ESPECTACULOS
Chino Darin

“Hasta ahora venimos perdiendo guita sin parar”

El protagonista y coproductor de La odisea de los giles confiesa que desde el inicio del proyecto intentaron hacer un film popular. Reconoce las dificultades de la empresa que fundó junto a su padre. Admite que con Ursula Corberó quieren formar familia.

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Éxito. La película tuvo el día del estreno 32.000 espectadores. Superó el debut de El cuento de las comadrejas, que tuvo 10.000. | juan obregon

Chino Darín no es partidario de las cábalas, pero sí cree en la protección. Sobre su pecho pende una cruz chacana que se trajo de un viaje a Machu Picchu y en la muñeca izquierda lleva una pulsera roja que le regaló una comerciante madrileña que tiene un local cerca de su departamento en la zona de Plaza Mayor. El joven de 30 años, nacido en San Nicolás de los Arroyos, ciudad materna, acaba de estrenar el doble rol de productor (Kenya) y protagonista en La odisea de los giles, una apuesta artística muy importante del cine nacional que involucró de lleno a la familia Darín-Bas durante tres años intensos. “Mi pálpito es que será una película popular”, anticipa el Chino.

—¿Te da miedo este desafío al poner dinero?

—No, nada. Pero no por una cuestión económica, porque no me da mucho miedo nada a mí. Sí hay presión, nunca laburamos tanto en un proyecto, somos los desarrolladores de la historia.

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—¿Cuánto salió la película?

—No sé cuánto sale honestamente. Sé que es una peli cara para la Argentina.

—¿Quién maneja los números de Kenya Producciones?

—Federico (Posternak), nosotros no servimos para los números, por eso no tenemos miedo con los números tampoco. Si lo pensáramos como negocio, para nosotros más negocio sería no tener ninguna productora.

—Entonces, ¿la hacen para tener libertad artística?

—No solo libertad, sino para hacer la historia que se nos cante el culo. En este caso La noche de la Usina, de Sacheri, llevada al cine como La odisea de los giles y estar en la parte artística, tener injerencia en el corte final, decisión de la música, cómo se va a trabajar la fotografía, formar equipos. No tengas ninguna duda de que hasta ahora venimos perdiendo guita sin parar, es solo poner. Porque incluso si nos fuera muy bien, es un poco ridículo que suple tres años de trabajo intenso de mi viejo, mío, Federico, la familia entera.

—¿Sos mejor negociador que tu viejo?

—Negociador puede ser, pero no necesariamente tiene que ver con lo económico negociar, a veces tiene que ver con condiciones. Mi viejo es un poco más let it be en ese sentido, a mi viejo le chupa un huevo si acá hay una marca de agua mineral y toma del pico y lo ponchan para publicitarlo. Es un tipo muy preciso, muy intuitivo, pero no tiene puesta la parte en lo económico comercial. Yo sí, miro más los términos y condiciones preestablecidos previamente bajo contrato.

—¿Cuál fue el aporte de Florencia, tu mamá, y tu hermana, Clara?

—Formaron parte en los cimientos. Mi vieja estuvo en la lectura del guión, ha leído muchos guiones de mi viejo, sabe mucho, y es muy cinéfila. Conoce lo que es mutar algo del papel a la pantalla, y es muy capaz de identificar cuáles son los pros y los contras, qué cosas funcionan y qué cosas no. Al no ser actriz, tiene otro desapego, le permite ver las cosas desde otro punto de vista. No está contaminada. Y en la conformación de elencos es un as. La llaman para preguntarle por películas en las que incluso no labura mi viejo para consultarle quién ve que haría tal o cual papel. Pesa mucho su opinión. Y mi hermana estudió Bellas Artes, le gusta la indumentaria, tiene mirada. Estuvo involucrada muy poco, sucedió cuando estaba abriendo un local de ropa en agosto. Es detallista como mi viejo.

—La película más vista de Argentina este año es “El cuento de las comadrejas”, pasó los 500 mil. ¿Creés que pueden convocar un millón y medio de espectadores?

—No sé, es muy difícil hacer futurismo. Espero y deseo que sea una película popular, porque hicimos todo para que así lo fuera, y tiene un tema que es el corralito, la crisis, que interpela a todos y pocas veces se tocó. Y nosotros nunca consideramos que fuera una película de nicho. Tenemos un dream team en cuanto a actores y equipo técnico de K&S y nuestra productora.

Pueblo chico. Alsina, el pueblo donde transcurre La odisea de los giles, al Chino le recuerda sus visitas a San Nicolás de los Arroyos, ciudad en la que viven sus abuelos maternos, tíos y primos, y también a Empalme, localidad santafesina cerca de Villa Constitución, donde se encuentra el campo familiar. “No tengas ninguna duda de que es el universo en el que nos criamos, parte de mi infancia, y parte de la vida de mi viejo. Para nosotros fue una referencia importantísima”, afirma.

—¿Dónde te sentís más cómodo, en Capital Federal o en Madrid?

—En la Capital Federal. Me gusta y no tiene que ver con comodidad. De hecho, en ese sentido es mucho más cómodo Madrid, porque los servicios públicos de Madrid son espectaculares. Pero me siento más cómodo porque me siento en mi casa, tengo mis amigos, tengo a mis viejos, tengo a mi hermana, tengo mi productora, todo menos una sola cosa. De lo que necesito para vivir, tengo todo, me falta un factor, de gran relevancia, que equipara la balanza y hace que disfrute tanto de Madrid como de Buenos Aires hoy.

—El factor que te falta es Ursula (Corberó), ¿no?

—Sí.

—¿Te ves siendo padre joven o cerca de los 40?

—Yo me veía siendo padre mucho más joven de lo que soy ahora, toda la vida, desde la adolescencia, pretendía ser padre entre mis 22 y 25 años.

—¿Hablaron con Ursula sobre formar una familia?

—Sí, desde muy temprano de nuestra relación, ella también es muy familiera, y me parece que cuando uno ha disfrutado de su familia, tiene la sensación de que va a generar una familia feliz. El tema es que estamos viviendo momentos de carreras ascendentes, viviendo en distintos lugares, y no encontramos el lugar, ni lo estamos buscando en particular, pero es algo que siempre hablamos. Vibramos en el mismo sentido con respecto a la intención de tener una familia, no importa si lo vamos a hacer ya, o dentro de 20 años.

—Rodrigo de la Serna dijo que con la plata de “La casa de papel” pagaría la deuda externa; ¿en algún momento fantasearon con Ursula sobre qué harían ustedes?

—No. No tengo fantasías de plata yo, me crié siendo un privilegiado y pudiendo hacer lo que se me canta el culo, la verdad es que nunca sentí limitaciones económicas, siempre he sentido que podía hacer lo que quería y nunca tuve intenciones de despilfarros, siempre fue suficiente.

 

Corralito, el pucho y la oferta de Netflix

—¿En qué parte de la película podemos ver “la mano” del Chino?

—Todos los goles que tiene esta película son una construcción colectiva encabezada por Sebastián Borensztein (director). Sí te puedo decir que luché por un plano cuando llega Manzi (Andrés Parra) y está a punto de atraparlos con las manos en la masa, y Perlassi (Darín) se está por subir al auto conmigo, y yo quería que ese momento tuviera un plano corto de Perlassi que a pesar del apuro pueda saborear que lo pensado había salido bien. Cuando la veo así, siento que es una frutilla del postre para mí.

—¿Los agarró el corralito? ¿Qué recordás de esa época?

—Sí. Como a todo el mundo. Tengo 200 casos y anécdotas del corralito, incluso alguna graciosa de mi abuela, de ir con una cosa que le habían permitido sacar guita, pero que igual el banco no se la diera y después de ir a tratar de hablar con el cana de la puerta como decir: “¡Ey!, yo soy un ciudadano, tengo esto firmado”, hacer quilombo y cosas así.

—¿Vas a hacer El rito de Marcelo Piñeyro y Claudia Piñeiro para Netflix?

—Estoy hablando con la gente de KyS para ver si lo podemos hacer o no. Sería para rodar en enero, no sé cómo van a hacer, está muy verde, me enteré hace poco de esto, estoy ahí hablando.

—Fumás bastante, ¿te hacés ver?

—Tengo 30 años, incluso siendo un gran fumador empedernido, todos los análisis que me hice me dieron fenómeno y es peor porque en realidad lo que quiero es que alguien me diga “dejá de fumar, la con...”. Tengo en la cabeza dejar de fumar, lo he intentado un par de veces, a veces lo he logrado con éxito durante unos meses y me sentía fenómeno, pero caí igual. Tengo la esperanza de dejar de fumar, no en el corto plazo. Si no, ya me lo estoy planteando.

—¿Le tenés más miedo a la enfermedad o a la locura?

—A la locura no. Me parece que el miedo es un poco paralizante, yo trato de tomar cartas en el asunto y ser lo más sano posible. Más allá de que fumo, me alimento bien, me cuido y trabajo con mi cuerpo.