Buenas películas, público que llena las salas del Oasis y visitantes ilustres como el director Carlos Saura, quien cerró el festival con la presentación de Zonda. Folclore argentino, la actriz danesa Marie Birgitte Hjort Sørensen, la alemana Nina Kunzendorf, la italiana Barbara Tabita, además de directores, actores y actrices locales como Julieta Díaz, quien presentó Refugiados, o Mercedes Morán, por Betibú, es lo que cada año ofrece el encuentro de cine europeo-argentino en Pinamar. Esta, su undécima edición, organizada por el Incaa, con su presidenta, Lucrecia Cardoso, a la cabeza y a cargo de Carlos Morelli, tuvo la visita de varios embajadores, entre ellos, el de España, Estanislao de Grandes Pascual; de Noruega, Janne Julsrud; de Italia, Teresa Castaldo, y de Alemania, Bernhard Graf von Waldersee. Cada uno expuso en conferencias de prensa, lo que ayuda a conocer la situación de la industria cinematográfica en cada país, a la vez que presentaron varios filmes seleccionados para este festival. En el caso de Noruega, aclarando que se filman entre 35 y 40 películas por año e incluso ayudaron a la producción de dos películas argentinas, una de ellas Wakolda, trajeron una excelente Señorita Julia, dirigida por Liv Ullman, quien no pudo estar porque se encuentra en Broadway, con Jessica Chastain, Colin Farrell y Samantha Morton. Por su parte, Alemania aportó Ave Fénix, con la que se abrió Pantalla Pinamar, gran relato y excelentes actuaciones; también Tiempo de caníbales; de Francia, El otro lado del éxito, con Juliette Binoche, y 3 corazones, y de China, Regreso a casa, de Zhang Yimou, una joya, con los protagónicos de Chen Daoming y Gong Li, que no será distribuida en la Argentina, entre los largometrajes que se vieron. En cuanto al cine argentino, el premio Balance de Oro fue para Relatos salvajes, y el de Plata para El patrón, radiografía de un crimen. Se vio El 5 de Talleres, con Esteban Lamothe y Julieta Zylberberg, los dos muy bien; la última de Javier Torre, El almuerzo, con Alejandro Awada, y Jean Pierre Noher; La salada; Jauja; La tercera orilla (premiada), y Contrasangre, por mencionar algunos.
Hay que decir que el encuentro resulta exitoso en varios sentidos. Desde lo artístico, por la posibilidad de ver cine europeo, cada vez más escaso en nuestro país por el tema de la famosa cuota de pantalla, en las relaciones con Europa, que empujan a la industria, y por supuesto en la difusión del cine argentino. Y el público que disfruta de cada película. Todo positivo.