Es una circunstancia tragicómica la que determina que Julia y Alejandro se crucen por primera vez. Pero ahí mismo nacerá entre ellos una historia de amor que es el corazón de la trama de Caída del cielo, el film de Néstor Sánchez Sotelo protagonizado por Muriel Santa Ana y Peto Menahem que se estrena esta semana. “Julia es una chica que está atravesando un momento difícil de su vida: su novio la dejó y no tiene trabajo. Encima tiene un accidente muy raro: se cae en el patio de su vecino. Y ahí empieza la historia. Ella tiene una energía arrolladora, él está deprimido. Pero ese encuentro casual los une inesperadamente. La verdad es que para mí es una alegría trabajar con Peto porque es un muy buen amigo. Y también porque es actor, director y guionista, un auténtico ‘todoterreno’. Eso me hizo sentir muy contenida. Además, conocemos el paño porque ya hicimos de pareja en una obra de teatro, Todos felices. Eso también allanó el camino”. Ganadora de un Martín Fierro en 2009 por su trabajo en Ciega a citas, Santa Ana tiene una carrera de más de veinte años en la que acumuló experiencias muy diversas: se lució como Grace, la íntima amiga del personaje de Carla Peterson en Lalola y en tiras como Solamente vos y Guapas, pero también trabajó en obras de teatro como La ópera de tres centavos, de Bertolt Brecht, y La vida es sueño, de Calderón de la Barca. “Son trabajos muy diferentes –explica–. La televisión te exige sacarles brillo a otras zonas del oficio que el teatro clásico. El teatro es un pacto entre compañeros. Como dice Alain Badiou, “la forma estética de la fraternidad”. Y la posibilidad de hacer grandes textos deja huellas. Tienen una épica que te modifica sustancialmente”.
—¿Tenés postergada la faceta de cantante?
—Justo estreno en breve una obra en la que canto un tango. Se llama El andador y la escribió Norberto Aroldi en la década del 50. Arranca en junio en el Teatro de la Ribera, que estaba cerrado por reformas y reabre con esta obra que protagonizo con Agustín Rittano. Aroldi la escribió para Tita Merello, y nosotros le hacemos un homenaje a Tita, pero con un espíritu distinto, más actual. Lo veo como una tarea de rescate de ese teatro maravilloso, con una obra bien porteña, popular y tanguera. Es un buen año para mí. También estoy los domingos en el ciclo de poesía Absorta y desnuda, con Ingrid Pelicori, Leonor Manso y Walter Quiroz, en el Centro Cultural de la Cooperación.
—Y te queda el estreno de “Call me Francesco”, la película sobre el papa Francisco que protagoniza Rodrigo de la Serna.
—Sí, ahí interpreto a Alicia Oliveira, una mujer maravillosa, abogada, defensora del pueblo durante años y muy cercana al Papa. Fue una mujer impresionante. Obviamente, en la película el personaje está al servicio de contar la vida de Bergoglio, pero en mi opinión ella en sí misma se merece una película. Falleció unos meses antes de que yo supiera que iba a hacer el papel, pero tuve contacto fluido con la familia. Lo hice como una necesidad personal y fue un acierto. Me ayudaron mucho, me dieron información de primera mano sobre su trabajo y su intimidad. Fue todo muy emocionante. La tarde que me tomé un café con uno de sus hijos, que vino con su novia, terminamos todos llorando.
—¿Y vos sos una persona religiosa?
—Para nada. Mi única religión es la milonga.
Pasado y referentes
Hay dos roles televisivos por los que Muriel Santa Ana fue especialmente elogiada: sus papeles en Lalola y Ciega a citas. Ella los sigue recordando con cariño. “Creo que Lalola funcionó como una totalidad –dice–. Ese fue un programa diferente por la propuesta de Sebastián Ortega, que recién estaba saliendo a la cancha con Underground y armó un ciclo muy atractivo, con mucho encanto. El de Carla Peterson era un gran personaje. Un tipo encerrado en el cuerpo de mujer es un gran punto de partida para una ficción. Y con Ciega a citas fue una linda sorpresa todo lo que pasó. La única estrella del programa era Georgina Barbarossa, pero los demás veníamos del teatro independiente, sin mucho recorrido en la televisión. Todos nos terminamos enamorando de ese programa”.
—¿Quiénes fueron y son referentes importantes?
—Además, de todos los maestros que me formaron debería poner en mi currículum a todas las actrices y todos los actores que vi trabajar desde que tengo memoria: Elena Tasisto, Alicia Berdaxagar, Mirtha Busnelli... De las más jóvenes, Pilar Gamboa, Carla Peterson y Griselda Siciliani, por ejemplo. Son todas grandes actrices, son muy distintas y hacen un aporte a la actuación. También fue importante el incentivo que significó para mí que me llevaran a los 5 años al Colón, o a Holiday on Ice.