El hipnotizador, la nueva producción de HBO, es “un ejemplo de la nueva televisión”, dice Leonardo Sbaraglia, que interpreta al atormentado e insomne Arenas. Y apenas un vistazo a cualquiera de los ocho capítulos basados en la historieta de Pablo de Santis (involucrado en los guiones de la serie) y Juan Sáenz Valiente lo certifica. Una estética única, casi de orfebre, que tiñe a una falsa Triple Frontera (donde se habla español y portugués por igual y sin distinción) de un sepia refinado, con un aire noir pulido y ascético. Sbaraglia habla de que eso es posible ya que “en este tipo de producciones se da más tiempo a lo autoral, a la posproducción. Se cuida cada detalle como si fuera una película pero se genera un laburo de serie, y eso es ideal”.
—¿Cuál es la diferencia entre hacer este tipo de televisión y no estar sometido al minuto a minuto?
—La época del minuto a minuto no la viví. Es terrible. Vos fijate lo que pasó con Entre caníbales, es un ejemplo bastante claro. Que Campanella, ni más ni menos, ganador de un Oscar, alguien que la tiene reclara, que hace series en Estados Unidos, sirva para demostrar que las reglas del juego son otras es terrible. Por eso: uno sabe dónde se mete y dónde no se mete. En particular a mí me cuesta mucho justamente lo de la tele, y no sólo por eso. También está el compromiso que te piden, que es mínimamente de seis a nueve meses. Ya de por sí esa realidad te cuesta mucho.
—¿Eludís la tiranía del rating, entonces?
—La mayoría de las veces, los proyectos en TV arrancan con excelentes intenciones. Después se ven superados por la ley del mercado, por si tiene éxito o no. Un caso particular, que a mí me gusta mucho como lo manejó, es Julio Chávez. Un tipo que tiene la suficiente personalidad y sabe lo que quiere, que tiene ya la relación con la gente con quien quiere trabajar (como Daniel Barone). Han creado un equipo que tiene cierta fórmula para poder sostener la calidad. Farsantes, Tratame bien; Julio tiene la capacidad, la fuerza y el conocimiento para poder hacerlo. Ojalá todos pudiésemos tener esa cosa.
—¿Qué pasa si no lográs eso de Julio Chávez?
—Y, te agarra la tormenta y te lleva para todas partes. Yo hice Relatos salvajes y me volví un actor popular otra vez. Parece que hubiera laburado en un programa de cuarenta puntos de rating. Te reconoce todo el mundo por la calle. Te hacen chistes, y bien. Y eso está buenísimo. Al margen de eso, en algún momento me gustaría volver a hacer ese tipo de programa exitoso para tener ese tipo de conexión. Hay que ver si estoy capacitado. Seguramente no en este momento.
—Pero vos también hacés tu camino: elegís qué hacer. ¿Cómo definirías eso?
—Estoy muy tranqui. Aparte eso me permite hacer, como hace dos años hice Dos lunas, que no tiene nada que ver con esto pero también es una serie cuidada, o Epitafios, me permite hacer, te decía, series como El hipnotizador. Me permite elegir proyectos en los que realmente creo.
—¿Cómo ves esa nueva televisión y proyectos como “El hipnotizador”?
—No estoy tan actualizado con lo que dan en televisión. Vi Breaking Bad, Mad Men, Six Feet Under. Imaginate hacer un Six Feet Under acá. Pero no sé si nos da la ley del mercado. No sólo en Argentina. Generar un producto así en Brasil, en Chile: un mercado local, cualquiera sea, no sé si resiste. El hipnotizador es para 24 países, entonces tenés más tiempo, más calidad. En términos de producción no hay diferencia con una película, pero hay una visión de autor y ahí está bueno trabajar con HBO.