ESPECTACULOS
juan leyrado

“La grieta se usa como un comodín”

El actor se destaca en Educando a Nina. Lamenta que haya actores que opinen de cualquier tema sin ser especialistas, aunque se muestra preocupado por la falta de trabajo.

Hoy. Coprotagoniza Educando a Nina, donde compone al padre de uno de los personajes encarnados por Griselda Siciliani.
| Gza. TELEFE<br>

En la ficción es Manuel Brunetta, el padre de Mara, uno de los dos personajes que encarna Griselda Siciliani en Educando a Nina, en las noches de Telefe. Es un hombre duro, distante, de alto nivel socioeconómico. En su vida real, Juan Leyrado está casado desde hace cuarenta años con María, psicóloga, con quien tiene tres hijos (Luciano, dedicado a la filmación; Manuel, quien estudia curaduría de arte, y Victoria, puericultura) y tres nietos (Mía, de 9 años; Francisco, de 7, y Ezequiel, a punto de nacer). Para esta larga vida de pareja, asegura: “No hay una fórmula. Hay que escucharse, ver cómo resuenan las cosas y animarse a crecer, animarse a ser feliz. Y después la vida te va ordenando”.

—Y para un éxito como “Educando a Nina”, ¿hay una fórmula?
—Me encantaría poder responder esa pregunta; sólo puedo jugar con la respuesta. Uno ayuda a que pasen las cosas bien: cuando se crea un buen clima de trabajo, cuando hay un buen libro, una buena producción, buenos directores, iluminadores, microfonistas, actores. Y con un tema que le caiga a la gente, que esté necesitando en su momento.
—Viviste otros grandes éxitos en tu carrera, uno de los cuales fue “Gasoleros”. ¿Qué verías en común con “Educando a Nina”?
—Yo venía haciendo mucho teatro y algo de televisión, pero no había tenido un éxito tan masivo como Gasoleros, que me generó recibir el afecto de la gente, en relación con ese personaje que construí, Panigassi. Son [como Educando a Nina] historias familiares que ven los chicos, los padres, los abuelos, y es muy importante que estén en ese horario familiar. Había una cosa costumbrista que apareció ahí y que funcionó bien. Eso se ha modificado, pero se mantiene el hablar de los afectos, de la familia, de los vínculos. Eso no se ve en otras producciones de afuera, donde hay buena realización pero no se respiran cosas cotidianas, que tienen que ver con nosotros. En este momento, es bueno ver cosas que nos pasan bien por adentro, que no nos hagan trabajar demasiado, porque ya en el día uno tiene la cabeza llena de muchas cosas.
—Has trabajado en Pol-ka y en Underground, representativas de canal Trece y de Telefe, dos canales en los que se ha visto la llamada “grieta”…
—La grieta se usa como un comodín, y yo la paso de largo. La palabra “grieta”, no sé por qué se usa. Pol-ka y Underground tienen diferencias, sí, pero ambas son dos grandes productoras. Pol-ka ha hecho y hace muchísimo por el desarrollo de la ficción de nuestro país. Lo mismo pasa con Under, donde se trabaja con gran profesionalismo y producciones muy cuidadas. Puede haber diferencias, pero no veo tantas; estoy cansado de marcar que existe una diferencia. Todos queremos que nos vaya bien y ver a la gente feliz.
—¿Cuán pendiente estás del rating?
—El rating es importante porque implica que la gente ve mi trabajo, pero en mi creatividad como actor el rating no aporta. El minuto a minuto me lo da lo que veo en la calle, ese saludo, esa mirada. Entiendo a los productores: si yo fuera uno, me gustaría ver los números.

 

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Actor y ciudadano

Invitado a reflexionar sobre la situación en la Argentina en 2016, Leyrado despliega este razonamiento: “Soy un actor; también soy un ciudadano pensante, pero los actores a veces caemos en la trampa de que podemos hablar de cualquier cosa y que sabemos todo. No soy economista ni estadista, ni político, ni empresario, por eso mis opiniones no deben aparecer como una gran verdad. Sí puedo decir que me siento preocupado por la falta de trabajo, las cosas que aumentan y la tristeza de la gente. Cuando escucho que en 2017 vamos a estar muy bien, pienso en la gente que ahora está mal. Hay personas que son responsables de que esto no ocurra, personas que conocen y administran las necesidades de un pueblo. Pero en los momentos más duros de la humanidad, las ficciones, el teatro, la televisión han sido como el pulmón de la gente, frente a la falta de aire. Entonces, estamos en un problema si se empieza a cortar ficción y los teatros empiezan a trabajar menos, porque un porcentaje grande queda destinado a pagar los servicios. La cultura también es llegar a tu casa y encender la televisión y ver una novela. Ahora, si las novelas van a venir de afuera, porque conviene más comprar una lata, me preocupa. Vamos a tener menos aire. Vamos a tener una sola cara, una careta, no vamos a ejercitar ni la risa ni el llanto”.