Canta, baila y siempre interpreta. Imposible que pase inadvertida. Alejandra Radano tiene presencia escénica. Sus comienzos profesionales están unidos a uno de los éxitos más grandes de la escena nacional. “Quería ir a Italia –recuerda– y apareció una audición para participar en Drácula y se torció el camino. Integré ese elenco y fue muy extraño, más en ese ámbito; siempre digo que debuté en el campo del box, así se llamaba al Luna Park”.
“Iba a ser pianista, mi mamá lo es –continúa–. Entré de muy chica al conservatorio de música. También quería ser cantante de ópera. La cupletista la Bella Otero decía que una es el sueño de sí misma, pero también puede ser el sueño de nuestros padres. Estudié desde la primaria en paralelo con el otro colegio. Viajaba todos los días a La Plata y vivía en Temperley”.
Ya hicieron dos funciones gratuitas de Tres dramas para orquesta en el Centro Cultural Kirchner junto al músico Diego Vila y el director Fabián Luca. Es otra forma de presentar el CD, integrado por el melodrama La muchacha del circo; el monodrama La muerte de Teodora y el drama-bomb ¡Anarquista!, especie de “melodrama de protesta”. Se repetirá la última semana de octubre y la primera de noviembre (a confirmar). “Siento –subraya– que ésta es mi propia compañía, nos conocemos, investigamos y ahondamos en este lenguaje de teatro musical. Con Diego Vila hace mucho que trabajamos juntos. Buscamos crear espacios para soñar. El actor es una persona y algunos se identifican con una causa, que puede ser política o artística. No me molesta cuando pasa. Creo que hay períodos de altos y bajos. La cultura siempre fue usada para otra cosa, vale recordar a la cineasta Leni Riefenstahl y a Hitler.”
Mientras, continúa con las funciones de viernes a domingo de Cinelandia la última creación de Alfredo Arias que se presenta en el Teatro de la Ribera, en La Boca. “Estaremos hasta el 3 de diciembre. Hay muchos guiños que los más mayores captan y que tienen que ver con un pasado glorioso. Nos sorprende la repercusión a pesar de ser un lugar complicado. A pocas cuadras está el Grupo Catalinas y allí está todo muy organizado. Incluso los restaurantes están abiertos –asegura–. Tengo amor ladrillo por ciertos lugares de las ciudades.”
En Cinelandia encarna a Libertad Lamarque y afirma: “Nunca quise imitarla. Tengo colores en la voz semejantes. Cuando la estudiás descubrís que las grabaciones ponen muy aguda su voz, pero tenía un registro maravilloso. Su época en México fue excelente. Era una gran cantante, muy moderna y sin vicios”.
Se queda en Buenos Aires y anticipa que estrenará Lo prohibido de Betty Gambartes y Diego Vila. “Ya había trabajado con ella, gracias a Kive Staiff; hice la Opera de tres centavos. Estrenaremos el 11 de enero en La Plaza, junto a Juan Darthés, Michel Noher y una pequeña orquesta. Es la historia de una mujer a la que se le muere su marido, empieza a tener una relación con su hijastro hasta que la llama el que creía fallecido. Mi personaje se llama Amelia y está enferma de melodrama. Habrá muchos boleros y música en vivo”.
“Sueño con tener trabajo siempre –finaliza–, ganar dinero como para seguir haciendo lo que amo. Relajarme en cuanto a lo económico. La popularidad no me llama la atención. No iría a “Bailando por un sueño” con Marcelo Tinelli. No serviría para ese tipo de show. Hay que saber jugar y no tengo esa personalidad, porque no sabría qué decir”.