ESPECTACULOS
Samara Weaving

"La comedia me permite ser introvertida"

Todos la ven como la nueva Margot Robbie. Pero la australiana ha construido una forma de actuar en cine vinculada a la comedia salvaje. Y Boda sangrienta no es la excepción.

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Cambia. Boda sangrienta, la apuesta de Samara Weaving y ya con muchas ofertas en Hollywood. | fotos: gza.fox
















Boda sangrienta es la película que necesitaba 2019. Un film pequeño, artesano, con ganas de ser feroz, pero también desesperado por ser gracioso, violento y precioso. ¿Qué más se le puede pedir a una película de medianoche que sabe todo el tiempo lo que hace? Bueno, la respuesta es Samara Weaving, la australiana que ya comparte noticias online con Margot Robbie (muchas sobre celos, otras desmintiendo esos celos y así). Lo cierto es que Weaving, sobrina de Hugo Weaving (famoso por ser, entre cientos de roles icónicos, Sr. Smith en La matrix) e hija de artistas y estudiosos del cine, ha tomado Hollywod por asalto gracias a su rol en Tres anuncios para un crimen, la película Mayhem y ahora su novia ensangrentada y en fuga de Boda sangrienta. Los anuncios de su carrera no paran de llegar (será parte de la tercera Bill & Ted), y ella, aun así, reniega un poco de Hollywood, sus alfombras y sus privilegios. Al menos así lo hace en esta charla exclusiva con PERFIL.

—¿Cómo te vendieron una película así cuando te buscaban como protagonista? Porque lo cierto es que es distinta, impredecible, divertida y violentamente tensa.

—Lo primero que vi fue el guión y estaba tan bien escrito, tan bien resuelto. Adoraba los detalles. Los de mi personaje, los del diseño de cada personaje y de esa mansión. En mi caso, mi personaje creció en hogares para huérfanos, y eso era un factor que le daba una fuerza distinta. Cuando leí la película a través de sus ojos, sentí que ella no tenía tanto miedo, aunque esa cacería humana lo genera, sino que estaba enojada con la situación. Me gusta cómo esa tradición familiar, aquí asesina, se convierte en otro motivo para que ella, como cualquier mujer, desconfíe del sistema, de la idea tradicional de familia. No es la víctima mi personaje. ¡Bah!, sí lo es. Pero es alguien que reacciona a una situación de literal vida o muerte. Y lo hace en el marco de la comedia, vestida con un traje de novia. Es una línea fina en la que la película se maneja todo el tiempo.

—Es una película que sabe tenerte al borde del asiento, que sabe jugar con lo que nos da el cine hoy. ¿Qué es lo que a vos te genera esa sensación?

—Es muy lindo que en un mundo donde parece que nos dicen todo el tiempo qué hay que ver, desde avisos y modas, y tuits y más, haya gente que todavía adora el hecho de la adrenalina que puede generar una historia. Y que van puntualmente a ver una película como Boda sangrienta buscando eso. Para mí el cine es eso: la sensación de querer perderse en una sala, de buscar en la oscuridad y soledad algo que te conecte con un relato, con lo humano, y decidirte a hacer eso por un tiempo. Y que la película quede viva con vos cuando te vas, y tengas que discutirla, o pensarla sola en tu casa. No soltar el cine es una gran sensación.

—Tu tío es Hugo Weaving, un famoso actor, y tu padre también, pero ¿hay un momento particular en el que decidiste la actuación?

—Sí, lo hubo, pero es extraño. De niña adoraba actuar, pero siempre se me hicieron complicadas las alfombras rojas, los reflectores cuando hay micrófonos, todo el aspecto que tiene que ver con que, seas introvertida o no, tenés que parecer una estrella. Pero de pequeña nos movíamos mucho, nos mudábamos mucho, y me costaba hacer amigos, abrirme, ya que era tímida (algo que creo es genial). Entonces me pusieron en una clase de actuación, y ahí sentí que no me juzgaban, que juzgaban al personaje. Nunca imaginé que me iba a traer a Los Angeles, que me sacaría de Australia. Entonces eso que me protegía hoy me da trabajo, pero también me pide volver a esa idea que odiaba de niña.

—Tus personajes en muchas de tus películas como “La niñera” (de Netflix), “Mayhem” o aquí en “Boda sangrienta” generan comedia, a veces involuntaria. ¿De dónde nace la comedia en tu actuación?

—Es muy fácil hacer llorar a la gente. Es muy difícil hacerla reír. Creo que al crecer vi mucha comedia, me protegía, me ayudaba, me permitía ser boba con aquellos en los que confío y quiero. Mis padres siempre fueron muy graciosos. Era un hogar de comedia. Y la comedia salva, y te permite un acercamiento distinto. Siempre me fue muy orgánica, algo de mi personalidad que también me permitía reírme de preconceptos que pueden tener sobre mí, mi trabajo y demás. La comedia me atrae por cómo altera el mundo, por lo que representan los actores de comedia en el mundo del cine. Quiero hacer comedia siempre, quiero hacer gracioso el mundo sin que se dé cuenta. La comedia es una forma más elegante de traducir al mundo la forma en que te hace sentir incómodo.

—¿Cómo se vive el trabajar mucho en Hollywood, el año que viene estrenás “Bill & Ted Face The Music” y más ?

—Es raro estar acá en Los Angeles. A veces sentís que te tratan como un niño otra vez, que te llevan, te traen, te suben y te bajan. Muchos me decían cuando estaba en Australia que tenía que venir. Pero no quería. Y cuando conseguí la película de Netflix, La niñera, con el director McG, por un casting de video, ahí entendí que era el momento de venirme a Estados Unidos. Pero no quería empezar de cero, ya tenía algo en Australia y tuve esa suerte.