The New Pope es la serie del italiano Paolo Sorrentino –el mismo de la película La gran belleza, de 2013– y tiene un elenco de lujo encabezado por Jude Law, como un juvenil (y ficticio) papa Pío XIII, y John Malkovich, un aristócrata inglés que se convierte en otro papa, un tal Juan Pablo III. En esta temporada se suman Sharon Stone y el polémico Marilyn Manson. La nueva temporada de The New Pope se ve los viernes por FOX Premium Series a las 23.
La francesa Ludivine Sagnier en el rol de Esther es una pieza vital de la serie. Sagnier comenzó su carrera internacional en 8 mujeres, el musical de François Ozon, y desde ahí trabajó para nombres como Claude Chabrol y hasta se paseó algún instante por Hollywood siendo la Campanita de la versión de 2003 de Peter Pan. Sagnier es uno de los nombres con mas trabajos en el cine francés y su forma de actuar ha sido crucial para The New Pope.
—¿Cómo ha evolucionado el personaje de Esther a lo largo de la serie?
—En la primera temporada, ella estaba casada con un integrante de la Guardia Suiza y vivía dentro del Vaticano. Estaba convencida de que el papa era capaz de embarazarla a través de la Inmaculada Concepción. Quedó encinta y dio a luz un bebé. En la segunda temporada ya no vive dentro del Vaticano. Está con su bebé sola y abandonada y trabaja realizando tareas de limpieza en una iglesia pequeña. El párroco de la iglesia intenta ayudarla. Ella se siente inútil, débil y sola. Es un personaje muy angustiado, que confía en las personas equivocadas. La ignorancia nunca conduce a tomar buenas decisiones. Las personas como Esther creen ciegamente en la religión; su extremismo me produce tristeza. La felicidad está en el medio, y no en los extremos.
—¿Qué recorrido personal tenés en torno al catolicismo?
—Fui católica. Iba a misa todas las semanas y estuve en un grupo juvenil católico dos o tres años, pero a los 15 años me di cuenta de que estaba solamente para divertirme. Y luego me fui. La primera vez que vi al verdadero papa fue cuando Juan Pablo II vino a París. Cuando lo vi dejé de creer en Dios, porque el papa era algo concreto y demasiado terrenal para mí; era algo que yo no esperaba. Actualmente tengo un lazo íntimo con la religión y es algo muy familiar para mí.
—¿Cómo sintetizarías la posición que adopta la serie respecto de la Iglesia?
—No es una excepción a la gran crítica al catolicismo que existe, especialmente hacia el Vaticano. Cuando uno lee las noticias, la realidad es más impactante y más compleja que la ficción. La serie no critica a la Iglesia, sino la perversión, la forma miserable en que se muestra a los creyentes, la postura de la Iglesia con respecto al sexo, al modo de manejar la vulnerabilidad de jóvenes que se encuentran perdidos, llevándolos hacia la debilidad y el odio. Debemos ser más críticos con el poder que con las creencias. La Iglesia se encierra detrás de un vallado mientras el mundo se cae en pedazos. Tiene que aceptar sus fallas, sus culpas a través de los siglos. Tiene que hacerse cargo de la pedofilia y de los crímenes sexuales que ha cometido contra las mujeres, aunque no creo que exista justicia suficiente para juzgar todo esto.
Director de lujo
—¿Advertís diferencias entre hacer cine en Europa y hacer cine en Estados Unidos?
—The New Pope es una serie estadounidense, francesa, italiana, española, un proyecto artístico muy especial, que va más allá de que se vea en televisión. Hace mucho tiempo que no trabajo en Hollywood, desde Peter Pan; en su momento lo disfruté mucho: existe más de un sistema de trabajo donde se conocen muy buenas personas, excelentes técnicos y equipos. Aunque hace mucho que no trabajo allí, no creo que haya cambiado demasiado. ¡De hecho el dinero todavía está allí!
—¿Cómo es trabajar con Paolo Sorrentino?
—Paolo es un director de cine muy potente y un hombre de gran inspiración. Casi la totalidad del guion fue escrito por él.Tiene un inmenso universo barroco que lo rodea. En el set de filmación, él es el maestro. Conoce a todo el mundo y todos hacen lo que Paolo les pide. Me da mucha libertad y disfruto trabajando con él.
—¿Y cómo es Jude Law?
—Jude Law es un hombre increíble, muy trabajador y también muy dulce. Tiene todo lo necesario para ser papa: es generoso, tiene carisma, dulzura, inteligencia y esperanza. Sería el mejor papa.