ESPECTACULOS
AXEL KRYGIER

“Es una metamorfosis anfibia de mí mismo”

El músico lanza el disco Axelotl y sigue con su investigación sonora a la hora de los cruces entre géneros.

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Híbrido. El disco mezcla el folclore, la chanson, el impresionismo francés, el reggae y el ska. | GZA. IAN KORNFELD

Una hibridación –la de su nombre con el axolotl mexicano, al que conoció en su adolescencia gracias a un cuento de Julio Cortázar– fue la estrategia para titular el disco. Y no es una idea descolgada en el mundo de Axel Krygier. Axelotl es nada menos que otro capítulo de la larga investigación sonora de este gran artista porteño que siempre trabajó los cruces, los diálogos y las resonancias entre tradiciones musicales diferentes: el folclore latinoamericano, la chanson, el impresionismo francés, el reggae y el ska, el clima del vodevil, el colorido cancionero beatle, la obra efervescente de Charly García… “Es algo así como una metamorfosis anfibia de mí mismo”, dice Krygier sobre la nueva faceta que revela este álbum, editado por Los Años Luz Discos, un sello independiente que siempre se ha ocupado de cuidar su catálogo.

Las transformaciones han sido un impulso constante en la carrera de Krygier, y hoy esa energía está muy apuntada al vivo: el trío que completan dos músicos con los que viene trabajando desde hace años –Diego López de Arcaute, aquí en batería y pads, y Juan Ravioli, en teclados, bajos y coros– no solo cumple con las exigencias sonoras de un repertorio estilísticamente heterogéneo, sino que le permite desarrollar otro perfil escénico: “Me libera las manos para que yo pueda hacer un poco más el payaso, para que pueda salir a arengar. Es lo que más me gusta cuando toco en vivo: la comunicación con el público, que es muy disfrutable. Es algo que me animé a hacer un poco tarde. Lo descubrí cuando tuve que tocar en unos cuantos festivales en Europa y me armé una banda bien rockera para salir a matar. Eso me empezó a liberar para bailar en escena, para involucrarme mucho más con el contexto. Yo había estado mucho tiempo ocupado dirigiendo las bandas que tenía, que siempre eran medio “moño”, medio complicadas, y sufría un montón los shows. Cuando aprendí a delegar, empecé a disfrutar mucho más”.

Rapsodia sueca, el primer corte del disco, aparecido como adelanto en las plataformas de streaming, tiene un excelente video de Ian Kornfeld: una pieza de experimentación visual de espíritu lúdico pero cargada de sugestión y matices que vale la pena ver en YouTube. La referencia automática es la rapsodia sinfónica de principios del siglo pasado que, en manos del intrépido Mantovani, se volvió una favorita de Ray Davies y Brian May. Siempre hay información en los movimientos de Krygier... Y esa premisa también aparece esta vez en las letras. Un ejemplo evidente es Doña Realidad, una canción traccionada por un sampler que dispara el sonido repetitivo de un cuarteto de cuerdas. “El ritmo del tema queda condicionado por dos notas que se repiten cada vez que yo toco una tecla del teclado. Se armó una armonía disonante y eso fue muy revelador para desarrollar una letra que habla de la perplejidad frente al mundo. Hay algo ineludible y a la vez inefable de la realidad, eso me interesa como temática. Es un tema cantado con un desgano medio zombi. Pero eso no es tan nuevo, siempre hay algo monstruoso filtrado en mi música”.

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