Hay temas que no pierden vigencia y tampoco se ven afectados por los lugares geográficos. La historia que refleja la comedia musical canadiense Come from Away de los canadienses Irene Sankoff y David Hein buscó reflejar lo que sucedió en la isla de Gander, después del atentado del 11 de septiembre del 2001. Esa población fue un ejemplo de solidaridad y así lo entendió la directora Carla Calabrese cuando empezó los ensayos en Buenos Aires pensando estrenar en el 2020. La pandemia no la hizo bajar los brazos y contra viento y marea mantuvo a su elenco completo y estrenaron el año pasado. Llegó el público, las excelentes críticas y los premios. Todo impulsó a que en este 2023 volviera a su casa: el escenario del Maipo. Las funciones serán de viernes a domingo con los mismos intérpretes: Gabriela Bevacqua, Carla Calabrese, Sebastián Holz, Mela Lenoir, Fernando Margenet, Argentino Molinuevo, Edgardo Moreira, Silvina Nieto, Marisol Otero, Agustín Pérez Costa, Pablo Sultani, Silvana Tomé, Manu Victoria, Lali Vidal y Pato Witis, más ocho músicos en vivo sobre el escenario.
Ella, Marisol Otero nació en este género musical, mientras que Edgardo Moreira volvió a él después de varios años. En este reportaje ambos comparten la misma pasión y lo reflejan a dos voces.
—¿Cómo es reponer un espectáculo y cuáles son los miedos?
MARISOL OTERO: Reponer tiene algo muy beneficioso que es saber que el espectáculo gustó, por eso vuelve. Una va desde un lugar más relajado, sabiendo que la gente lo apoyó. Al mismo tiempo tenés menos ensayos, porque el cuerpo tiene memoria y buscás un crecimiento distinto. No diría miedo, sino que el desafío es tener tu personaje vivo, encontrándole cada día algo nuevo y que la historia siga viva.
EDGARDO MOREIRA: A mí con esta propuesta me preocupa estar bien entrenado, ya que la exigencia vocal es mayor. Me cuido de no resfriarme, por otro lado como hay varias coreografías, agregué pilates para tener el cuerpo lo más elástico posible. Hace casi un mes que estamos viendo los videos de los distintos cuadros musicales para refrescar, luego vienen los ensayos presenciales con muchas horas. Estamos desde diciembre sin hacerlo. Necesito pasarla como si fuera una película, cuadro por cuadro. El miedo o el temor es no estar en un buen estado, pero ahora estoy bastante tranquilo.
—¿Ayudan las nominaciones y los premios?
O: Me parece que sí, más allá del ego. Un premio lo que suma es la visibilidad, nos da un extra de prensa que impulsa a verlo a quien no lo vio. Y a veces el que ya lo vio le da ganas de volverlo a ver. El público del musical suele venir más de una vez y se sabe las canciones, es muy propio del género. Es más fácil aprenderse las letras, ya que la música siempre ayuda. Es una energía hermosa la que se palpa. Cuando hice Mamma mía todos conocían las canciones, ya que eran del grupo ABBA.
M: Creo que a nosotros no. Me parece muy bien que estén los premios, pero siento que al público no le interesa. Sirve para la publicidad y en un momento de la temporada, cuando ya se hicieron las notas del estreno y para poder recordar que el espectáculo sigue en cartelera. Las nominaciones y los premios ayudan para volverlo a poner en la vidriera. Hay gente que vino el año pasado cinco veces a verla. Come from Away fue el espectáculo más nominado en la historia de los Premios Hugo y eso señala un acontecimiento.
—Este musical se focaliza en la solidaridad: ¿creen que la pandemia nos cambió?
M: La pandemia nos aisló y me parece que Come from Away impactó porque es el gran abrazo, donde se muestra la contención. Hoy ves teatros, recitales y restaurantes repletos de gente, a pesar de la inflación, me parece que la gente busca estar con más gente. Creo que quedó una necesidad de salir de la casa, así se vio en el festejo del Mundial. Fue la concentración más grande de la historia, sin importar ideologías, dicen que fueron cinco millones de personas. Más allá del fanatismo que despierta el fútbol. Me parece que la pandemia sin olvidar los hechos traumáticos y las muertes, nos abrió las puertas a otro tipo de comunicación como el Zoom, aprovechar las veredas y el aire libre. Siento que hay más necesidad de comunicarse con el otro. Tal vez la realidad al ser angustiante busca la alegría y el abrazo con el que está al lado.
O: Creo que a muchos de nosotros nos hizo más solidarios. Me parece que estos golpes en la vida nos modifican. O te ponés más fuerte o seguís igual. Cada uno aprende y sana lo que tiene que aprender.
—¿Se puede entablar un paralelismo entre aquel atentado contra las Torres Gemelas y la actual guerra en Ucrania?
M: Cuando ensayábamos esta obra y mientras armábamos las sillas como si fuera un avión, venía la directora Carla (Calabrese) mostrando el avión que tiene su marido Enrique Piñeyro con su ONG (Open Arms) donde se veían los refugiados que salían de Ucrania.
O: Es como el amor en medio de la guerra. En el espectáculo no se habla del atentado. En nuestro caso tanto Carla como Enrique son solidarios y creo que hay que mostrar la gente con luz. Me parece que revelar lo bueno, tratando de ver la luz, ayuda. Busco la solidaridad en todos los planos, no hay que centrarse en la oscuridad. Elijo mucho lo que hago y creo que hoy la gente necesita esperanza.
—¿Cómo se ven afectados por las presiones estéticas del medio?
O: En este momento de mi vida le pongo más atención a mi existencia desde otro lado. No voy a engañar que me maté en el gym, incluso tuve problemas de alimentación, a veces adelgazando o engordando. El actor debe ser una masa, que debe ser trabajada, dependiendo del personaje. Muchas veces me pregunto ¿por qué no hacemos de personas reales? En estos momentos incluso hay ciberbullying, debemos aprender a deconstruirnos, para no transformarnos en lo que no somos. .
M: Por suerte no tengo el problema de edad. Busco mantenerme lo mejor que puedo, pero no me pesan los años. No miento: tengo 71. Creo que forma parte de la inseguridad y la locura que pretenden imponer a veces las productoras. Uno no necesita operarse, porque las caras terminan siendo otras. Me parece que se pierde identidad y expresión. Me tocó trabajar con distintas actrices y no podía dejar de mirar sus bocas tan rellenadas, veía el plástico y no podía ver dentro de esa persona. Me da mucha pena que lo padezcan, también cuando se les exige a las actrices a ser delgadas y siempre jóvenes, poniendo en riesgo la salud y perdiendo identidad. En esta época creo que todos debemos tratar de no perder el sentido común y refugiarse en los afectos reales que tenemos, para mantener la cordura. La batalla contra el tiempo está perdida, hay que amigarse con los años. Y el verbo más lindo es aprender.
Cine, televisión y docencia
Anticipa Edgardo Moreira: “Acabo de terminar dos capítulos para la segunda temporada de While You Were Breeding para Disney+ y creo que les será muy difícil a los canales de aire competir con esa calidad y recursos. Había más de cien personas atendiendo en todos los rubros. Tomé clases de equitación, para no necesitar doble. Interpreto a un patrón de estancia, rodeado de actores de distintas nacionalidades, con un director mexicano. Me parece que debemos que pensar otros formatos. Hoy hay mucho para elegir”.
Calcula Moreira que recién el año próximo se verá la película Luces azules de Lucas Santa Ana. “Fue una producción de Sombras Cine y resultó el último trabajo de Claudio Da Passano (falleció en enero). Me conmovió verlo en una privada especial que nos hicieron antes que iniciara su recorrido en los festivales, ya que exigen que sea inédita. La filmamos en julio del 2022. Es una ficción muy relacionada con el mundo gay, lo interesante es que muestra a los seres humanos en la relación con la muerte y la vejez”.
Marisol Otero además de actriz es autora y compositora de pop rock. Ahora se la puede ver en el jurado de la nueva edición de Canta conmigo por ElTrece. Hace ya quince años que tiene su propia escuela de comedia musical. Asegura: “Cuando empecé tenía que estudiar todo por separado, en la que fundé nos especializamos en cada área: canto, baile y actuación, para unir todo. Vengo de una familia muy humilde y somos muchos hermanos, por suerte pude estudiar y recibirme gracias a haberme ganando una beca. Tuve muchos no y me fortalecí. Me parece que hoy tienen todo mucho más fácil y a veces les falta compromiso, cambió la disciplina”.