El reinado del Festival de Viña del Mar no es un mero concurso de belleza. Para ganar el favor del jurado, las participantes hacen verdaderas campañas proselitistas: en el caso de Catherine Fulop, incluyó una visita al Hospital de Niños. Después de enjugarse las lágrimas tras escuchar una canción con la que la recibieron los jóvenes pacientes, la venezolana prometió donar la valiosa joya que viene con la corona si la prensa acreditada se decidía a consagrarla ganadora. 181 de los 264 votantes quedaron convencidos.
Claro, también había influido en el humor popular su rutina de ejercicios: durante su estadía en Chile la actriz salió a trotar cada mañana y deslumbró con su físico, aún impactante para una mujer de 43 años y dos hijos. Había llegado el 20 para participar como jurado, rol que el año pasado desempeñó en Talento argentino. Decenas de fans la esperaron en el hotel, al grito de “Abigail”, rol que desempeñó hace ya veinte años. Vestida con calzas, estrenó su nuevo look de pelo corto y castaño, un cambio de imagen que implementó para su rol en una película que rodará este año.
Había hecho ruido en la gala de apertura. Antes de viajar, Carolina “Pampita” Ardohain había metido presión al anunciar que llegaría con un modelo de Narciso Rodríguez, el cubano que diseñó el conjunto que Michelle Obama usó para posar en Vogue. Al final, ella y Fulop prefirieron vestidos de Las Oreiro: la modelo en rojo y la venezolana en azul. Según contó, se habían llamado antes del evento para asegurarse de no coincidir en el color.
Fue coronada el jueves por uno de los márgenes más amplios de la historia del festival: segunda quedó la conductora y modelo Lucila Vit, argentina, con apenas 40 votos. En la 50ª edición del Festival, la actriz se hizo de un título que comparte con Celia Cruz, Rafaela Carrá, Pampita y la ex cuñada de Menem, Diana Bolocco.
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