ESPECTACULOS
Juan gil navarro

“En el otoño de París estaremos con la obra”

Estrena en el Cervantes dos obras de Copi dirigido por Marcial Di Fonzo, en coproducción con el país galo. Es el asistente de Evita en la puesta con Benjamín Vicuña, y defiende su trabajo.

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Galán. Gil Navarro escuchó discursos de Cafiero y al conductor de Yo me quiero casar... ¿y Ud.? para componer al asistente de Evita. | piemonte

Viene de desafío en desafío. Encarnó a un gay en el musical Priscilla, la reina del desierto, al año siguiente hizo un unipersonal con textos de Shakespeare, y ahora estrenará dos obras de Copi, desde el 7 de julio, en el Teatro Nacional Cervantes, bajo la dirección de Marcial Di Fonzo Bo. Juan Gil Navarro es un actor dispuesto a correr riesgos en la actuación. Junto a Benjamín Vicuña, Rodolfo de Souza, Carlos Defeo, Rosario Varela y Hernán Franco harán Eva Perón, y de todos ellos el único que no participará de El homosexual o la dificultad de expresarse será Vicuña.

Es una coproducción que emprendió el Cervantes con la Comédie de Caen. Se inició el trabajo en esa ciudad de Francia, y Gil Navarro recuerda: “No sólo fue ensayar; lo vivimos de una manera especial y concentrados. Era otra sociedad, muy distinta a la nuestra, donde hoy habitualmente compartimos varios trabajos. Si la materia es diferente, creo que el resultado también lo será. Tuvimos una sala para nosotros, con la escenografía ya lista. Me sorprendió cuando el director pidió que le arreglaran un elemento de utilería y lo hicieron de un día para otro. Me explicó que el Estado les pagaba y que todas las salas oficiales eran fábricas de obras de arte. A nadie se le ocurriría frenar una producción de autos, pero a veces no se ve el paralelismo entre el arte y otros mundos”.

Ya se está ajustando la gira, que incluirá también otros países, y donde no se hable español habrá traducción simultánea, como sucederá en las distintas ciudades francesas. Se incluirá a Chile y Uruguay. “Muy probablemente participemos –anticipa Gil Navarro– del Festival de Otoño, en París”.

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—¿Cómo fue pasar del mundo de Shakespeare al de Copi?

— Tienen un punto en común: son absolutamente lúcidos y como a mí me gustan, políticamente incorrectos. Juegan con el humor negro y se meten con todos los temas del ser humano. Son libres para pensar sin que les importe lo que les pase. Como decía Alfredo Alcón: “Apuntan las flechas muy alto”.

—¿Cómo será el orden de las obras y tus personajes?

—Primero irá El homosexual… donde haré el papel de Madre, un travesti. Después habrá un intervalo actuado por Gustavo Liza, con otros textos de Copi, que ayudarán mucho a entender las obras y este mundo tan particular. En la tercera y última –Eva Perón– haré de secretario/asesor, cómplice de ella, una especie de Juan Duarte o López Rega. Para componerlo escuché grabaciones de Antonio Cafiero y lo entrecrucé con Roberto Galán, en algunos de sus gestos.

—Marcial Di Fonzo Bo fue primero actor e interpretó “Eva Perón”, y ahora la dirige: ¿hubo diferencias con otros directores?

—Es muy distinto a todos los directores con los que trabajé hasta ahora. Es la primera vez que me encuentro con alguien que ya le había puesto el cuerpo a este mismo texto. Además, es un argentino con treinta años de residencia en Francia, un cierto paralelismo con lo que le pasó al mismo Copi. Participó en la traducción, por eso hay sonidos porteños, muy locales.

—En este siglo y en la Argentina, ¿sigue siendo fuerte la palabra “homosexual”?

—Sí. Me animé a hacer este texto porque primero pasé por Priscilla. Mi mujer me contó que en el baño de aquel teatro muchas señoras aseguraban que yo era gay porque estaba haciendo ese personaje. Es ser muy careta decir que la homosexualidad aquí está aceptada. Hay leyes, fabulosas, aunque algunas no se cumplen o se discuten... Combato la frase “es lo que hay”.

—¿Qué es lo más difícil para un actor de este mundo de Copi?

—Estar a su altura. En Eva Perón uno está más cerca por lo que está entrenado para hacer, pero en El homosexual todo es distinto. Me ayudó mucho hablar con Fernando Noy, quien me contó de una época y de una irreverencia. En ese mismo nivel de mitología interpretativa estaría también Alejandro Urdapilleta. Cuando pensás que es una tragedia, Copi te lo transforma en comedia, parodia, sátira: propone un calidoscopio. ¡Hasta explicarlo es muy complicado! ¡Hay que verlo!

—¿Qué proyectos tenés para tu vida?

—Para mí Buenos Aires es un polvorín, egoísta e indiferente. Quisiera vivir en el sur o en Córdoba. Me gustaría tener una casa lejos. Sé que algunos colegas lo consiguieron, vienen cuando les sale un trabajo y se alquilan aquí algo chico, pero residen en otra ciudad. No en todos lados miran en blanco y negro como nosotros, con ese invento de la grieta. Es absurdo tener que dividirse entre Montescos y Capuletos. Es un gran negocio: dividir para reinar. La democracia sigue siendo el mejor sistema, pero hay que pensarla con honestidad e imaginación.


Le pone el cuerpo a la tele

En televisión Juan Gil Navarro también tiene un muy buen lugar para demostrar su ductilidad. Hay que recordarlo en su malísimo Gabriel Miller. “La leona se adelantó a su tiempo. Me alegraron mucho los premios Martín Fierro a mis compañeros de elenco –Miguel Angel Solá y Nancy Dupláa– y a la tira misma”.

Ahora está en la serie que va los miércoles a las 22.30 en El Trece: La fragilidad de los cuerpos. “Va muy bien –subraya–. Este tipo de plataforma está generando más trabajo. En el mundo también cambió. El formato ya no es sólo la telenovela sino también la serie, con capítulos. Grabamos en dos meses, un capítulo por semana, con mucho ritmo. Está proyectado filmar los otros dos libros de Sergio Olguín. Antes de terminar el año grabaremos la segunda parte, donde también está mi personaje, el abogado Federico. El director, Miguel Cohan, cuidó mucho y con respeto”.

“Esta serie, como El marginal, toca temas fuertes, que tienen que ver con la realidad, porque los autores se inspiran en lo que pasa. Hay muchos países que tienen violencia. A mí cada vez me cuesta más grabar esas escenas. Habría que combatir la violencia de género de otra manera, enseñando a preservar la vida. Como conseguimos un ‘Nunca más’ para que los militares no tomen el poder, hay que conseguir otros ‘Nunca más’  contra la corrupción”.