Es una incógnita”, dice Ricardo Darín y habla de cómo puede reaccionar la audiencia frente a Truman, su nueva película dirigida por Cesc Gay y donde interpreta a un hombre enfermo de cáncer. ¿Cree Darín que a este cine, más personal, más pequeño, le cuesta más en cartelera con la sobreabundacia de tanques de Hollywood? “Sí, aquí y en todos lados. El cine más personal se encuentra una serie de obstáculos que a lo mejor el cine más explosivo supera con mayor facilidad.” A la hora de hablar del cine nacional, en un año donde hubo más de siete películas que superaron los 100 mil espectadores (“Me alegra”, dice), ¿cómo se hace frente a Hollywood? “Esa lucha… si llegamos a llevarnos un punto como si fuéramos visitante pero jugando de local, es rarísimo.”
—La muerte es un tema central en la película, ¿pensás mucho en eso?
—No. Bueno, no sé. Pasás por situaciones que te remiten indefectiblemente a eso. Estoy más concentrado en la vida que en la muerte. Lo que pasa es que ocurren todo el tiempo las muertes injustificadas, las muertes innecesarias...
—... de repente aparece una foto de un chico boca abajo en una playa y la muerte es precisamente eso…
—Eso no es la muerte. El título no es la muerte. El título es: la locura de un mundo de mierda que se caga en todo y que cada vez está peor en ese sentido. Alguien dijo por televisión algo que me impactó: ¿qué es lo que nos duele, la muerte o tener que mirar la muerte del chico? Si no la vemos, no sabemos que existe: todos los días está ocurriendo esto. Ocurre de a cientos, de a miles. Usualmente no tenemos la foto de este chiquito boca abajo en la arena, que es algo absolutamente insoportable de dolor, pero cuando viajás con la cabeza y te imaginás la cantidad de chicos, de gente joven, de gente desesperada, de gente que está huyendo de situaciones inimaginables para nosotros...
—En la película se defiende el derecho a morir como uno desea. ¿Lo ves así?
—Es una defensa a ultranza de la libertad, del derecho a la libertad de autodeterminación. Lo que pasa es que está solapado. Cesc Gay no lo usa como bandera del film. Pero esta instaladísimo en la temática. Y es el punto polémico frente a los afectos. Los demás no logran pararse frente a la situación de la misma forma en que él decidió pararse.
—¿Qué es un afecto entonces? ¿Algo que es tuyo, para que decidas sobre su vida, o algo que vos querés por lo que es incluso cuando no te guste?
—Yo creo que es la segunda versión, pero no siempre logramos relacionarnos así, porque en el afecto, en el plano emocional, solemos ser egoístas. Solemos tener la tendencia a tratar de sujetar el objeto querido.
—Entonces el personaje es una forma de decirnos... ¿qué cosas?
—Utiliza un personaje para decir las cosas sin filtro y también para pedir disculpas, por todas aquellas veces que se portó para el culo. Hay revisión y un intento de poner todo en cero. Si uno tiene la chance de poder vislumbrar su partida de este mundo, si uno pudiera visualizarlo, no sé qué es lo que haría. No sé si no iría a destrabar una relación que quedó trabada. La relación con las cosas es relativa. Estábamos de rodaje en Areco de Koblic, mi nueva película, y estábamos a las puteadas porque tuvimos una semana que no pudimos filmar, pero comparado con lo que le está pasando a la gente que tuvo que abandonar sus casas porque fueron arrasadas por la inundación, lo nuestro era una estupidez. Y no era una estupidez para nosotros.
—En la conferencia de prensa hablabas de que querías hacer tu “Breaking Bad”, algo que sea distinto a todo... ¿Va a pasar?
—Ahora estoy haciendo una película absolutamente distinta, Koblic. Distinta a Truman. Lo que estoy necesitando de verdad es un tiempo para descansar. Porque estoy un poco fatigado de tanto laburo. Y después seguramente voy a recuperar el entusiasmo y las ganas de volver a otra cosa porque siempre me pasa lo mismo. Pero necesito descansar.
—¿Volverías a hacer televisión después del descanso?
—No lo sé. No encuentro todavía qué hacer en televisión. Tampoco aparece y ni me ofrecen. Ahí se mezclaron algunas vertientes: por un lado deben pensar que no tengo tiempo, cosa que es cierta, y algunos se habrán cansado de ofrecerme cosas y que no me interesen.
El amor por Cesc Gay
—Me comentabas que tanto vos como Cámara, Cesc Gay y Dolores Fonzi modificaron Truman durante el rodaje…
—Se peinaron muchas cosas, había mucho más humor. Tratamos de preservar que el sentido del humor surgiera del encuentro de los personajes, pero no que pareciera una cosa puesta.
—¿Tu relación con Cesc Gay cómo es?
—Es un tipo muy sensible, aprendí a quererlo mucho. Básicamente en esta película. Tuvimos un acercamiento muy profundo porque lloramos mucho todos juntos, y también nos reímos mucho. Solidificamos una relación que ya venía bien. Pareciera que es un tipo convencional, sin embargo siempre le adivino algo más profundo.
—Hablabas de la dificultad de este cine en las salas. ¿Te molesta eso?
—No. Forma parte de lo que tiene que pasar. Por supuesto que uno tiene su corazón más volcado sobre unas cosas que sobre otras. Pero es como el cine infantil y el cine porno: tiene que haber de todo. Lo importante es que se haga bien.
—Pero vos llevás público, ¿ o preferís no creer que será así?
—Todos los espectáculos se terminan cuando soltás el globo y ya no es más tuyo. Las resignificaciones que empiezan a aparecer te reubican e incluso te despiertan un montón de cosas.