuestra realidad, respecto de los ambientes donde se movería un modelo. En este film buscamos respetar eso. Eso fue algo que ayudó mucho.
LOS NUEVOS PERSONAJES
Stiller sabe que el mundo pop ama a Hansel y Derek, pero que no hay D & H sin Mugatu, el histriónico villano y gurú de la moda que inventó la corbata-piano interpretado por Will Ferrell. Stiller: “Will debe ser el ser humano más gracioso del planeta. Lo fascinante es que considerando lo extravagante de su comedia, él es una persona bastante tranquila, amable, muy distinta. Tanto que parece que interpreta un personaje cuando es él mismo”. Pero más allá de la Santa Trifecta de Zoolander, se suman Kristen Wiig como Alexanya Atoz, una instalación de arte que camina y completamente operada. Wiig sostiene: “Fue muy divertido mirar el proceso de creación de Alexanya. Eran cuatro horas de maquillaje”. Ferrell ha dicho que “Wiig sabe hacer elecciones bizarras, y perderse en su capacidad de comedia con los gestos. Es maravillosa”.
Se suma también Penélope Cruz, que era devota del film y de repente recibió el llamado de Stiller para la secuela. Cruz: “Me llamó Ben, para ser Valentina, una especie de agente secreta del mundo de la moda. Apenas me dijo si quería ser parte del film le dije que sí: no podía creer que iba a ser parte de la película que tanto quería”.