ESPECTACULOS
Damon Lindelof

El Santo Grial del cómic convertido en la serie del año

Nombre clave de la nueva edad dorada de las series, el creador de Lost y The Leftovers, adapta el famoso cómic Watchmen para HBO y genera el show sensación.

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DesafIo. El showrunner aceptó el reto de adaptar la obra escrita por Alan Moore a la actualidad. | gza. hbo

Watchmen en 1986 revolucionó el mundo de la historieta de superhéroes. Algo que podría ser una mera gota en el mar de objetos pop mundiales, gracias a Hollywood y su nuevo uso del género para lograr récords comerciales (sea los Avengers de Marvel o sea la adulta Joker) se ha vuelto una referencia inedulible. Una que hoy, con Damon Lindelof como showrunner, revoluciona la pantalla de HBO convirtiéndose en mucho más que la heredera de Game of Thrones: es la serie más política del momento a pesar de estar ambientada en un mundo de superhéroes donde Robert Redford es presidente y la policía usa máscaras.  

—“Watchmen” fue una historieta que presentaba una narración distinta, que redefinió el género de superhéroes y le dio nueva vida. ¿Es este show una experiencia que también juega con la forma de ser contado?

—Siempre pienso las cosas en términos de historias y creo que con buenas historias, lo que recuerdas no es una trama, sino cuál fue tu reacción emocional ante la trama. Cuando hacemos nuestro mejor trabajo, creamos una relación simbiótica entre la audiencia y los personajes, entonces los espectadores experimentan las cosas de los personajes. Los personajes no saben que están en un programa de televisión inventado; esas cosas son muy, muy reales para ellos. Cuando las personas comienzan a percibir al programa de televisión como real, que sucede en la realidad –si un personaje está triste, comienzan a sentirse tristes–, es cuando disparas con toda la artillería. Entonces, sí quiero que sea experimental, pero no estoy dispuesto a hacer algún tipo de poema de tono artístico.

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—La masacre de Tulsa, donde la población civil blanca en los años 20 asesinó a más de trescientas personas, juega un papel crucial que ha teñido al show de una fuerza política en este preciso momento del mundo. ¿Por qué?

—Mientras más aprendía de la masacre de Tulsa, más me avergonzaba de que no solo no supiera nada sobre lo que sucedió durante la misma, sino que nunca antes había oído hablar de eso. Entonces, me preguntaba por qué no se había contado esta historia, y ¿si con todo mi poder e influencia como narrador, puedo contar esta historia siendo un hombre blanco? ¿Es apropiado para mí contar esta historia? Y en medio de esas preguntas, me preguntan: “Oye, ¿quieres hacer Watchmen?” De repente pensé: “Oye, tal vez esa es una manera de contar esta historia. Tal vez esa sea una manera de hacerlo de una manera que se encuentre dentro de una obra de entretenimiento nacida de la cultura pop”, pero una obra muy específica de entretenimiento de la cultura pop que hace preguntas difíciles sobre una idea provocativa, política y cultural, en términos de lo que es ser estadounidense ¿Y puede Watchmen básicamente mantener una conversación sobre raza? ¿Y hasta dónde queremos llegar?

—Sé que miraste el material original y viste paralelismos entre las preocupaciones de la década de 1908 y la Guerra Fría, y la principal preocupación en Estados Unidos ahora son las cuestiones de raza y tensión racial. ¿De qué año estamos hablando? ¿Fue antes de Charlottesville?

—No habíamos escrito el piloto antes de Charlottesville, pero creo que la idea de Watchmen lidiando con la raza lo precedió. Y simplemente sentía, y sigo sintiéndome así ahora, cada vez que veo las noticias, la historia trata sobre la raza de alguna forma. Ya sea directa o indirectamente. Y sé que incluso en medio de una investigación de destitución masiva, la historia del policía blanco que le disparó al hombre negro en su propio departamento es una historia principal, y la dinámica racial está crujiendo por todos lados, como debería.

—¿Crees que las tensiones racionales que se viven ahora –no solo las tensiones, sino la expresión de esas tensiones– es algo que siempre estuvo presente y que acaba de ser legitimado en Estados Unidos, o crees que hay una nueva tensión racial en este país ahora, en los últimos cuatro o cinco años?

—Siento que estoy increíblemente no calificado para contestar esa pregunta como hombre blanco, porque la parábola para mí no ha cambiado en el transcurso de los últimos 400 años, pero mi conciencia al respecto ha aumentado. Creo que no es una suposición irracional suponer que varias personas mirarán Watchmen y no confiarán en la serie ni en mí y básicamente dirán: “¿Quién cree que es para contar esta historia? ¿Está tratando de avergonzarme? ¿Por qué está usando Watchmen para contar una historia como ésta? Eso no está permitido”. Y quiero llamarlo por lo que es, que es miedo y confusión, y es la cultura en la que estamos.

 

Adiós, Nueva York

—La serie comenzó con una recreación de la masacre de Tulsa, que no es un evento del que se suela saber o mostrar mucho.

—Soy estadounidense y lo descubrí hace cuatro años.

—¿Por qué ubicar la serie en Tulsa cuando el cómic original tenía lugar en Nueva York?

—Creo que había varias ideas diferentes girando en mi cabeza. La primera fue ¿cómo es que todas las historias de superhéroes y estas historias de género se ambientan en en una metrópoli, sea Nueva York o Ciudad Gótica, qué pasa si hay un crimen en Wisconsin?

—¿Quizás no hay crímenes en Wiscosin?

—No, hay crímenes en Wisconsin. Hay cosas peligrosas pasando fuera de Nueva York y en todo el país. Entonces, ése fue mi primer instinto. ¿Quiénes son los superhéroes fuera de Nueva York? Además, leí un ensayo de Ta-Nehisi Coates para The Atlantic, “The Case For Reparations” (“El caso por las reparaciones”). Ese ensayo cambió completamente mi pensamiento y me educó sobre la historia de los Estados Unidos de una manera que nunca antes había visto. Cosas que pensé que sabía, pero que realmente no sabía ni entendía en su contexto completo. En ese ensayo, mencionó a Black Wall Street y la masacre de Tulsa de 1921. En ese momento, no tenía idea de qué era eso. Y creo que a pesar de que fue en el año 1921, hace casi un siglo, la idea de una sociedad afroamericana pujante aquí en los Estados Unidos, en Oklahoma, donde poseían sus propios negocios y prosperaban, y era altamente educada, había veteranos de la Primera Guerra Mundial, esa utopía existió en 1921 en la era de Jim Crow en los Estados Unidos. Literalmente, una generación eliminada de la emancipación. Todo fue completamente diezmado en 24 horas. 

*Entrevista genérica gentileza de HBO.