ESPECTACULOS
‘Maldita’

"Es importante adaptar relatos clásicos"

Frank Miller, nombre crucial de la cultura pop moderna, y Tom Wheeler, showrunner, son los responsables del nuevo show de la estrella de 13 Reasons Why, Katherine Langford. Los mitos y su lectura del presente.

20200712_maldita_miller_wheeler_netflix_g
Adaptación. La novela “young adult” de Wheeler y el famoso historietista Miller comenzó a ser una serie incluso antes de estar finalizada como obra literaria. Ambos autores fueron parte del equipo creativo del show. | Netflix

Katherine Langford se convirtió en una celebridad gracias a su rol en 13 Reasons Why. Pero la sorpresa sobre su futuro (que incluyó un paso no visto por el universo Marvel, como la hija de Iron Man) quedó develada cuando se convirtió en la protagonista de la nueva serie medieval de Netflix, Maldita. El libro, escrito por Tom Wheeler con ideas e ilustraciones de Frank Miller, reciclaba la leyenda arturiana de La dama del lago para convertirla en un relato adolescente, sobre el empoderamiento y la rebeldía. Pero Miller es un peso pesado en el reciclaje: creó dos relatos fundamentales de Batman en los años 80 (los definitivos, los que salvaron al personaje y podría decirse al medio, los que fundaron lo que vendría en el cine y la televisión). Y esa es solo una medalla de la cultura pop con su nombre: Sin City, película y cómics, su paseo por The Spirit y muchos relatos más lo han definido como creador que ha sido referencia de showrunners y directores de cine por igual.

—En el caso de “Maldita” se dio algo excepcional: el material de base, la novela ilustrada que hace a la historia, estaba en desarrollo cuando se la eligió para ser serie ¿Cuánto afectó eso el proceso de creación y a la historia?

FRANK MILLER: De mi lado, lo que tuve presente permanentemente fue a Tom Wheeler. Él es la historia de alguna manera. Es muy potente la manera en que se ha creado este cuento ahora moderno.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

TOM WHEELER: Lo imaginamos siempre como un libro. Mi felicidad era simplemente generar un relato distinto sobre la leyenda arturiana junto a Frank Miller. Y eso estábamos haciendo cuando Netflix nos llamó y nos preguntó qué pensábamos sobre llevar la historia a otro formato, sobre convertir el libro en un relato de diez horas. Desde ahí comenzó a crecer, y comenzó un proceso de crecimiento: el libro comenzó a ser más grande cuando siquiera tenía un tamaño todavía. Así fue que el proceso creativo, esa doble vía, fue muy interesante.

—En la serie y en su libro, Nimue es perseguida por ser una minoría, ¿qué paralelos pueden hacerse con la idea del refugiado y de la minoría perseguida?

­W: Nimue representa la energía joven y rebelde contra estas viejas fuerzas de control y dominio. Lo que sucede en estos momentos en los Estados Unidos, con las protestas y la presencia de jóvenes en las mismas, es un ejemplo de esa energía y cuan necesaria es siempre. Cuánto necesitan los relatos de jóvenes que critiquen lo establecido. Eso nunca se nos escapó. La injusticia racial y lo que generó aquí, y en el mundo, permiten que ver a estos cuentos con nuevos lentes. Sumado a eso el miedo y la colosa incertidumbre. Pero sigue sobresaliendo la fuerza de los jóvenes, su sobreponerse incluso en el peor de los escenarios, y derribar costumbres.

M: Los relatos deben ser siempre feroces, incluso cuando celebran algo. Algo debe romperse, o abollarse. La ferocidad de un relato no tiene que ver con sus modos. Es decir, un cuento puede ser amable en forma y feroz en contenido. Y los relatos siempre contienen al mundo que los rodea, así sea por saber leer sus omisiones, como puede ser la predominancia de superhéroes blancos y hombres, o, en el mejor de los casos, porque entienden esa ausencia y la aprovechan. La leyenda de La dama del lago sirve ahora para mostrar el poder de la juventud. Cualquier sistema tiene fallas, y sobre todo cuando se construye a partir de las diferencias. Creo que vendrán relatos muy interesantes, tiene el potencial de entender lo que necesitan del mundo. Y aquello que no entiendan del mismo será igual de poderoso. Porque también importa mucho entender lo que no dice un relato, el mundo que intencionalmente o no decide no mostrar.

—Ambos tiene un historial con las historias. Pero Miller ha generado lo que muchos llaman el relato definitivo de Batman, con “El regreso del caballero de la noche” (o “Año Uno”), o cómics definitivos como “Sin City”, entre otros hitos del medio ¿Qué es lo que entra en juego cuando se lidia con un relato como Batman o La dama del lago? ¿Cómo se testea su elasticidad y sus límites?

M: Lo que define la vida de una relato más que nada es cuán universalmente lo que contiene se aplica a la gente. Es más, se aplica a la gente en un momento dado. Los superhéroes pueden ser íconos, arquetipos, pero lo crucial es saber traducirlos al momento en que contás, y que sean interesantes otra vez. Sea contando algo que todos desean atravesar o que todos desean, o que crees necesita ser oído, así funciona. Superman es algo que todos quieren ser. Flotar, volar, cuidar, ser mejor. La leyenda arturiana también está en ese espectro. Un mundo de magia, sin ciencia, dominado por la magia, donde hay esclavitud y no hay caballeros, sino tan solo bandidos. andando y matando. Un caballero decide hacer el mundo un lugar mejor. El valor de Superman y el Rey Arturo es que hablan de un deseo primario. Quizás no lo tengas el día que los ves, y quizás no lo tengas nunca en tu vida real, pero sí puedes disfrutarlo en una historia.

—¿Qué pasa cuando se reclama que las voces que escriben tengan pluralidad, pero eso todavía no se ve del todo en las series e incluso en otros universos de cuentos?

M: No escapa de mí que somos dos hombres escribiendo un relato de una joven. Creo que en mi caso, he aprendido de la polémica y de estar en los lugares equivocados y contar desde ese lugar, sin pestañear. Aquí los escritores del show de Netflix, su mesa de guionistas, son hombres y mujeres. Es crucial la convinación de esas voces, no lo dudo. Creo que los relatos siempre muestran lo que estamos atravesando, interna y externamente. Me interesa mucho eso, y lo he descubierto de muchas formas. Creo que cuando se trabaja en grupo, como me ha pasado al trabajar, por ejemplo, con actores, el retorno es muy grande. La furia es una forma de contar, las ganas de estirar la mano y entender al otro también.

—La adaptación parece muy fiel al bestséller, a su original, ¿tuvieron que cambiar algo para el desarrollo del show?

W: No mucho. Cuando empezamos a trabajar con más guionistas, nos dimos cuenta que no podíamos atar la cosa a una sola historia, a una sola imagen. Por eso es importante que otros personajes que no tienen tanto espacio en el libro, tengan más historia, más pasado. Si leés el libro quizás no vas a tener eso. Y aquí perdemos la voz interna de la personajes, por ende la relación en el libro es más personal.

—¿Cómo funciona la idea de contar con personajes tan clásicos a la hora de actualizarlos?

M: Como pura diversión. He tenido la suerte de escribir a Superman, a Batman, a Daredevil, y ahora esto. He contado mucho. Alguna vez Bob Dylan dijo que era un explorador musical, y me gusta pensarme, antes que nada, como alguien que explora el mundo de los cómics. Bueno, que explora los relatos.

 

La potencia gráfica

—¿Cómo trasladaron el potencial visual de la novela al cómic considerando el clásico estilo que caracteriza al dibujo de Frank Miller y como ya ha sido adaptado en otra ocasiones, como en 300 o Sin City, a la pantalla?

M: Eso un mérito pleno de Netflix. Nunca frené mi estilo frente a la propuesta de hacer una serie. Pero lo sorprendente fue cuando pudimos ir al set. Y sentirme abrumado no por ver lo que creaste en vivo, algo que por suerte ya experimenté en mi vida, sino por la misma fuerza de esos bosques, de esas ramas, de esas ruinas y de la niebla mística que aparece. En ese sentido la naturaleza gana. También fue crucial no imponer, pero lo cierto es que lo que habíamos creado les entusiasmaba. Y eso fue importante.

—¿Qué desafío presenta la adaptación de la leyenda arturiana a estos días?

W: Honestamente, no tantos. Al menos no para nosotros. Los personajes que había elegido Frank, y la forma en que era leal a la historia, pero al mismo tiempo la renovaba fue crucial.

M: Creo que los mitos arturianos han funcionado en todas las generaciones. Siempre se trata del prisma en que se ve. Y ese prisma nuevo te lo puede dar un personaje que siempre ha sido visto desde un determinado punto. En este caso, La dama del lago. En mi vida siempre han estado de alguna forma u otra estos personajes, por Disney o, bueno, nuestra propia producción ahora. Pero hay libros infantiles, ilustrados, los clásicos de Arthur Rackham. Digo, hasta los Monty Python tienen su propia versión de esta historia. Tan solo estamos sumando un eslabón más a, con suerte, la larga vida de este fabuloso relato.