La industria de la ficción audiovisual se encuentra en estado de emergencia. De eso, no hay dudas. La mayoría de las ficciones han frenado sus rodajes y esperan una luz verde del Gobierno para volver, de alguna forma, al rodaje, sea cuando sea ese instante. Pero Contar, a través de la Secretaría de Medios y Comunicación Pública, decidió tomar el toro por las astas. Así se gestó Terapia en cuarentena, la ficción que llega a la plataforma el próximo jueves 14 de mayo. Y así describe el proceso Juan Pablo Gugliotta, director de Contar: “Lo venimos pensando, con Jésica Tritten, nuestra gerenta general de Contenidos Públicos, y Claudio Martínez, el subsecretario de Medios y Comunicación Pública, cuál podría ser la primera ficción web de la plataforma, que nos representara y que nos diera impulso. A partir de ahí, había varios proyectos dando vueltas, estábamos hablando con muchos autores, y entre ellos Marcelo Camaño. Y de repente, llegó la pandemia. Alteró todo el planeta. La primera reacción fue esperar. Y la segunda fue encontrar la vuelta, y eso se dio desde un sistema de producción bastante innovador que se generó. Era la opción de generar cultura, trabajo y contenidos, que nos representen”.
Así fue como junto a la productora NOS, que propuso el proceso técnico y el elenco integrado por Carola Reyna, Mercedes Funes, Violeta Urtizberea, Luciano Cáceres y Coco Silly, y a Marcelo Camaño, como autor, Contar, en palabras de Gugliotta, comenzó el rodaje “con elenco, pero también casi con la totalidad de un equipo técnico trabajando de manera virtual”.
Camaño cuenta que más allá de la ayuda para “quedarnos adentro”, “pensamos en una ficción basada en la terapia, paciente y psicóloga; yo pensé esos perfiles de pacientes. Contar habló con la Asociación de Actores y se armó. Salió por la necesidad de todas las áreas de hacer algo”. Y suma que se escribió “sin saber qué actores estarían, o en qué condiciones de hábitat, y fuimos amplios para permitir que entren cosas que estén ahí, que aparezcan. La lógica de convivencia iba a entrar en la grabación. Si entra un grito de un vecino, se incorpora. Le encontramos la vuelta para que aparezca. Hay una cuota de improvisación, el espacio permite que la terapeuta no sea de la misma forma con cada paciente. No vamos a encontrar un tema superdramático. Es algo más liviano, más sencillo”.
Carola Reyna, quien es en la ficción la psicóloga Anita, cuenta el modo de trabajo, plena de alegría, define como “bendición” poder actuar por estos días: “Te llega una caja de plástico enorme, con todo, las instrucciones y todo detallado. Para armar tu propio set en tu casa. Después retiran el material, los dos teléfonos, y te lo vuelven a traer”. Y agrega: “Yo soy la psicoanalista. Empezamos con un modo de trabajo por Zoom. Y de lo que te das cuenta es de que vas mucho más rápido, a los bifes. Ir a lo importante, a lo esencial. Digo, desde el preocuparte por el corte de pelo a pasar a la alegría de estar trabajando en algo que puede abrir posibilidades en este momento. Ojo, conlleva un trabajo y una dedicación enormes”.
Mercedes Funes, que es una de las pacientes, celebra el proceso: “El hecho de que les hayamos encontrado la vuelta a las limitaciones de la cuarentena en cuanto a nuestro trabajo se refiere, y que se pueda procurar hacer ficciones, por más pequeñas en cuanto a la producción que fueran, pero al fin y al cabo contenido para la gente, me parece es un acierto. Y te permite un poco de otro contenido distinto en los canales”.
Actuar desde casa
“Me piden una camisa, y tengo todo arrugado. ¡Ya no plancho!”, cuenta Carola Reyna. Pero lo cierto es que su alegría, sin negar lo que sucede, es concreta. Y cuenta cómo se da el trabajo entre actores: “Ensayo el día anterior. El día anterior al rodaje hacemos una lectura y un ensayo por Zoom”. Y describe el proceso, que se instala en el hogar de todos los involucrados, de la siguiente forma: “A veces se corta la comunicación en red, a veces el wi-fi de alguno no alcanza, o se te acaban las pilas de los auriculares inalámbricos (de hecho, yo fui a chequear la continuidad del peinado y se me cayó uno al inodoro). En mi caso, llego hasta a agregar contenido personal, y por momentos grabo cosas para sumar, y me grabo sin maquillaje, recién levantada, con cosas que le pasan al personaje”. Mercedes Funes, otra de las actrices, agrega: “Estamos todos aprendiendo, ¿no? Imaginate los maestros. Todos aprendemos con lo que tenemos a mano. Hay algo del rebusque que estamos acostumbrados los argentinos que va a estar en todo su esplendor. La gente de la producción de este programa busca la manera óptima de poder grabarlo. Transformar el cotidiano en un día de trabajo, que es la actuación, es raro: nuestro living no suele ser un set. Los youtubers han sido visionarios en eso, y vamos en vías de eso, y hacia eso. Creo que todo va a tardar en ser como antes. Si es que vuelve a ser como antes”.