A las once de la mañana –dos horas después de lo anunciado- se abrieron las puertas de las boleterías del estadio River Plate y los fanáticos de Madonna enloquecieron.
Una brasileña que esperó 48 horas a la intemperie (luego de haber viajado 20 en micro) fue la primera en conseguir la entrada. “¡¡Estoy muy feliz!! Amo a Madonna!”, gritaba, mientras mostraba y besaba el preciado ticket. "Todo por la reina", decía otra, que vino especialmente desde Perú.
Pero los últimos de la fila –de aproximadamente cuatro cuadras- no estaban tan contentos. Unos minutos después de las once de la mañana ya había comenzado a rodar el rumor de que las localidades se habían agotado.
“Me llamó una amiga y me dijo que los medios están diciendo que ya no hay más entradas, pero acá la cola avanza lento y aparentemente siguen vendiendo”, desmiente Carolina, que está desde las ocho de la mañana haciendo la fila y tiene la esperanza de conseguir lo que fue a buscar.
Otros, más indignados, sospechaban que la demora en abrir la boletería se trató de una estrategia para beneficiar a Ticketek, la empresa a cargo de la venta de entradas. “Se habla de que la demora fue a propósito para poder vender antes en otros puntos de Ticketek y poder cobrar la comisión” (River es el único punto de venta donde las entradas se consiguen sin costo adicional). “Es todo una mafia”, aseguraban otros.