Para el tango, 20 años puede no ser nada. Pero para Los Simpson lo son todo, ya que el pasado 28 de septiembre arrancaron su vigésima temporada de éxito ininterrumpido en la televisión norteamericana, logro que muy pocas series pueden ostentar en su currículum.
“El secreto –sostiene Al Jean, productor ejecutivo que estuvo desde el comienzo– podría encontrarse en que nunca pensamos en el público infantil. Con esto no quiero decir que nos hayamos animado a incluir algunos contenidos riesgosos por el sólo hecho de hacerlo, aunque en parte haya sido así, sino que siempre apuntamos el programa hacia una audiencia adulta, desarrollando un humor que creemos es inteligente.”
Humor registrado. A esta altura, el estilo Simpson podría dividirse en dos grandes categorías: la comedia de situaciones multirreferenciada en los íconos de la cultura pop; y el humor de corte político donde la sátira revela las cuestiones de fondo en donde se apoya la coyuntura.
“La política es todo un tema para la serie –cuenta Jean–, porque nosotros trabajamos con un año de antelación, así que no podemos hacer chistes basados en la actualidad del día a día porque nos arriesgamos a que queden posdatados y pierdan su efecto. Ya nos pasó en los primeros años de la serie, cuando habíamos imaginado un episodio centrado en la Unión Soviética. Pero antes de que termináramos con los procesos de animación y edición, la Unión Soviética se había caído y el programa quedó en la nada. Por eso, preferimos no tomar las posiciones inconsistentes que uno naturalmente toma cuando emite opiniones diarias sobre los acontecimientos diarios. Nos interesa el largo alcance y, obviamente, la figura presidencial.”
Lo cual, en términos de la temporada 2008, puede leerse como el adiós a la administración de George W. Bush. “Lo más irónico de todo –confía Jean– es que después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, la gente me decía que Los Simpson no iban a poder burlarse nunca más del presidente. Parecía cierto, pero yo estaba profundamente convencido de que, antes del fin de su mandato, nos iba a dar pie para hacer algunas cosas cómicas. Y tenía razón.”
Jean se refiere, principalmente, a la crisis capitalista global que empezó con el estallido de la burbuja hipotecaria norteamericana, que también hará sentir su impacto sobre Springfield. “En un episodio –adelanta–, los Simpson pierden su casa por estos problemas económicos. Ned Flanders, su vecino, se las compra y luego se las alquila para que no tengan que mudarse. Homero intentará sacar ventaja de esta situación cargándole a Flanders los costos de todas las reparaciones y eso hará que Ned se enoje y los desaloje. Nosotros lo tomamos con humor, pero la posibilidad de que una familia pierda su casa es un verdadero drama.”
La Casa (Blanca) del Terror. Todos los años desde hace 20 temporadas, el especial dedicado a Halloween es uno de los capítulos más esperados por los simpsonmaníacos de todo el mundo. Genéricamente titulados La casa del árbol del terror, cada uno de estos episodios le toma el pelo a distintas películas y series televisivas de terror y/o ciencia ficción. Y este 2008 no será la excepción. “En uno de los segmentos satirizamos a Transformers –comenta Jean–; y mostramos lo que pasa cuando Bart recibe de regalo una tarjeta navideña que resulta ser un Transformer que quiere apoderarse de Springfield. Pero lo que más me emociona del episodio es la parodia que hicimos de It’s the Great Pumpkin, Charlie Brown (largometraje animado en base a la historieta protagonizada por el perro Snoopy), con todos los personajes dibujados en el estilo del cómic.”
Por esas cosas del destino, el capítulo de Halloween de este año será emitido en los EE.UU. el próximo 2 de noviembre. O sea, 2 días antes de las elecciones que definirán quién relevará a George W. en la Casa Blanca. ¿Existe alguna posibilidad de que un show tan obsesionado con la figura presidencial como Los Simpson deje pasar esta oportunidad? “No –se sincera Jean–. De hecho, el episodio empieza con un chiste sobre las elecciones, donde Homero intenta votar por Barack Obama porque cree que es hora de hacer cambios. Pero la máquina (en los EE.UU. está implementado el voto electrónico) le contabiliza el voto a favor de John McCain. Homero se enoja, discute con la máquina y vuelve a votar por Obama, pero el voto vuelve a ser contabilizado a favor de McCain. Y así, hasta que al final la máquina termina matando a Homero.”
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