En plenas vacaciones de invierno, el ritmo del centro porteño cambia. Pero las cuadras de Corrientes que concentran los teatros más grandes de la Ciudad son la excepción, atestadas de chicos. A media mañana, en el Opera Allianz, ya hay cola para entrar a la primera función de Topa en Junior Express: ¡El Gran concierto!, uno de los fenómenos que todos los años repite localidades agotadas, no importa la crisis que haya allá afuera.
Entrar a la sala vacía y a oscuras es una extraña sensación, que se contrarresta cuando entra Diego Topa, el actor que –maquinaria Disney y, más acá, YouTube y streaming mediante– ya se transformó en un integrante más de las familias con niños pequeños. Se ríe ante esa observación, cuando se le pregunta cómo lidia con el ritmo de estas semanas frenéticas: “Siempre me dicen que, como también soy productor, se me mezclan las dos pasiones. Antes de salir, estoy pendiente del teléfono, de las entradas. Y salgo al escenario y boom, aparece el artista. Tengo un cuerpo que me acompaña, por suerte”.
—Y ganas…
—No, ganas no, pasión. Me da mucho orgullo y mucha responsabilidad. Estoy en todo. Cuido mucho todos los detalles. Involucrarme en la producción teatral no me saca la energía; al contrario, me nutre. Yo tenía ganas de contar mi cuento. El primer año lo hicimos con otra gente y fui a Disney y les dije que sentía que no estaba dando el máximo de mi potencial, y me permitieron entrar a producir. No fue fácil para ellos apostar a algo nuevo.
Con una carrera previa que incluye más de 200 comerciales y siete películas, Topa lleva 16 dentro del gigante Disney: empezó en Zapping Zone, un segmento cuando el canal recién se lanzaba en Argentina. “A los dos años, me sacan. Me quedé helado, lloré muchísimo. Pero me mandé a pedir una reunión con Diego Lerner, hoy ‘capo’ máximo de Disney, porque no entendía. Me pidió paciencia. Le creí. A los ocho meses, me volvieron a llamar y me ofrecieron Playhouse, y cambió mi vida”, cuenta. Hizo dupla con Eugenia Molinari, con Romina Yan, con Sofía Reca y con Muni Seligmann, la más recordada: “Fue muy fuerte lo que pasó: mi personaje tenía algo que llegaba a la familia y a los más chicos. El humor siempre me salvó, y con Muni explotó. Lo que hicimos no tenía muchos precedentes. En algún momento, al final, ya éramos Casados con hijos para chicos”, ríe.
En 2013, esa dupla se disolvió y empezó con un formato armado ciento por ciento en torno a su personaje (ver aparte). “Estoy muy involucrado, opino, estoy en los castings y las letras de las canciones. Los músicos de mis discos son los mismos que los de Pedro Aznar. Soy un apasionado, y no hay nadie que conozca más la ‘cocina’ del formato que yo. Pero estoy muy agradecido, porque me dejan opinar”.
—¿Y el futuro? ¿Cómo te ves?
—¡Ya empecé! Estoy viendo, pensando. Irme, ni loco… hay Topa para rato, mientras la cara me dé (risas). Estoy con mi propia productora para armar algo nuevo, un dibujito animado.
—¿Y en la vida?
—En un par de años, tengo muchas ganas de tener mi mini Topa. Pero me tengo que organizar, porque cuando lo haga voy a tener que frenar por lo menos seis meses. Aunque como me conozco, tengo miedo de quedarme un poquito más. Y luego tendré que tener alguien que me acompañe para viajar. Aunque estoy rodeado de gente, como mi amiga (Luisana) Lopilato, que también tiene una vida muy movida…