Desde el comienzo del show, desde la primera temporada, Dan Goor, uno de nuestros showrunners, nos dijo que esto es como querían que fuera la policía en un mundo ideal”, dice Joe Lo Truglio, quien interpreta al gourmet y complicado a la hora de los límites buenazo de Charles en, precisamente, Brooklyn Nine Nine. Lo Truglio, como los showrunners Dan Goor y Michael Schur, y el productor y protagonista Andy Samberg, es parte de una idea de la comedia que ha definido sus mejores momentos. Films como Supercool, series como Parks and Recreation o shows como Saturday Night Live son el punto de cruce y ebullición de una sitcom como Brooklyn Nine Nine, y por eso esa idea de “polícia ideal”, sobre todo en este momento de Estados Unidos (el mundo o, ejem, la provincia de Buenos Aires), debe leerse a través de ese filtro, de ese pasado y legado cómico que quiere el mundo sea mejor. De hecho, lo aclara el mismo Lo Truglio en el año que la serie debió literalmente tirar a la basura los guiones de la temporada ocho por los sucesos en torno a la policía y la violencia racial (por suerte, aquí Warner Channel estrena el lunes 14 la temporada siete): “Esa decisión, la de una ‘polícia ideal’, fue algo inteligente: no somos una comedia realista, tenemos esperanza y, sobre todo ahora, seguimos teniéndola. La comedia de estos personajes no viene de su ineptitud, sino de personalidades, eso es lo que altera la ecuación. Y creo que esa es una de las razones por las que el show funciona. Jamás diríamos que así es la polícia, solo que así quisiéramos que fuera”. Melissa Fumero, la actriz que encarna al personaje de Amy y directora de episodios del show, sostiene: “Nuestro programa es sobre los vínculos entre los personajes. No tanto sobre lo que hacen como policías. También podrían estar en otro trabajo, y tener la misma dinámica entre ellos”.
Pero lo cierto es que Brooklyn Nine Nine, que también posee nombres como André Bauer (nominado al Emmy por su rol) y Terry Crews (que hoy también conduce America’s Got Talent) entre muchos otros actores, comenzó hace ocho años, siendo un poco intencional pero sentido ejemplo de diversidad. De diversidad usada como comedia y no como parche corporativo o estatal por males que llevan décadas sucediendo. Fumero cuenta cómo los showrunners establecieron ese show de varias etnias y sexualidades: “Nos dijeron: ‘Queremos que se sienta cómo es realmente Brooklyn. Y eso no es algo que se hubiera visto antes, así de natural y así de contundente. Hoy se piensa en algo así, pero ellos generaron un show que se veía como la diversidad de Nueva York’”.
—Uno de los aspectos cruciales del show, y fundacionales (considerando que ya tiene ocho años) es la diversidad. Su diversidad se siente natural, no forzada, no reactiva a, por ejemplo, un momento como este, ¿qué sienten a la hora de ese aspecto del show?
FUMERO: Es algo que nos llena de orgullo. Ahora estamos acostumbrados, pero es algo enorme. Todavía recuerdo, aunque pasó tanto tiempo, cuán importante era para Stephanie Beatriz y para mí darnos cuenta de que el show tendría dos latinas, dos personajes latinos interpretados por dos actrices latinas en un show de cable de Estados Unidos. Es decir, donde históricamente había “uno de…”. Es más, teníamos siempre miedo al comienzo de que nos despidieran, que despidieran a una de nosotras. Y desde ese entonces, hoy se siente como algo normal, que incluso se ve en más shows. Fuimos uno de los primeros en tener esa diversidad. Hoy el panorama es otro, aunque todavía haya muchísimo que hacer. Ha habido mejoras en la industria, pero me gusta que ese sea el legado del show, y una de las tantas razones por las que estoy orgullosa del show.
LO TRUGLIO: Mucha gente ama el show. Los fans hasta nos salvaron de la cancelación, y nos dieron una segunda vida. Y creo que esa diversidad es definitiva en eso. Es un show familiar, que se siente especial para muchas edades y razas, y géneros. Tenemos suerte.
—¿Cómo creen que el show ha logrado vivir tanto tiempo, sobrevivir a una cancelación, en esta era donde surgen series todo el tiempo?
LT: Creo que tiene que ver con la inclusividad. Con sentir que es un show familiar, sin que eso implique ausencia de, digamos, alegría, de química. Es importante no olvidar que la gente que está a cargo del show sabe crear una atmósfera de trabajo genial, y cuando eso sucede, y lo sé por experiencia, uno suele verlo en la pantalla.
F: Mi personaje, por ejemplo, es una mujer con sueños y lugares donde quiere llegar. Su arco tiene que ver con ser la mujer que puede, precisamente, llegar adonde quieren ir sus propias expectativas. En otro mundo, en otra TV, eso tendría otra forma, y aquí nunca se pierde la comedia, pero tampoco el nervio de creer en esa lucha, en ese personaje. Es decir, la medida justa de la comedia, del absurdo. En ese sentido, creo que es un show que ha logrado construir una constancia en esas ideas como pocos en la TV.
LT: La inclusión y la idea de familia son importantes, mucho. Y muchos shows lo manejan. Pero creo que se ha logrado que eso definiera al show: la aceptación entre ellos, sus vínculos, la evolución de sus vínculos (mi personaje ahora es amigo de Rosa y antes estaba enloquecido sentimentalmente con ella, y ella no).
F: Si ves el show desde la primera temporada, ves una evolución. Y eso es algo que nos diferencia de otros shows, donde los personajes y sus caricaturas son intencionalmente estáticas, y están quietas, porque esa quietud es lo que genera comedia.
—Han dirigido episodios del show ambos. ¿Qué dice eso sobre la pluralidad detrás de escena?
F: Tengo que agradecerle a Joe por ello. Él lo hizo, él dirigió un par de episodios, y fue él quien me incentivó a que diera un paso adelante y avanzara con esa idea. Y eso fue muy importante para mí y, sin pecar de orgullo, para el set: tan solo dejó en evidencia esta idea saludable de compartir y hacer plural todo aspecto del programa.
LT: La he pasado genial dirigiendo. Lamentablemente, estamos en un momento donde muchos directores quieren colaborar con el show y tan solo tenemos diez episodios esta temporada que viene. Es decir, no hay tanto espacio para que vuelva a dirigir yo. Pero eso lo digo también pensando en quienes podrían dirigir, más gente de color, más mujeres, más etnias: es importante para el show, su carácter inclusivo y su manera de mostrar otras voces, otra forma de comedia. Todos merecen las oportunidades que tuvimos nosotros. Yo quiero seguir dirigiendo, y en proyectos más grandes todavía. Hacerlo en este show, alrededor de gente que quiere explorar ideas, de la comedia y del mundo, es muy saludable.
El secreto del precinto
¿Qué saben ellos, Melissa Fumero y Joe Lo Truglio, sobre sus personajes que nadie, pero nadie más en el set (ni Andy Samberg, ni los showrunners) sepan? Ambos se ríen frente a la pregunta. Fumero: “Nunca se dijo en el show pero estoy segura de que Amy es una Virgo. Aunque no sabemos su cumpleaños, por su personalidad es eso”. Joe Lo Truglio: “Mi Charles podría ser un Piscis, por su personalidad…”. Fumero: “Sin dudas: es un Piscis…”. Esa alegría, esa amistad con que se pisan al hablar sin generar ni una onza de enojo, la explica Fumero y la traduce en el éxito del show: “Tenemos mucha suerte. La atmósfera del set es enorme. Y nuestros showrunners son muy claros en eso: nada de joder a nadie. Hay una política de cero tolerancia con divismo o ser malo en el set. Por ende, sí, eso que se ve en pantalla existe en el set. Desde el día uno, Andy Samberg y los showrunners, y todos, establecen que se trabaja de una forma saludable y feliz. Es un sitio muy feliz, un hermoso lugar donde trabajar”. En el show ha habido casamientos, personajes que salen del clóset, violencia racial, institucional y hasta historias de abusos, y aun así se mantiene la comedia muy arriba. Lo Truglio responde: “La vida sigue, y eso me gusta del show. Nunca se pone muy grave o convierte los eventos grandes de cada una de estas vidas en algo que funciona como centro. La vida está llena de cosas grandes, enormes, cruciales, hemos visto y hablado de varias de ellas en nuestro programa. Lo más importante es mezclar el día a día con esos momentos”.