La temporada de verano 2022 en Carlos Paz aguarda el estreno de Así… vuelvo. El espectáculo de Aníbal Pachano dará su primera función el 1 de enero, con un tinte algo melancólico: se trata de la obra con la que el artista se despide de los escenarios, antes de dedicarse solo a la creación y a la dirección, pero ya detrás de los telones. En esta ocasión, momentos de su trayectoria serán recreados con un elenco de once intérpretes, además del propio Pachano, quien realiza también el diseño y la puesta en escena, y comparte la dirección con Ale Lavallén, en tanto la dirección musical está a cargo de Gustavo Calabrese. El alma mater de la propuesta se encuentra en los últimos ensayos, “los momentos más complejos, de ensamblar todo: la ropa, la sombrerería, la coreografía, la música, los coros”.
—¿Y qué línea reúne a todo ese ensamble?
—Es un musical, un music hall que juega con la emoción y con los buenos recuerdos, con pedacitos de lo que me fue sucediendo a lo largo de la vida. Pequeños guiños del guion son el hilo conductor.
—¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la danza y el espectáculo?
—Empecé como un hobby, como un respiro dentro de la arquitectura. Yo estaba recibido y trabajaba en los mejores estudios. Un día sentí que mi cabeza y mi cuerpo estaban corridos de eje y dije “¿Por qué no los voy a unir?”. Ahí surgió armar una empresa teatral, los Botton Tap, que duró muchos años y sigue vigente.
—¿Cómo caracterizarías a los Botton Tap?
—Fue uno de los grupos de espectáculos más importantes de la Argentina, por su trabajo empresarial y artístico. Fue icónico, de vanguardia. Éramos el grupo soporte de los años ochenta y pico. Llamábamos la atención por la forma de producirnos, de vestirnos, de hablar, de pensar. Surgió del under y se transformó en un producto totalmente glamoroso.
—Hay un estilo reconocible, una suerte de “marca Pachano”. ¿En qué consiste, de dónde viene?
—Mi mamá era puntillosa y obsesiva. Ella hacía un trabajo muy delicado con sus manos, de macramé y crochet. Eso me transmitió y me llevó a ser dibujante. De ahí, me recibí de arquitecto. Luego me metí en el mundo del espectáculo: ahí y en casa, en mi vida cotidiana, tengo una estética de prolijidad, de cuidado. Me gusta que las cosas estén estructuradas y organizadas estéticamente. Eso ha generado un sello que partió en los Botton Tap y se fue puliendo a través de los años en mi carrera individual. Un espectáculo a la manera de Pachano: no hay posibilidad de que no te des cuenta que lo hice yo.
—¿Cómo surgen las galeras, qué sentido tienen, qué hacés con ellas?
—En los Botton, siempre usábamos distintos tipos de sombrerería: ranchos, chambergos, galeras. En 2000, a partir del cabaret Smoke, fue como una marca registrada, que tuve a través de la empresa Lagomarsino. Ese elemento casi mágico genera esta especie de duende, Pepe Grillo, elegante y fino. Voy cambiando las formas, los colores, las combinaciones y se transforma en un sello absolutamente Pachano.
—¿Qué hacés, dónde están todos los elementos de tus espectáculos?
—Las galeras, los zapatos, los accesorios y la ropa están en un depósito en Devoto y en habitaciones en mi casa y en una baulera. Mantengo y hago que se cuide todo, porque es un elemento caro y, además, los artistas les deben dar valor a esas prendas: cada una tiene su historia. Junto a Ana Sanz [cofundadora de Botton Tap y ex esposa de Pachano], hemos enseñado a muchas generaciones la importancia de colocarte un traje, bailarlo y que se realce el glamour.
Pachano Dixit
Conducción: “Yo aprendí, por un comentario que me hizo Bergara Leumann, cómo vender mi producto en 15 segundos sin dejarle respiro al conductor, para la repregunta. Por eso hablaba muy rápido y muy concreto. Eso me fue dando la posibilidad de hacer reportajes de todo tipo. Entré a Bendita TV, gracias a Beto Casella, luego con Tinelli, fui jurado del Bailando. Hoy soy conductor de Ciudad de cúpulas, en Canal (á). Mi camino hoy va hacia ser más director, conductor; también tengo ganas de hacer radio”.
Salud: “En este momento, estoy bien. Pasé un proceso, a mitad de 2021, un poquito complicado, porque se inflamó un tumor [derivaciones dentro de un tratamiento por cáncer]. Le pongo mucha vitalidad y mucha energía positiva a lo que me sucede. El motorcito está siempre prendido y pongo el granito de arena para estar estable con mi salud. Soy un resiliente de la vida, no solamente en el aspecto de la salud. Pero en mis 66 pirulos, tengo mucho más balance positivo que negativo”.
Amistades y enemistades: “Dentro del mundo del espectáculo, tengo muchos más amigos que enemigos. No me preocupa lo que piensan los enemigos ni la gente en general. Hoy estoy mucho más allá del bien y del mal. Lo único que me interesa es estar bien conmigo y traspasar al espectador eso lindo que tengo adentro desde chiquito, que es ser creativo. Ese es el mayor premio que tengo y que me voy a llevar al otro mundo”.