Escribir, desarrollar y realizar un documental de Alfonsín significa una gran responsabilidad. Contar una historia del político más nombrado en campaña por el futuro presidente, también es una ten-tación de caer en falsas épicas. También lo es contar el “Alfonsín conveniente”, el Presidente austero que no se llevó nada a la casa o el Alfonsín populista, el de la pelotera con Reagan, la pelea con La Rural y el discurso contra Clarín.
Esos “alfonsines” (verdade-ros, pero incompletos) se eclipsan el uno al otro y tapan al liceísta contemporáneo a Galtieri, Harguindeguy y Anaya que se decidió por la democracia de adolescente, al militante de la UCR en Chascomús que presidió su Comité, al padre ausente (física, pero no psicológicamente) de seis hijos y abogado desinteresado por la plata dedicado a la política, al diputado por la Provincia de Buenos Aires en los 50 y 60, al radical rupturista que creó el Movimiento de Renovación y Cambio dentro de su partido al que Tosco le ofreció ser su vicepresidente cuando perdió la interna con Balbín, al que estuvo al Frente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos antes del Golpe del 76, al que presentaba y dejaba Hábeas Corpus en blanco en plena dictadura cuando las Madres empezaron a buscar a sus hijos, al único político que se opuso públicamente a la Guerra de Malvinas, al primero que le ganó una presidencial al peronismo no proscripto, al que impulsó los juicios y la Conadep, también al Presidente con los errores y virtudes aún presentes, al impulsor del Pacto de Olivos y responsable de la Reforma de la Constitución que rige la vida argentina hoy, al titiritero de la Alianza, al que se accidentó en un paraje de la Patagonia argentina por ir a militar a un pueblo de 8 mil habitantes, al que (según las palabras de Duhalde) lo impulsó a tomar las riendas en 2001 y también al militante que fuera la palabra más calificada de su partido hasta el último suspiro de lucidez.
La gran apuesta de construir Raúl. La democracia desde adentro desde Koala Contenidos fue cómo contar este derrotero inédito en otro cuadro político argentino en los últimos setenta años, de manera franca, entretenida y respetando la verdad histórica. Y ese rompecabezas se apoyó en cuatro pilares, la investigación, los archivos personales que tan generosamente nos cedió la familia Alfonsín y aquellos que estaban en el Museo del Cine, el AGN y en Canal 9, uno de nuestros coproductores. Por otro lado, los más de sesenta testimonios y doscientas horas de rodaje y, finalmente, la construcción estética del documental, anclada en el arte urbano en Chascomús.
Quiénes vayan a ver Raúl se encontrarán con el Alfonsín de la 9 de Julio, el de la “Economía de Guerra” y el de “Felices Pascuas”. Pero también con un Alfonsín que habla de Revolución, oligarquía y violencia de abajo engendrada por la violencia de arriba en los 70, el que se conmueve con la historia de un fotógrafo exiliado al que promete derogar la autoamnistía militar, a quien baja en Campo de Mayo a pesar de la amenaza de muerte y al que en La Tablada se contradice y convoca a las FF.AA. a reprimir, pero que va al cuartel a contar los sobrevivientes.
Podrán ver a un cuadro político sin recortes, es decir, una mirada franca sobre un hombre franco.
*Directores de Raúl. La democracia desde adentro.