ESPECTACULOS
Juan Gil Navarro

La senda de Alcón y Shakespeare

El actor estrena un unipersonal sobre textos del Bardo, y además participa de la obra Deseo. Lamenta la situación que atraviesa el Teatro San Martín.

20160916_1134_espectaculos_25082016ABALLAY-JUAN-GIL-NAVA-03
Masivo. Participó de La Leona en el prime time de Telefe. | Marcelo Aballay
Shakespeare significa tirar una lanza”, reflexiona Juan Gil Navarro, quien desde el 3 de septiembre dirá textos del dramaturgo inglés, como homenaje a los cuatrocientos años de su muerte. El unipersonal Shakespeare. Todos y ninguno, dirigido por Jorge Vitti, podrá verse los sábados a las 20.15 en el Centro Cultural de la Cooperación. Estrena, además, la pieza Deseo.
—¿El tema del unipersonal es el poder?
—(Silencio) Podría ser. Pero no le hemos puesto énfasis, ni cuando hicimos Rey Lear con Alfredo (Alcón), dirigidos por Szuchmacher, ni ahora con dirección de Jorge Vitti. Lo que se propone es que se pueda confiar más en uno mismo. Estos textos están para que uno intente mirar el mundo y observar mejor su vida. Mi miedo con estos autores es que la gente piense que son aburridos. Por eso funciona tan bien la serie House of Cards, donde se muestra el poder, pero lo más interesante es cómo se exponen las pasiones humanas, que se mueven detrás. Cuando ves a los actores ingleses haciendo Shakespeare de la manera en que lo hacen, por supuesto que está el poder allí, pero lo desacralizan. No hay mármol.
—¿Sentís el fantasma de Alfredo Alcón, ya que él había hecho este unipersonal?
—La verdad es que no. No hay que heredar nada de nadie, es una condena y una limitación. Hay que buscar el propio camino. Tanto Alfredo como Jorge Vitti siempre me han dicho: “Matá a tus padres del teatro y de la vida”, metafóricamente, y que haga lo que tenga ganas de hacer. Si nos repetimos, ocupamos lugares ajenos. Todos somos irrepetibles y productos de una época. “Ustedes tienen el momento más difícil del oficio –me subrayó Alfredo–; si yo quisiera hacer hoy lo que hice, no podría realizar ni la tercera parte, porque las condiciones no están dadas”. Me acuerdo cómo hizo Final de partida en el Teatro San Martín y cuatro años antes él nos decía que las condiciones socioculturales no eran las mismas… Ese señor sabía muy bien de lo que hablaba.
—En esta realidad económica, ¿cómo se ubica el teatro?
—Te voy a contestar con una frase de Mercucio cuando intercede en el duelo entre Teobaldo y Romeo: “La peste caiga sobre ambas casas”. Me parece cada vez más imbécil tener que pararse en un lugar o en el otro. No vi a ningún político reclamar pararse sobre la grieta, ahí está el esfuerzo, y la democracia. No soy un animal político, para opinar uso mi oficio y recurro a esa frase. Creo que nos hacen discutir y pelearnos sólo con el 5% de lo que conocemos y ocurre, es la punta del iceberg. No me parece que necesitemos padres o madres. Los cambios no van a venir nunca de un partido político, sino que llegarán desde las bases de la pirámide. Coriolano dice: “Nosotros somos pobre ciudadanos y no les importamos a los poderosos”. No se refiere ni a los laboristas ni a los conservadores, habla sobre lo que ocurre con el poder en el mundo. Pérez Reverte denunció tanto al PSOE como al PP: dice que se comportan como reyes. Nuestros funcionarios se creen con títulos de nobleza y, cuando lo decís, te aclaran que podés entrar en una lista negra y no trabajar más. Creo que la militancia está en la coherencia, en despertar a la gente y decirle que progrese, que nadie le va a dar nada.
—Teníamos dos grandes teatros estatales en la avenida Corrientes… Hoy ambos cerrados…
—Creo que desde que se fue Kive Staiff nadie supo manejar el San Martín. Trabajé tres veces ahí. Todo lo que Alfredo (Alcón) pudo hacer lo hizo porque Kive estaba ahí, más allá de que podían tener diferencias. Ambos buscaban hacer lo mejor que podían. Cuando la burocracia es más importante que un escenario, no hay teatro. Siento que la gente a la que verdaderamente le importa no es convocada, porque no son animales políticos; y si lo es, no tiene sensibilidad para hacer lo que debe hacer.