ESPECTACULOS
ENTREVISTA A ESMERALDA MITRE Y CARLA PETERSON

Las rubias de Beckett

La hija del director de La Nación debutó en teatro junto a la “mala” de Sos mi vida y confiesa que se hacía la enferma y faltaba a clase para ver La extraña dama. Su colega asegura que la TV nuestra es la mejor.

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RUBIAS. La hija del director de La Nacin y la mala de "Sos mi vida" se suben al escenario para interpretar a Beckett. | Cedoc
Un jugo de naranja bien exprimido, tres masitas de chocolate, agua mineral sin gas y un cortado invitan a Carla Peterson y Esmeralda Mitre a sentarse en un “bar de la esquina” del barrio de Colegiales. Se saludan con esa familiaridad que surge de compartir desde hace meses, el escenario de Comedia (Play) , la obra en un solo acto de Samuel Beckett que se presenta todos los sábados en el teatro que lleva el mismo nombre. Si bien hace años que trabaja en el espectáculo, Peterson, la mala –sí, otra vez– de Sos mi vida, interpreta por primera vez una obra del dramaturgo alemán. “El teatro es como una partitura de música. Vas tocando tu parte que a su vez se une con la parte de tu compañero... Las obras de autor son así. Son como un pentagrama”, dice Peterson mientras piensa con detenimiento la respuesta ante cada pregunta. Para Mitre, en cambio, esta obra marca su debut en las tablas.

—¿Qué fue lo mejor que te dijeron de tu primera obra teatral?
MITRE: Es raro decir cosas buenas que han dicho de uno. (Piensa). Destacaron el histrionismo, la fuerza y la contundencia de mi interpretación.
—¿Y lo peor?
M: Hay gente muy rara. Para empezar hay público que no entiende la obra. De ellos podés esperar cualquier cosa. Me parece que cuando alguien va a ver una obra y no le gusta, no está bueno que te digan que está malo. Hubo alguien que me dijo: “Bueno, no es un Beckett del mejor que he visto pero, en fin’. Cuando me dicen eso, me río. Hay gente tan desubicada que me causa gracia. Pienso: “Pobre, qué desfasado”.

Además de ser la archienemiga de Natalia Oreiro en Sos mi vida, Carla Peterson hoy está en otra ficción de la pantalla chica. Frijolito es la telenovela mexicana infantil que la tiene como protagonista. “La idea era que la iba a ver solamente la audiencia mexicana residente de los Estados Unidos. Me gustó porque nunca antes había hecho una telenovela. Las villanas allá son distintas, tienen la voz más grave. Además tuve que estudiar neutro por tres meses”, confía. El resultado, una Peterson de pelo largo, maquillada hasta la médula y rezándole a la Virgencita de Guadalupe. “Era gracioso y a la vez me preguntaba ‘cómo hago esto, que es un horror’. Le pegaba cinco tiros a un personaje y no se moría”, cuenta entre risas la blonda actriz.

—¿Cómo ven la televisión hoy?
PETERSON: Creo que la TV argentina es una de las mejores. Acá, con muy poco, hacemos cosas increíbles. Para los mexicanos lo nuestro es cine. No tengo mucho tiempo pero a veces veo mi programa que me gusta mucho. Después veo Mujeres asesinas.
M: Yo tampoco veo mucha tele pero veo los programas de ficción porque es mi trabajo. Ahora que me acuerdo, toda mi infancia lo único que hice fue ver telenovelas. Me hacía la enferma para faltar al colegio y ver La extraña dama, Rosa de lejos, Abigail, Amándote y El Chavo del Ocho. Con la frazada de Mickey que me regaló papá, me iba a la salita de televisión. El tenía una videoteca y me veía todo.

—¿Hay algo que cambiarían en sus vidas?
(Piensan un rato largo).
P: No, estoy muy bien así. Sí, veo lo que sucede, me preocupo como todo el mundo, pero la verdad, el mundo es así y lo seguirá siendo.

M: No me puedo quejar. A veces uno se pone caprichoso y desearía tener más y cuando te ponés a pensar, decís ‘por favor, nena, tenés varias cosas’. Yo por eso me psicoanalizo, para poder ver qué es lo que tengo, qué es lo que deseo y adónde quiero llegar.

Rabia, locura y pasión en Comedia

En el año del centenario del nacimiento de Samuel Beckett, el director Miguel Guerberoff llevó a escena Play , la obra de un solo acto que cuenta con tres cabezas como protagonistas. Carla Peterson, Esmeralda Mitre y Damián Casermeiro presentan tres monólogos que se superponen en una historia violenta y sexual. “Creo que pocas veces voy a conseguir un papel tan rico. El llanto, la pasión, la rabia, la locura...todos esos estados en un mismo personaje”, dice Esmeralda Mitre. En la obra, Peterson personifica a la amante despechada en un discurso continuo y sin fin. “Lo que resulta tal vez complicado es seguir el pensamiento de Beckett. Tan simple, tan sintético y tan demoledor como sus textos. Eso fue difícil, tratar de sacarle todo tipo de sentimiento a la palabra y que a la vez te produzca algo”, dice.