Tal vez conmueva más sobre las tablas, porque su voz se hace fuerte, perdurable, y sus manos se agitan de tanto qué decir. La mujer, cuando es actriz, entonces, se engrandece. Se sabe milenaria, consecuente. Pero, cada tanto, las luces del espectáculo se apagan y China Zorrilla vuelve a ser una vecina coqueta de Barrio Norte. Una mujer añosa y sabia que se abraza con candor a Flor, su perrita yorkshire, un regalo de su amigo Bernardo Neustadt.
Paradójicamente, China Zorrilla vive sobre la calle Uruguay. La actriz atiende personalmente su teléfono, concreta las entrevistas, y propone adivinanzas con su dirección. Zorrilla es juguetona. Ya lo saben.
Su casa es un departamento atiborrado de premios, fotos, pinturas y juguetes que le envían sus fanáticos. Una vaca se sacude con la melodía de una canción navideña inglesa, un perro con piloto y paraguas silba “Cantando bajo la lluvia”. Son algunos de los últimos regalos que recibió. Y los muestra, con dulce vanidad. “Mirá los premios: los fui poniendo ahí... y ya están todos amontonados”, se queja.
En el sillón, frente a la tele, habla de lo que más la atormenta: la violencia. “No deberían contar esas historias por la televisión. No sirve para nada publicar eso, te llenas (así, sin tilde, a la uruguaya) de odio. Te llenas de odio contra todo el mundo y pensás que ese tipo no nació para hacer eso, que la vida lo llevó a hacer eso, entonces no podés dormir de noche. ¿Te das cuenta? Es monstruoso.
Intimidad. Ya era una mujer de cincuenta años cuando aterrizó en Buenos Aires para filmar la película Un guapo del 900. Era 1971. Entonces, China Zorrilla decidió vivir en Buenos Aires.
—¿Extraña la juventud?
—Es tan sabia la vida que no se extraña. Yo tengo una definición que modestamente es genial: ¿Sabes lo que es envejecer? Sólo cambiar de gustos.
—¿Y cómo ha sido su vida amorosa?
—¡Es tan importante que se sepa como vivirla! ¿Te das cuenta? No se vive por vivir, se vive para contarlo. Y yo he sido siempre muy discreta. La intimidad de un hombre con una mujer tiene que ser un secreto.
—¿Pero ha podido encontrar un amor a esta edad?
—Yo amé mucho, fui muy amada, se me murió una persona que yo quería y me he enamorado muchas veces de gente mucho más conocida de lo que puedas imaginar, pero siempre decidí que no se sepa, porque por principio yo soy de la generación “de eso no se habla”. Soy una mujer normal.
—¿Le teme a la muerte?
—No especialmente. La vida consiste en morirse. Desde que naces lo único que es seguro es que vas a morirte.
El silencio oscurece. China Zorrilla asegura que si algo le dio la vida fue suerte. La suerte de hacer lo que le gusta.
— Y qué hubiera sido si no hubiese sido actriz?
—Una buena ama de casa.
—¿Le quedaron cuentas pendientes?
—No muchas. A veces me entero que hay gente que no me quiere. No me parece gratuito que haya gente que no te quiera. De golpe, uno, sin querer, ofende a alguien. Y a veces no he tenido el coraje de preguntar por qué.
Cada tanto, China Zorrilla se distrae. Silba alguna canción y vuelve a las pesadillas. “No puedo ver al hombre contra el hombre, ¿te das cuenta? Si todos los chicos fueran al colegio y tuviesen una estufita en invierno y un veranito en verano, no habría violencia. La verdad es que yo nunca robé, pero nunca tuve un hijo con hambre”.
Fútbol sí, papeleras no
Con sus declaraciones, China Zorrilla puede provocar un dulce terremoto. En la entrega del premio Cóndor por su protagónico en Elsa y Fred, le dedicó el premio al futbolista Maxi Rodríguez, en agradecimiento por el gol que Rodríguez hizo frente a México durante el Mundial Alemania 2006. “¿Quién nos hizo más felices a los argentinos?”, declaró entonces. El lunes 19 de diciembre dedicó el premio que le adjudicaron por su trayectoria al plantel del flamante campeón, Estudiantes y a la hinchada de Boca por aplaudir la vuelta olímpica de los platenses. Siempre le gustó el fútbol. “En Montevideo, el domingo era obligatorio ir, fueras de cualquier cuadro, fueras de la clase social que fueras, vivieras en un palacio o en un conventillo. Nosotras éramos cinco hermanas mujeres que íbamos a la cancha con los guantes blancos, como si fuéramos al Hotel Alvear”.
¿Quieres ser China?
*Concepción Zorrilla de San Martín nació el 14 de marzo de 1922 en la ciudad de Montevideo.
* En 1971 vino a vivir a Buenos Aires.
* Nunca se casó ni tuvo hijos.
* Hace diez días que filma junto a Facundo Arana Tocar el cielo. El rodaje sigue esta semana en España. Festejará su cumpleaños número 85 en Madrid.