Chicos católicos... nació con la idea de generar un espectáculo que, a través del humor, bajara línea sobre ciertos temas tabúes y aparentemente intocables como: el despertar sexual de los niños, la discriminación, la desigualdad social, la religión, los curas, las monjas y el bullying, entre otros. Comencé a escribir el texto en base a ciertas anécdotas personales de mi paso por la enseñanza religiosa en mi escuela primaria.
Si bien creíamos que teníamos un producto potente por el texto y por las ganas que teníamos de hacer reír y de hacernos cargo de nuestro propio espectáculo, no dejaba de ser una obra pequeña de teatro independiente en cooperativa, con lo cual teníamos expectativas muy bajas. Como nos costó encontrar un teatro, finalmente aceptamos la idea de realizar cuatro funciones semanales aunque sabíamos que era una locura y comenzamos con un contrato para realizar una temporada de dos meses en una sala pequeña de 128 localidades. No teníamos dinero para publicidad masiva, entonces empezamos a utilizar nuestras redes sociales para comunicar el espectáculo. Casi con el nacimiento de las redes sociales, de hecho podríamos decir que por esos tiempos fue el auge de Twitter, algo que nos vino muy bien. La primera función estaba llena de amigos, en la segunda hubo veinte personas (nos miramos las caras aceptando un posible fracaso), nos movimos y en la tercera y cuarta función mejoró la convocatoria. Luego, a partir del boca a boca que se generó en el primer fin de semana... desde la segunda semana tuvimos localidades agotadas durante dos años. Fue impresionante, porque quedaba gente afuera en todas las funciones. Las redes sociales fueron nuestro fuerte y empezamos a generar contenidos especiales sólo para comunicar la obra y el éxito, que servía como imán para seguir vendiendo entradas. Hicimos: videoclips, canciones de misa versionadas a cumbia, scketches, chistes gráficos y hasta nuestra propia web movie. En el tercer año nos mudamos al teatro El Cubo, con el doble de capacidad en la sala, en donde estuvimos dos años con excelente convocatoria, con localidades agotadas en la mayoría de las funciones, y debido al éxito, y con cambios en el elenco, nos mudamos al Teatro Metropolitan Citi, donde estuvimos dos años más inaugurando la trasnoche. Fueron, en total, seis años de un éxito arrollador, de un suceso inigualable que despertó mucho interés en los jóvenes que no frecuentaban obras de teatro de texto y nos regaló muchas satisfacciones. Fue una bisagra en la vida de todos los que formamos parte.
Aprendimos mucho, fue una escuela impresionante en donde, por sobre todas las cosas, entendimos el mecanismo de producir teatro independiente y convertirlo en un trabajo rentable. Ahora, con todo este camino recorrido, nos encontramos trabajando arduamente (desde febrero) en nuestro nuevo espectáculo, llamado La madre que los parió, con el cual no pretendemos reemplazar el suceso de Chicos católicos..., a pesar de la exigencia y de la presión que se siente, sino más bien a seguir con la línea y el trabajo que venimos haciendo para no defraudar al público que gusta de nuestra forma de hacer reír y de nuestro modo de contar historias. Es una comedia delirante, picante y muy divertida, con tintes policiales, que a través del humor habla de la amistad, de los códigos, de los excesos, de la confianza y, por sobre todas las cosas, de “crecer”. Nuestro objetivo actual es divertir. Entendemos el teatro como una fuente de entretenimiento y pretendemos, porque nos gusta, hacer reír, sobre todo en estos tiempos en donde hace falta un poco de distensión. La madre que los parió está protagonizada por Federico Barón, Juan Guilera, Lucas Merayo, Juan Paya, Agustín Sierra y Dennis Smith, bajo la dirección de Héctor Díaz, y se llevará a cabo los viernes y sábados en el teatro El Cubo, por únicas ocho semanas.
Una pregunta muy frecuente es: ¿cuál fue la fórmula del éxito de Chicos católicos...?, y la respuesta es siempre la misma. Nos divertimos mucho abajo y arriba del escenario, eso la gente lo ve, lo siente y lo agradece. Ojalá que podamos repetir esa fórmula, trabajamos mucho en eso y esperamos que vengan a vernos porque hay mucho trabajo y muchas ganas de hacer reír.
*Dramaturgo.