Cuando habla de Primavera, el estreno de Santiago Giralt, donde comparte pantalla con Catarina Spinetta, Nahuel Mutti y Moria Casán, entre muchos, amuchados y con felicidad de Pedro Almodóvar, Mike Amigorena deja en claro esa alegría de la película que se estrenó el jueves pasado: “Todo es muy sentido, muy feliz, con nada fingido. Eso es producto del director: Santiago Giralt irradia eso. Irradia mucho juego, mucha libertad, mucho color. Eso se ve reflejado en la película con un elenco coral buenísimo. Almas muy nobles, histriónicas. Un gran histrionismo noble”. Después de mucho tiempo, Mike Amigorena vuelve, y esa vuelta se da de varias formas: en el teatro con Red Carpet (que produce Nacho Laviaguerre) y El gato con botas para chicos en el Teatro Colón (donde acaba de hacer una ópera de Robert Ashley), en el prime time de Pol-ka con Quiero vivir a tu lado (que será el reemplazo de Los ricos no piden permiso en 2017), y tiene un disco solista recién editado, Amántico.
—¿Cómo te sentís con el cine, más allá de esta colaboración en la película “Primavera”?
—No nos tuteamos con el cine. Eso es lo que te puedo decir ahora. Me gustaría tener un vínculo más estrecho. Pero me parece que lo que yo hago hace que sea más televisivo, más teatral. De a poco nos estamos conociendo con el cine, a pesar de que tengo muchas películas. Es una relación en la que nos estamos conociendo desde hace mucho… nos estamos entendiendo y es largo.
—¿Cómo estás vos considerando que estás con la película, el disco, se anunció la serie, el teatro...?
—Feliz. Feliz como artista. Estoy en un momento de mucha felicidad, de mucha entrega, con muchos proyectos. Después de años de letargo y reflexión, de quietud. Cuando no tenés nada para dar, creo que hay que guardarse. Entonces hay momentos en los que el éxito le toca a otro; son tiempos para la contemplación de tu temperamento. Es quedarse quieto.
—¿Es difícil eso una vez que entraste en ese circuito donde se te mezcla el artista con lo que buscan de vos como celebridad los medios argentinos?
—No, no. Es lo que somos. No espero más del país donde vivimos ni de las circunstancias que pasamos y la actualidad. Lo copado no garpa. La benevolencia no garpa. La armonía no garpa. Estés como estés, cualquier flanco, si estás incómodo, da para hablar de eso. Es así, yo lo consumo, ¿eh?
—Leí una nota donde decías eso y hablabas de ver periodísticos de espectáculos varios de la tarde. ¿Por qué creés que los consumimos?
—El facilismo. Lo efímero. Lo ordinario. No sé cómo será en otro país, pero es lo que somos. Con lo bueno que nos da ser así y con lo malo.
—¿Qué aprendiste del público argentino entreteniéndolo?
—No aprendí mucho, en realidad. Pero me doy cuenta de que no te requieren. Me da la sensación de que a partir de mi corta carrera y poca experiencia tendría que tener nichos más asegurados, pero si voy saltando de lugar en lugar, es más difícil. No te requieren. Los espectadores están expectantes de algo pero no requieren.
—¿Te gustaría que fuera algo como “Hola, Mike, ¿qué querés hacer en la tele”?
—Me encantaría. Obvio. Me encargaría de ver qué se puede hacer para la novedad, para cautivar desde la novedad. Claro que por momentos entendés que es muy probable que no pase por lo que vos tenés para contar. Esto no garpa, no es copado; entonces te abrís y ves. En nuestro país tenés que ser un gran estratega. Decí que yo sé quién soy y lo que puedo dar y lo que no, y me vuelven a convocar porque soy un buen profesional.
—¿Por qué estratega?
—Tenés que ser estratega para no desmoronarte. Y ser paciente. Esto que pasa ahora es el resultado del letargo.
—¿Por qué volvés a la televisión con “Quiero tenerte a mi lado”?
—Así como te decía lo del cine, que no nos tuteamos, con la televisión tengo un affaire. Extraño. Nos extrañamos. Así como la quiero, no la puedo ver más. Que venga después de un tiempo sin ella, me muero por estar ahí. Y de vuelta con Pol-ka, que trabajo tan bien, con guiones impecables, con la producción, con Paola Krum, con Florencia Peña y Alberto Ajaka. Un elenco que seguro será divino, y tengo la mejor predisposición.
—¿Te falta algo más ahora?
—No, no, no. Ahora vamos a disfrutar de lo que viene. Y en marzo ya voy a estar pensando cuándo termino para no hacer nada. La historia de mi vida.