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El teatro vive en la televisión

La plataforma creada por Mirta Romay, hija del mítico Alejandro Romay, es una perfecta ventana donde presenciar desde casa varias obras, autores, actores y posibilidades del medio.

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Novedades. Fátima Florez es tan solo uno de los nombres que da cuenta de la presencia de obras recientes y populares en el sitio. | cedoc

Mirta Romay describe el ADN de su propia pasión, de su emprendimiento y de su amor por el teatro en una sola idea: “Los primeros recuerdos que tengo del teatro son obviamente de la mano de mi viejo. Papá era un incansable. Llegábamos de noche y nunca terminaba el día, siempre seguía. Siempre decía: ‘¿Y hoy quién me acompaña al teatro?’. Era una salida entre padre e hija inolvidable. No podía entrar a ver una obra, o un ensayo, sin hacer algo para que la gente supiera que estaba ahí”. Romay es hoy la directora fundadora de Teatrix, la plataforma online que frente a la nueva situación no solo posee un aumento exponencial de suscriptores sino que ha adquirido, después de cinco años, un valor enorme gracias a su vasta oferta de más de 150 obras online, sean nuevas, estén en cartel, pertenezcan al pasado reciente o se trate de aquellas de libre acceso que han liberado en estas semanas para el público. En Teatrix se pueden ver trabajos de Claudio Tolcachir, Daniel Veronese, Marcos Carnevale, Fernando Peña, Fátima Flórez, José María Muscari, Julio Chávez y hasta unipersonales y obras del off. Y, claro, hay una oferta grande para niños y adolescentes.

—¿Cómo nace puntualmente la idea que hoy podría decirse es un servicio crucial a la hora de poder ver teatro sin poder asistir al teatro? 

—Me cuesta mucho responder cómo surgió esta idea. En mi familia se filmaban las obras, y yo estaba acostumbrada a verlas filmadas. El teatro puede ser filmado con alta calidad, con un lenguaje que puede ser propio para esa mezcla entre el registro de un vivo y lo que la obra es en el escenario cuando se ve en una pantalla. Hay un público que no va al teatro y quiere verlo. Siempre lo hubo. Hoy queda claro más que nunca que el teatro es un servicio y es una alternativa a las series, los films y a los documentales. 

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—¿Cuán difícil fue convencer a los autores en los comienzos y cuáles fueron las principales críticas?

—Fue un trabajo lento. Creo que lo que yo armé originalmente ayudó tanto en Argentina como en España: todo esto está consensuado con las organizaciones de gestión colectiva. En algún sector hay alguna situación más fundamentalista: el teatro no se filma. Un pensamiento binario, que es blanco o negro. El teatro filmado suma, no amenaza. Y hoy queda en evidencia. Si nosotros teníamos un público que no iba al teatro, que tenía dificultades de movilidad o por el costo de las entradas, ahora ese público es general. En las últimas semanas hemos contabilizado aumentos del más del cien por ciento (considerando nuestro pico). En este momento hay 15 mil suscriptores. Esto aparte tiene que ver con la difusión y promoción del teatro. Hemos logrado que la filmación que usamos en la plataforma conserve ese vigor ancestral que tiene el teatro en sala. Hay chicos que no conocen el teatro y quizás ahora podrían descubrirlo, sobre todo con nuestra programación de emergencia que apunta a ellos. También es un modo de generar más visualizaciones para obras independientes. 

 

La novedad al alcance de la mano
—¿Cuál es la posibilidad de ver obras nuevas o en cartel en la plataforma? ¿Cómo se maneja ese criterio?

—Desde la salida de la plataforma Teatrix hay obras que están en cartel y están subidas en la plataforma al mismo tiempo. Claudio Tolcachir es un ejemplo y es de los primeros. En el verano se repusieron obras que teníamos en la plataforma, como Claveles rojos, La sala roja, Nada del amor me produce envidia, Así de simple y más. Hay muchas. Aparte son públicos distintos. Siempre entendí que había un público que no iba al teatro e interpretaría la plataforma desde ese lugar. Hoy no hay conflicto: repito, yo creo que suma. Yo salgo a todo el país, no solo a Buenos Aires. Globalmente cualquiera puede entrar en la plataforma (hay saludos de España por estos días hablando sobre obras argentinas, por ejemplo). Tiene que ver con un momento de inclusión. Dejar afuera cuando hay tecnología para incluir realmente va a contramano de la sociedad y de los avances de la misma. No puede quedar afuera nadie de nada. Teatrix ha invertido incluso en subtítulos para hipoacúsicos. Esta plataforma tiene esa arista. 

—En un futuro, considerando su proyección a España y obras de allá, ¿cómo ven la plataforma?

—El triángulo latinoamericano que quiere formarse es Argentina, España y México. Esas son las tres grandes, digamos, culturas teatrales que hay, y ahí es donde imagino a Teatrix. Tenemos pedidos de derechos de obras que están en Teatrix de otros mercados, elencos completos han sido solicitados de otros países. Vos colocás teatro y el vehículo llega a muchos lugares.