En febrero se plantaron: la 10 con 28.94 de share y Mitre con 27.19. Cristóbal López, empresario cercano al gobierno y dueño de Radio 10, puso todo lo que tenía en publicidad: autopistas, casinos, corderos, etc. Olvidó las condenas a Chiche Gelblung y apostó por él. Mantuvo, asimismo, a González Oro en la decisiva batalla matutina. Por su parte Mitre, “la Corpo” (in-corporar: “meterse en un cuerpo”), siguió con Longobardi y Lanata.
Tres meses después (y si hay que creerle a Ibope SA), Mitre le llevaba más de 16 puntos de 6 a 9 (38.52 a 22.01). Y Gelblung (hoy reemplazado por Antonio Laje), lanzaba una frase histórica que el señor de los corderos no atendió: “Yo sé que Cristina nos escucha…”. Y llegado diciembre 2013 se puede decir que, con paliza, ha finalizado el reinado de Radio 10: Longobardi 49.16-Gelblung 18.29; Lanata 47.82-González Oro 17.98.
¿Cómo sucedió todo esto? 1°) La historia dice que el periodismo oficialista no paga con rating. Y la 10 está condenada a padecer todos los altibajos del gobierno y a no gozar ninguno de sus eventuales aciertos. 2°) Gelblung, un creador periodístico, no era creíble en un segmento político. Para él, la realidad, es algo así como una instancia durante la cual lo verdadero debe adecuarse a lo falso. 3º) González Oro, el “Negrito” que rozó los 50 puntos, no pudo con Lanata.
Radio 10, en especial Laje-González Oro, más que volver a la punta, deberían ocuparse de La Red que, con Luis Novaresio-Jorge Rial, tal vez pronto les respiren en la nuca.
Mitre representa a la sociedad del espectáculo y armó un show: emite una denuncia sobre Boudou-Ciccone y en paralelo arma una cama con clavos de Tu Sam para Longobardi; acusa a Lázaro Báez pero, al unísono, lleva al piso al “Mago Sin Dientes”.
Lo de Mitre es gracioso y terrible: es una carcajada sí, pero adentro de un ataúd. Y sus conductores son gente cool que se desternilla de risa mientras realiza arriesgadas denuncias.
Longobardi hace en Mitre el mismo programa que hacía en la hoy emisora de Cristóbal López. Mismo equipo (María Sánchez y Rolo Villar), misma música y mismos inquilinos (Melconian, Rosendo Fraga). Y el empresariado de la 10 ignora que el éxito de las radios, más que de sus dueños, depende de sus voces y de su audiencia.
En cuanto a las FM, lo menos trascendente es que Radio Pop (12.16) y la 100 (11.65), lideran el share. Porque lo importante no sucedió en las mediciones, sino en la artística y en los contenidos. Y al respecto hay que decir que, en FM, ha empezado el futuro. Porque Mario Pergolini cambió todo: en un mismo complejo fusionó teatro, radio y 16 cámaras de última generación. Con distintas ventanas se puede pasar de una radio FM a un partido de fútbol o a un congreso internacional o (con imagen) a la PC de un oyente.
Continental perdió su tradicional tercer puesto. Y en 2014 iniciará la primera mañana con la dupla Nelson Castro-Daniel López. Magdalena Ruiz Guiñazú, en uno de los pocos pases importantes del año, volverá a Mitre.
América acertó con Gerardo Rozín, pero su decadencia se insinúa con Florencia Peña. Y Radio Nacional, por su parte, sigue teniendo uno de los informativos más completos y eficaces de la radiofonía argentina.
Este comentario, finalmente, quiere recordar un hecho: en la Navidad de 1989 los medios del mundo mostraron la masacre realizada por Ceausescu en Rumania. Se vieron cientos de cadáveres. Pero en su mayor parte habían sido desenterrados de los cementerios por los fabricantes de noticias. Después hubo aclaraciones. Pero nunca se conoció la verdad.
La radio argentina sufre un resultado semejante: el oyente se informa más por sus convicciones que por la emisora que escucha. Sólo depende de su experiencia personal para saber si hay o no inflación, si se prohibió a los supermercados publicar avisos, si Massa bajó o no el cuadro de Néstor, o si va caer granizo
Ante tanto ocultamiento periodístico, quien escribe necesita cerrar esta nota con una frase de Johannes Brahms: “Perdón si me he olvidado de molestar a alguien”.