El 14 de febrero comenzó bien arriba para Silvia D’Auro, quien se esperanzaba en su cuenta de la red social Twitter: “¡Buen día! Que cada uno encuentre ‘Su’ Valentín y sienta su corazón radiante. El mío...Ya lo tengo”. Después, siguiendo con su nuevo rol de consejera sentimental de la web, que despunta aun más desde que se hizo pública su separación de Jorge Rial, siguió: “A las chicas les digo, que no desesperen. Todo llega.
Los encuentros, las reconciliaciones, los amores! Todo llega! Sólo hay que saber mirar y tener el corazón predispuesto!”. Pero con el correr de las horas, su ánimo cambió y, al tiempo que su ex se subía al vuelo que lo llevaba a Miami, se despachó con un “A los hombres, que sepan valorar lo que tienen cuando lo tienen. Se dan cuenta lo que tuvieron cuando ya forma parte del pasado. Todo llega.”
Para Silvia, el Día de los Enamorados desató una montaña rusa de sentimientos frente a su reciente ruptura. Y cátartica; usa Internet como su canal para decir lo que piensa, a toda hora y en todo lugar.
Hiperconectada. D’Auro vive pegada a su Ipad y carga dos celulares en su cartera. Es que a pesar de lo que muchos imaginan, la ex del conductor de Intrusos no es ama de casa ni se dedica exclusivamente a la crianza de sus dos hijas, Rocío y Morena.
Ella es la “cabeza” de las empresas de familia, maneja la pauta no tradicional del programa de su marido, analiza sus contratos y se encarga de las finanzas de la bodega que lanzó junto a Rial en 2011, según confió a PERFIL en una entrevista publicada en agosto último.
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