Es la máxima diva del espectáculo. Icono nacional. Se quita el maquillaje y se muestra como una simple mujer.
Su nombre era María de los Dolores, pero nadie la llamaba así. Para su familia y los extraños ella sólo era Mary; mejor dicho, "la Mary". Esa mujer, a la que una letra de tango pudo haber aludido como a la más bonita del barrio, se distinguía de todas por una suerte de indefinida majestad, por su actitud desafiante y cierto aire imponente que no derivaba de la gallardía de su cuerpo, sino de su conducta. Así, con palabras tan austeras como precisas, la describía el autor argentino Emilio Perina en su primera página del libro "La Mary", editado en 1974.
Su nombre es María Susana Giménez Aubert, pero desde siempre fue la chica "Shock", la modelo, la que se destacaba entre sus compañeras por sus ganas y su enorme disciplina frente al trabajo. Para ella, la queja y el cansancio no existían. Sus deseos de salir de la pobreza y criar sola a su hija, cuando aún había cumplido 18 años, la llevó por un camino impensable. Entonces fue Susana, la que jugó a ser vedette, supo vender su belleza y ser objeto de deseo y un ícono nacional. La mujer que logró prestigio, se animó a más y cautivó a la audiencia desde el teatro musical y su propio programa de televisión. Detallista, apasionada y, como toda acuariana, siempre supo surfear sus propias aguas turbulentas y salir airosa aún desde las llamas del infierno. Amó descaradamente, se entregó al placer, y muchas veces (la mayoría, confiesa) salió herida. Le robaron, le mintieron, hasta que se hartó de todo y comenzó a oxigenarse para vivir su vida en plena libertad. Construyó su propio refugio, una chacra en Punta del Este, que bautizó "La Mary". Porque como la imaginó el autor y escribió en la primera página de su obra póstuma, esta mujer siempre se distinguió frente al mundo por su entrega e infinita majestad.
-Como mujer de la TV, ¿cómo ve la televisión? ¿Qué es lo que la conmueve? ¿Qué le gusta ver?
-Si te tengo que decir la verdad, la entrevista termina acá. Porque mis compañeros me pueden llegar a matar.