Para muchos el último disco de David Lebón constituye uno de los imperdibles, bajo su título de Lebón & Co. En este álbum también participaron en distintos temas: Fito Páez, Andrés Calamaro, Ricardo Mollo, Pedro Aznar y Julieta Venegas, entre otros. Es por eso que fue invitado a participar del ciclo Festival Unicos en el Teatro Colón. Hoy estará desde las 22 con sus músicos: Leandro Bulacio, Daniel Colombres, Daniel Ferrón, Roberto Seitz y Gustavo Lozano. En esta nota habla de su pasado y su mirada sobre la música y el presente.
—El año pasado ya habías estado en el Teatro Colón...
—Sí, estuvimos con Pedro Aznar y Charly García. Hicimos una canción juntos y a la gente le encantó vernos. Invité a Charly para mi próximo disco y, aunque tenga que ir con todo el equipo a su casa, lo haremos igual. Sé que él hará un esfuerzo y lo quiere hacer. En esta presentación en el Colón no estaré solo, vendrán varios de los que participaron del disco, aunque algunos van a Cosquín Rock porque se superponen los recitales. Esta decisión la tomamos muy rápido. La banda estará, también Fito (Páez), quien me llamó y me dijo que se tomaría un avión para estar sí o sí, y Lisandro (Aristimuño). Alguien hizo unos arreglos de cuerdas del tema que grabamos: El tiempo es veloz. Le pregunté si lo prefería, a mí me gustaba mucho más lo que grabamos, los dos solos con dos pianos. Y me contestó que él también prefería estar solos con los pianos.
— ¿Autodidacta?
—Sí, ni siquiera sé leer música. Cuando en mi infancia viví en Estados Unidos tuve tres opciones en la escuela: carpintería, música o deportes… obviamente elegí la segunda. Hice la primaria y unos años de la secundaria. Desde los 8 hasta los 17 años, allí viví lo mejor, eran los tiempos de Los Beatles y del flower power. La pasé muy bien, pero hace poco volví a Los Angeles y ya está, me cansé de los Estados Unidos, somos muy distintos y uno tiene que estar en su casa. Viajar es lindo, después estuve en Italia, no hace mucho porque antes no subía a un avión.
—Integraste varios grupos fundamentales como Pescado Rabioso, Pappo’s Blues y Serú Girán: ¿qué fue lo positivo y negativo?
—Ahora también tengo un grupo, al que llamamos David Lebón, aunque le cambiaremos el nombre… son amigos de barrio y nos conocemos desde hace cuarenta años. Hace mucho que estamos en esto, me alegra lo que hicimos para que estos tipos –se refiere a la dictadura– desaparezcan, lástima que tuvimos que sufrir.
—¿Te imaginás un mundo sin música? ¿Qué harías si eso sucediera?
—No. Además, hay siempre una música interior. Cuando estoy en silencio escucho cosas que se pueden crear de ahí. Viví en barrios muy tranquilos, como Belgrano, Maschwitz, después pasé 12 años en Mendoza, hasta que me di cuenta de que no podía grabar allí. Hay que vivir en Buenos Aires, aquí está todo. Quiero trabajar. Tengo una familia. Compuse ciento sesenta temas. En mis estadías en Miami y en Mendoza compuse muchas canciones que tengo guardadas, no son todas buenas. Pero si a mí me pasa algo, mis hijos pueden terminarlas y vivir de eso.