ESPECTACULOS
ESTEBAN LAMOTHE

“Hay que cuidar el alma”

Es parte de la película Las noches son de los monstruos, donde interpreta a un abusador. Acaba de finalizar La 1-5/18 y sigue en el teatro con Desnudos. Sus ganas de dirigir un largo y su punto de vista sobre sus trabajos.

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Diversidad. El actor sabe permanecer en diferentes estilos: mainstream, el indie, la teve, sus propias creaciones y muchos otros más. | marcelo aballay

Esteban Lamothe sueña con dirigir una película. En realidad no una, sino dos. Por lo pronto, ya tiene en manos un guión terminado para un policial que se podría llamar La mitad de la vida o El remisero absoluto. Mientras espera conseguir financiación para ese proyecto, en el que también están involucrados Juan Manuel Bordón y Adrián Biniez (cineasta que dirigió a Lamothe en El 5 de Talleres), prepara con la escritora y periodista Tamara Tenembaum otro largo que por ahora se llama Las dimensiones, una historia de ribetes fantásticos que -aclara él- tiene más que ver con los cortometrajes que ya ha dirigido (el último de ellos, La zona caliente, presentado en el Bafici del año pasado). “Ojalá consiga los recursos para filmarlas en un futuro no muy lejano”, dice el actor de Desnudos, uno de los éxitos teatrales de la temporada veraniega, actualmente en cartel en el Metropolitan Sura de la calle Corrientes.   

Asegura Lamothe: “Estoy muy contento con Desnudos. Yo hice muchas obras en el circuito alternativo, pero nunca había trabajado en el teatro comercial, así que no sabía muy bien cómo se sentía eso, si bien siempre estuve convencido de que el teatro es el teatro, que no importa si es en un lugar o en otro. Pisar un escenario en una sala de Abasto o en una de la calle Corrientes es lo mismo para mí. Porque para el espectador siempre sentarse a ver una obra de teatro es un acto de fe. La gente que decide ir a ver una obra pensando que ahí puede encontrar algo que la interpele está llevando adelante ese acto de fe. Y eso es igual en todos lados. En todo caso, yo tenía ganas de hacer comedia. Y sobre todo una comedia popular como esta. Me parece muy noble toda la tradición del teatro popular argentino que en verano circula por Mar del Plata y Villa Carlos Paz. Yo no le bajaría el precio ni a ese teatro ni al independiente. Después, hay obras buenas y obras malas, independientemente del circuito en el que se estrenen. Yo estoy disfrutando mucho con Desnudos porque me gusta hacer reír a la gente. Para mí la risa es sanadora”. 

Al margen de esta obra de la calle Corrientes y de sus planes para dirigir cine, Lamothe también está de estreno: es uno de los protagonistas de Las noches son de los monstruos, film de Sebastián Perillo que se puede ver en el Gaumont, y donde comparte elenco con Jazmín Stuart, Gustavo Garzón y la joven Luciana Grasso. Ahí le tocó un personaje antipático que tiene una relación tensa y abusiva con la protagonista, en el marco de una historia con algunos elementos de terror sobrenatural. Define: “Es un tipo muy oscuro, un galán oxidado de un pueblito, muy resentido y muy violento. Un abusador, en suma. Yo traté de encontrarle el encanto al personaje. Me explico: nunca es bueno generalizar, pero muchas veces los abusadores tienen cierto encanto, son hábiles para poner en juego algunas estrategias de seducción para capturar a sus víctimas, no son Skeletor. Un abusador puede ser un abogado, un médico, un portero, un actor…”. 

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Con este papel Lamothe sigue sumando experiencia en cine, el lugar donde se siente más cómodo: a esta altura ya participó en dos decenas de películas, algunas muy elogiadas como Castro (2009) y sobre todo El estudiante (2011), de Santiago Mitre, uno de sus primeros roles importantes en la pantalla grande que fueron muy valorados por la crítica en la Argentina y en el exterior. Aclara: “Suelo aprovechar cada proyecto que me llega porque no recibo setenta guiones por mes. A mí me encanta el cine, pero no es tan fácil filmar en Argentina. Entonces, sin que eso implique agarrar cualquier cosa, aunque un proyecto no me convenza al cien por cien, antes de descartarlo pienso en lo que puedo aportarle yo, en cómo puedo interactuar con el director o la directora. Por ahora tuve la suerte de trabajar con muy buenos profesionales, la verdad”. 

No hay en cambio planes concretos para seguir en la televisión: terminada la tira de Pol-Ka La 1-5/18 que protagonizó hasta no hace mucho en El Trece, le toca descansar del ritmo vertiginoso de ese medio. Lamothe: “La televisión es agotadora, sí. Pero es trabajo, y yo soy de una familia de clase media, tengo el mandato típico de querer agarrar todo el laburo que pueda, de hacerlo bien y de sumar. Siempre pienso que pueden echarme al otro día… Ahora me tranquilicé un poco porque tampoco está bueno ser tan voraz, agarrar todo lo que ofrecen. Eso puede perjudicarte como actor, podés terminar metiéndote un gol en contra. Hay que buscar un equilibrio: a mí me gustaría comprar la casa que no tengo y me asustan los parates de mi profesión, como a casi todos mis colegas. Pero también sé que hay que cuidar el cuerpo y el alma”.

 

El Ruchofest 

Empezó como una iniciativa pequeña destinada a promover bandas de la escena independiente argentina y terminó transformado en una cita obligada para cada vez más gente: el Ruchofest ya va por su edición número 17 y tiene una convocatoria que sigue creciendo. “Es un festival muy especial porque todo lo recaudado es para los músicos. Cuando empecé no sabía cómo iba a resultar, pero fue todo genial: pasaron un montón de bandas buenísimas y siempre se llena de gente. Lo hacemos con mis hermanos, que tienen una banda muy grosa (Cabeza Flotante), porque nos gusta, por amor a la música. En medio de tantos festivales comerciales donde la música se mezcla con los sponsors, la aparición de un evento como éste es una novedad. En el próximo vamos a programar a una banda de hardcore de zona Sur que nos encanta, por ejemplo. En los grandes festivales no vas a ver bandas de ese tipo. Hay mucho feat. y poco hit”, señala Lamothe, que en las noches del Ruchofest se mezcla con un público que no es necesariamente el mismo que lo sigue por su trabajo en la televisión. Resalta: “Extraño la época en la que lo que hacía en mi vida privada no se hacía público.  Hoy publican cada paso que doy, y eso a veces puede lastimar a otras personas. Sé que es una consecuencia de ser famoso, y ser famoso es una consecuencia, en mi caso, de haber trabajado bien. Entonces no me quejo. No pretendo tener una vida privada más blindada, solo digo que la extraño. Trato de convivir con el precio de la fama y de moverme lo mejor que puedo en ese escenario, que para mí es hoy el real”.