ESPECTACULOS
BRYAN CRANSTON

“La redención es importante en la sociedad”

El actor premiado por su famoso rol como Walter White vuelve con la segunda temporada de Your Honor, otro estudio de personaje profundo y a su medida. Habla de su fascinación con los relatos desde joven, de la fama después de años de ser un actor secundario y del pequeño regreso de “Breaking Bad”.

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Retorno. El actor confiesa que la segunda temporada de “Your Honor” nace de su interés en continuar con la historia del personajes y ver hacía donde iba su vida. | Shutterstock

El final de la primera temporada de Your Honor fue perfecto: fue trágico, pero fue la manera perfecta de cerrar el show. Pero después apareció la pregunta: ¿y qué pasará…? Y no nos pudimos frenar” dice Bryan Cranston, y habla sobre cómo él y el showrunner Peter Moffat desarrollaron toda una segunda temporada del show, que acaba de estrenar Paramount +, en base a una duda. Cranston, famoso por ser Walter White, es decir, el protagonista y alma de Breaking Bad, la que muchos consideran “la mejor serie de la historia”, sigue sobre esa duda: “Mi personaje en Your Honor se convirtió en alguien que no era, y lo hizo todo por salvar a su hijo. Y eso finalizó en un fracaso: no pudo proteger a su hijo. Moffat no me quería convencer de una nueva temporada, pero siendo quién es me preguntó ‘¿dónde crees que está ahora tu personaje?’. Bueno, pensé, o se ha suicidado, por haberlo pérdido todo, incluso su dignidad, ni hablar de su hijo, o estaría en la prisión. Y así empezó todo. Yo les dije que estaba interesado solo si me dejaban trabajar sobre la autenticidad de la desesperación y la necesidad de crecer, que no quería hacer algo superficial en donde la muerte del hijo se supera en un episodio y ya aparecen nuevos conflictos. Es una idea aterradora la de esa pérdida, entonces no quería hacer eso que se hace siempre de superarla rápido: quería acompañar a alguien que realmente siente que perdió todo. ¿Hay ahí alguna posibilidad de seguir? Y eso es lo que la serie explora. Me hizo muy feliz recorrer ese camino”.

—Tus personajes suelen tener que lidiar con decisiones difíciles, y enfrentan, o tuercen, su propia moral ¿dónde encontras como actor el interés por esos personajes? 

—Me suelen preguntar eso mucho los jóvenes actores en la calle. Siento que básicamente hay cuatro herramientas. Tus personajes tienen que tener la capacidad de ese cambio, en algún rincón. Pero vos tenes que tener curiosidad, por ejemplo, en este caso, hablar con gente que realmente ha pasado por la pérdida y que, claro, quieren hablar de ella. La tercera cosa es estar dispuesto a sacar tus cosas hacía afuera. Acá había pena sobre todo, sobre la furia, sobre la tristeza, había una pena infinita. Y la pena no es simple de mostrar, al menos de la forma que queríamos mostrar. Como algo creíble. Eso implica tener a mano tus emociones, para saber reprimirlas. Por último, siempre es el tiempo: entender que implica ser humano, y muchas veces eso implica usar tu vida, claro, pero también imaginar, porque no tenes la real experiencia. Siento que la imaginación es lo crucial. Siento que esa fascinación porque nos cuenten algo y por cuestionar es nos define. Eso hace a la empatía, a la distancia, al respeto y al acercamiento. Así se construye un personaje, usando todo de tu cerebro, de tu cuerpo, de tus recuerdos.

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—¿Que sentís que une a los personajes que interpretas y por qué sentís apelan de manera tan directa al público, al punto que llegan a identificarse con ellos?

—Creo que sí hay un patrón. El patrón que define a mis personajes es que todos han sido dañados y eso define su complejidad. Están heridos y llenos de propósito. Siempre tienen algo que demostrar. Vemos lo bueno en ello, lo malo. Mi criterio para entender a un personaje implica ver si puedo hacer más con él. ¿En qué es bueno y en qué no? ¿Cuál es su ambición? ¿Cuál es su secreto? ¿Cuál es su miedo? Si esas preguntas tienen respuestas buenas, perfecto. Pero a veces un actor tiene que buscar esas respuestas solo. De esas respuestas te agarras, como si fuera una baranda, para seguir. En Your Honor mi personaje se sentía muerto, y quería que su cuerpo s pusiera al día con lo que siente su mente. No está enojado, no está triste, no está feliz, nada le genera ansiedad. Simplemente no está. Es impresionante entrar a un personaje que está cerrado del mundo, que bajó las persianas. Y eso podes vincularlo a la depresión, a la idea de gente que piensa en el suicidio (por supuesto entendemos que un show de TV no es la panacea para entender y procesar una enfermedad neurológica). Dicho esto último, me gustaría que alguien sienta un poco de esperanza que los ayude. No puedo explicar cuánta gente, después de ver Breaking Bad, se me ha acercado y me hablan de su diagnóstico de cáncer y como Breaking Bad les daba un personaje que podían seguir (a la hora del tratamiento). Decenas de personas, o de familiares. Es constante. Y nunca se acaba, y siempre me dicen que conectan con eso, con el grito, con las ganas de hacer cualquiera. Siempre es una sorpresa y siempre me conmueve. Espero que pase algo parecido con Your Honor.

—En ese sentido ¿podemos hacer las paces con la ambigüedad que tiene nuestra moral desde la ficción? 

—La primera temporada de Your Honor la hice porque soy un padre. Entonces, la pregunta ¿cuán lejos iría para proteger a mi hijo? era algo que me interesaba responder. Y me respondí que haría cualquier cosa para proteger la vida de mi hijo. Y mi personaje en esa situación siendo juez se vuelve un criminal, y eso además se sale de control, de la forma más descontrolada posible. Ahí esa ambigüedad es más puntual, y puede herir, y hiere a alguien puntualmente. Ese es también el núcleo del show. La moral a la hora de nuestras sociedades, sobre todo la norteamericana, que es donde vivo, siento tiene que ver, o debería, con saber pedir perdón y el real poder de ese perdón. ¿Dónde vive la redención en nuestra sociedades? Si todo podemos cometer errores, entonces, ¿es imposible rectificar esos errores? Yo no lo creo. Creo que la sociedad busca olvidar a la gente que se equivoca y que quiere volver a vivir entre nosotros.

—Entonces, ¿qué implica “Your Honor” a la hora de pensar en la redención y por qué crees que es crucial en este momento?

—Creo que la redención es importante. Creo que hablaría mucho de nosotros como humanidad. Creo que podemos escucharnos, cosa que no parece suceder ahora. En este caso, por ejemplo, hacemos foco en la desesperación y la depresión de una persona que hizo cosas horribles, y que pagó, al menos según la ley, el precio. Obvio que nosotros lo hacemos dramático, y un entretenimiento sin que eso no implique que sea un relato honesto, sin trampas aunque sí dentro del género. Creo que la lección que me he llevado es que hay esperanza. La temporada 1 implicaba a alguien que perdió sus principios y su alma, y en la segunda busca algo de eso, recuperarlo. Por ejemplo, pensamos en ponerlo a ayudar a otros presos con sus problemas legales. Pero dijimos que no, teníamos que respetar que el personaje quería estar muerto, que no sentía nada, que no quería tener nada que ver con el mundo. Fue mucho para mí entrar en un personaje así. Pero pensalo en términos de producción: ¿nos sentamos con este personaje y nos deprimimos? Y la verdad que la respuesta fue todo lo contrario.

 

Los secretos del artista

Bryan Cranston ha sobrevivido, y abrazado, la fama de Walter White, su famoso personaje en Breaking Bad. Pero lo más interesante es que después de White, un rol del cual casi que surge de la nada para la mirada pública (venía de cameos en Seinfeld, The X Files, y mucho más, incluso el ahora show de culto, Malcolm in the Middle), ganó un Tony por su rol como Lyndon B. Johnson en All the Way y fue nominado al Oscar por su interpretación como Dalton Trumbo. Es más, junto a Aaron Paul, quién fuera Jesse en la famosa Breaking Bad, son dueños de una compañía de mezcal, Dos hombres, jugando un poco con el imaginario de aquella serie. Hoy su rol es Michael Desiato, el juez de New Orleans que traiciona todo su mundo para salvar a su hijo de ir a prisión, por un crimen al volante que lo cruza, a ambos, con el universo de la mafia local. La serie no solamente posee el talento de Cranston, que ya es mucho, si no que suma a Michael Stuhlbarg, Hope Davis y Rosie Pérez. Cranston cuenta: “Hay tanto de un personaje que no viene destilado po el guión. Ojo, muchas veces eres bendecido, y yo conozco la sensación, con un guión que solo piensas: por favor, por favor, no quiero cagarla, por favor. Pero otras veces el instinto ayuda mucho. Creo que he aprendido a confiar en mi instinto, he aprendido a entender que hay algo de lo que quiero contar que tiene la suerte de conectar con la gente, con lo que la gente quiere ver. No sabes cuán gratificante es sentir, y al mismo tiempo, saber que hay que trabajar para que todo funcione”.