Comencemos por la explicación más obvia: la animación, un medio del cine (no una técnica), es cada día que pasa más grande. Ese “más grande”, por supuesto, indica que la guerra de las plataformas y la importancia de los mercados infantiles en algunos países (no es que la animación sea solo para niños, claro, pero en Argentina, por ejemplo, ninguna película rompe las taquilla como los éxitos animados de Hollywood) solo han exacerbado una tendencia siempre latente, desde el comienzo del cine: el poder de la animación y su capacidad de contar otras historias, apelar a otras formas de resonar de la estética y conmover desde otros rincones (simplemente para tocar los mismos nervios). Desde hace décadas, por ejemplo, desde que Los Simpson andan en patineta por el planeta Tierra, la animación ha logrado a los ojos de todos lo que ya había logrado a los ojos de pocos: demostrar su potencia, y no solo eso, demostrar que su éxito comercial abrazaba tanto al público infantil, su eterno cantero de promesas, pero también a una generación, y las que le siguieron, que ya no tenían prurito alguno con el medio, que tan solo quería crecer con él. ¿Por qué una intro Animación 101 para hablar de Annecy, el festival de animación más importante del mundo? Para entender su tamaño, su importancia y su crisol de países generando industria cultural de todos los formatos.
El milagro. La base es simple: Annecy es un festival que lejos del lujo de Cannes, el festival más famoso e influyente del mundo, se presenta casi como su antítesis de igual tamaño. Por un lado, Cannes y su gigantismo, que llegó a la caricatura con una serie de jets dejando una estela en el aire con los colores de Francia, todo en homenaje de Tom Cruise. Alfombras, distancias, acreditaciones de colores para prensa desesperada por gossip. Todo lo tóxico de un ambiente al que le cuesta una gotita ser torpe y elitista. Annecy, al ladito de los alpes suizo, casi en plena aldea medieval, con aguas y puentes, es todo lo contrario: celebridades paseando entre todos, un evento apuntado en gran parte a los estudiantes del cine (es difícil que se quiere defender el cine cuando se habla del festival más caro del mundo, y no del más plural) y otra enorme parte a quienes definen no solo industrias sino también instituciones (lo mismo en Cannes, claro, pero a otra escala). Annecy es un ejemplo de un festival que entiende sus límites, su potencial, como cuidar un medio, y cómo hacer del cine algo tangible, accesible, divertido y no una suntuosa línea de tíos viejos que dicen “ahhhhh, no saben la de Cronenberg” o “que ofensa el premio” (salvadores del cine que son más flotadores del arte de juntar millas y hablar de cine, un práctica que por suerte ha entrado en extinción). Annecy no es la respuesta a los problema de los festivales, pero sí es una prueba física de que otras opciones, otros tratos, otra sensación (otra vez los insoportables salvadores del cine) en el aire. Es un festival feliz. Y al mismo tiempo, es un festival que sabe abarcar las múltiples vetas de su medio.
La fiesta. Desde el 13 de junio al 18 de junio, Annecy vuelve. Lejos están los días de ser el primer evento grande del cine online, allá en el 2020, cuando Cannes suspendía en el egoísmo sus estrenos (y después sellaba película para dejar su marca de agua), Annecy se animaba al primer festival híbrido grande, con film gigantes en pantalla, con talleres, con charlas, con reuniones. El festival dirigido por Mickaël Marin y dirigido artísticamente por Marcel JEan lega a su edición 41: vuelve con sus clásicos. La importancia de los Mifa Pitches, es decir, de las presentaciones de película que se encuentran en rodaje; las diferentes competencias (armadas a partir de 1000 películas enviadas). También habrá un saludo, como siempre, a nombres que representan aquello que ha sabido cuidar el medio y elevarlo: uno de ellos va a Jennifer Lee, la guionista y directora de Frozen, actual vicepresidenta de Walt Disney Animation Studios. El otro irá a Michel Ocelot, el director de la Kirikou y una de las leyendas del medio en Francia (que ha estrenado en Argentina a partir de festivales e incluso en las comerciales). Además, como siempre, la apertura es una gran película de animación por venir: en este caso, Minions: Nace un villano, el regreso de los famosos amarillos alborotadores. Entre los estrenos por venir que podrán verse, estarán Lightyear, la historia de Pixar sobre el astronauta que inspirada el famoso muñeco que grita en Toy Story al infinito y más allá (que llega a nuestra salas en breve) y Sea Beast, una de las apuestas grandes de Netflix, uno de los grandes jugadores a la hora de la animación. Pero esas dos son solo unas pequeñas muestras de todo lo que se verá.
Los estrenos. Dicho lo anterior, vale repetir: Annecy es la cúspide de la animación mundial, y este año no es distinto. Hollywood este año busca generar ruido como no lo ha hecho en otros años. Se podrá ver gran parte de Spider-Man: Across the Spider-Verse, la secuela de la ganadora del Oscar Spider-Man: A New Universe. Otro gigante animado de este año es la secuela protagonizada por el Gato con Botas, el personaje de Shrek que sigue generando películas (¿y qué prepara todo para el regreso de Shrek?). Disney va a presentar un vistazo a Strange World, el film de Don Hall que promueven como la nueva gran maravilla de la compañía del ratón. Uno de los vistazos más esperados y que finalmente llegará es Guillermo del Toro’s Pinocchio, la adaptación hecha en stop-motion del mexicano más famoso del famoso relato italiano del niño de madera cuya nariz crecía. Warner también trae films y series. La más esperada es Gremlins: Secrets of the Mogwai, que revive por primera vez en décadas a las famosas y destructivas maravillas que son un clásico de los años 80 y comienzos de los años 90. La gran maravilla: el director Joe Dante será parte de la celebración. Entre otros de los films esperados está la continuación de la famosa animación europea Ernest & Celestine, A Trip to Gibberitia.
Vuelve Annecy, y eso implica el retorno de un año de novedades, de coproducciones, justo en un instante donde la animación vive realmente una edad dorada, donde cada plataforma o estudio busca generar la nueva gran cosa, y donde no hay límites para lo que se puede contar. De Spider-Man a adaptaciones de Haruki Murakami, de los Minions al director del medio en Francia más importante de las últimas décadas, se vienen días animados.
Los relatos que se vienen
Uno de los aspectos más importantes de Annecy son los encuentros profesionales, muchos de ellos tienen lugar en Mifa, el mercado de animación más grande del mundo. En el mismo, festivales, instituciones gubernamentales, agencias y más jugadores del universo de la producción a la hora de la animación se reúne. Este año, como parte de la partida habrá una invasión de animación española y se generará la presentación de sucesos como Women in Animation. En los pitches de Mifa, algo que ha sido históricamente considerado como una de las betas cruciales del evento, ya que permite ver Work in Progress de la animación que viene, habrá ocho films. Hay proyectos como Party Girl, de Marie Amachoukeli. Otros de los proyectos es Le Gardien du feu, de Jeanne Orzanski, y Le Coeur à danser, de Pierre Le Couviour y Amine El Ouarti. El proyecto noruega The Legend of Magnus también forma parte de la partida. Otro film en proceso es Igi de Natia Nikolashvili. La representación latina llega de parte de México con La balada del Félix y Tribu. Estos proyectos definen lo más importante de la animación que se viene por los próximos años y dan cuenta de una variedad que a veces la atención que se presta a Hollywood nubla. De Argentina está el corto La bolsita de agua caliente, cómo única representante en todo el festival además de los proyectos de Animation!, el evento de animación más importante del país.