Andy, le dicen, hace mucho. Desde siempre, desde que era desfachatado en alfombras rojas, Andy Kusnetzoff se ha convertido en una forma del periodismo en Argentina. A su pesar, una escuela, o si él prefiere, un tamiz, un filtro, una manera de entender. Ahora vuelve Perros de la calle, de 9 a 13, de lunes a viernes, y lo va a demostrar otra vez. Vuelve su manera cálida de conducir, pero no por eso menos inteligente, o incluso, dada la situación, feroz. Andy Kusentzoff tuvo, como el planeta, un 2020 complicado: sufrió una grave internación a causa del coronavirus y anunció el fin de un ciclo de Perros de la calle. También volvió con PH Podemos hablar, su exitoso show en Telefe, que destronó incluso a Mirtha Legrand. Pero hoy, al instante de esta entrevista, mientras todavía graban en el estudio al aire libre, juntos con Matías Martín, María O’Donnell, Sebastián Wainraich y más la presentación de la nueva programación de Urbana Play, en la FM 104.3, habla con PERFIL .Y dice, como - seamos sinceros- nunca antes lo escuchó este cronista con quién ya ha hablado en más de una ocasión: “ Estoy súper contento, con emoción. Pensá que ir a una radio nueva no me pasaba desde 2002”.
Y es cierto, Kunetzoff generó una marca radial con Perros de la calle, y él y sus pares fueron el rostro más exitoso de la radio más exitosa de FM, La Metro. Hoy, en una movida que pocas veces se ha visto en Argentina, los principales nombres de una cadena pasan de forma casi completa a otra. Y la energía de, al menos esa presentación comunal, se filtra en las declaraciones del alguna vez notero de Caiga quién caiga. Frente a la pregunta de cómo se sintió ese estudio, ese volver al micrófono después de una pasada breve en diciembre para anunciar el fin de aquel Perros de la calle, Andy dice: “Tenía adrenalina, lo cual evaluo como bueno. Porque lo que tenía es que ya estaba demasiado cómodo en todo. Y me encantó. Llegar a un medio nuevo, que hubo que ponerle el nombre: estuvimos desde un primer momento. No es que te cambiaste a Ferrari: es una escudería nueva, y eso a todos los que hicimos el pase nos dio una adrenalina nueva, que se siente. Y que terminó de materializarse hoy. ¿Entendés? Siempre el concepto, siempre hablar y hablar. Pero hoy estamos acá. Y que bueno, esto es verdad y esto, por fin, es así”.
—¿Qué aprendiste el año pasado? Con todo lo complicado, con todas las decisiones que tuviste que tomar ¿cuál es la lección para vos del 2020 que incluso te tuvo internado por coronavirus?
—Que lo más importante…es medio obvio lo que digo, pero la verdad que no quiero ser original sino tratar de contarte la verdad…lo más importate no está en cosas de afuera. Está en la salud, en los afectos, que fue en lo que estuvimos más límitados en no poder ver, en no poder hacer nada. Está en la libertad de querer ir a hacer algo y hacerlo, perdimos mucho de eso. Y no lo digo desde “libertad política”. De no poder juntarnos. De hecho, ahora estamos al aire libre acá en la radio. Por la pandemia lo perdimos. Y eso son valores que uno da por sentado, y empieza a pensar que hay cosas importantes. Y pasó a un segundo plano total todo lo demás.
—¿Cómo cambia descubrir esa fragilidad del mundo como periodista, sea a la hora de preguntar o de crear nuevas cosas?
—La verdad es que lo mío del cambio ya venía de antes. Tener un desafío, un miedo. Lo sentía así. Había un desgaste, un producto de todo lo que hicimos, un “¿qué más vamos a hacer?”. Además que fueron pasando cosas con la conducción de la radio que nos fue trayendo a esto, al menos a mí. Y hoy que arrancó estoy contento. Pienso ‘que bien que hice’. Hay energía, hay un desafío, hay que hacer de cero y hay que construir. Fue una oportunidad para cambiar el equipo y estoy muy feliz con el equipo nuevo.
—¿Qué redescubriste del cariño popular?
—Lo que pasa es que yo estoy bastante consciente del rol y trato de entretener si hay que entretener, informar si hay que informar y ayudar si hay que ayudar. Pero bueno, después descubrís…ya lo sabías…que nadie es indispensable. Para mí un poco jugó en contra que el Gobierno le pusiera a los medios “esenciales”. Y entiendo que sí, pero hubo un gris donde pensas ‘che, no sé si el entretenimiento es lo mismo que un médico’. Hay algo que es una compañía, que a mucha gente le hace bien, y algo de informar, de hablar del barbijo. Para mí “esencial” es el personal de salud, los médicos, los que están ahí, los que salvan vidas. Los medios tratan de ayudar desde su lugar. Estoy seguro que indispensable es un médico, y muchos laburos más. Para mi lo más importante es la salud, el aprendizaje más importante: estuve internado y reflexioné eso. Si no sigue PH o la radio, no pasa nada. Pero si me quedaba ahí era más complicado.
—¿Cómo encaras el nuevo “Perros de la calle” desde el paradigma actual?
—Me parece que es importante esto: compartir historias, no dar nada por sentado. Más allá de la logística del salir del aire libre y todo, me parece que es acompañar a la gente, sobre todo en este mundo que le complicó mucho el laburo a varios.
—¿Llegaste a sentir que dabas las cosas por sentado?
—Bueno, creo que nos pasa a todos. Bueno, ahora me voy de vacaciones. Ahora me voy a ver a no sé quién. Y no. No es tan así. Ahora viene no sé quién a casa, porque mi hija quiere jugar. Ir a ver tu viejo, darle un abrazo. Eso ya no está. Ese es el gran aprendizaje. Estuvimos en un punto cómodo, y nos dimos cuenta que es tan así. Yo conozco gente que se enfermó, que se murió, y la vida también sigue porque eso lamentablemente es así. Todo ese aprendizaje estoy tratando de aplicarlo.
—¿Te acordas el momento donde decidiste dar el paso adelante y llevarte “Perros...” a otra radio?
—Fueron muchas charlas, mucho Zoom, había distintas alternativas. Bueno, llego el momento: ¿estamos? ¿Lo hacemos? ¿Realmente lo hacemos? Fue poco café y mucho Zoom. Yo vuelvo a la radio hoy después de un año que no estuve en ella. Fui un día a comunicar que Perros... se iba, y estuve un rato. Eso es raro.
—¿Qué es “Perros de la calle” para vos hoy con todos los años detrás?
—Para mí es directamente una forma de vida. En un momento pensé ¿le pongo otro nombre al programa? Yo siento que es el mismo espíritu que no es igual que el Perros... que empezó. Fue cambiando mucho. Tuvo distintos integrantes. ¿Y qué es lo que tiene en común? Mi forma de vivir, mi forma de hacer radio. Y algunas otras cosas. Bueh, lo mantengó. Por eso, el anuncio de “Perros cambia y se va a la otro lado”. En eso estoy, estoy contento con la propuesta y con los cambios, con los nuevos desafíos.
El hogar Feliz
Kusnetzoff asegura hablando de su nuevo hogar y de la partida de aquel otro: “Es un proyecto encarado al futuro, multiplataforma. Lo valioso es que es un grupo que no estaba contento con algunas cosas que sucedían y pudimos decir ‘bueno, ok, si no nos sentimos valorados, vamos a ir a otro lado y nos fuimos’. Nosotros intentamos seguir manteniendo la magia, a veces pasa eso: es importante estar en un lugar, sentirse valorado, querido. Nosotros...uno deja mucho de uno cuando está tantos años. De su personalidad y sus cosas”. Y suma: “Si bien no sos dueño de ese medio, en un punto sentís que hay mucho tuyo. Entonces a veces era como esa cosa: como lugar de pertenencia lo siento, pero en los papeles no es mío este medio. Eso le pasa a mucha gente, y un poco sentimos eso. Nosotros lo sentimos propio, pero hubo muchas decisiones que no tomamos y por ahí no estamos contentos. Si nosotros somos la cara de esto, armemos otra cosa. ¿Qué te hace dueño de algo? ¿Los papeles o también somos en parte lo artistas que damos la cara? Lo bueno es que nadie perdió el trabajo y se generó otro medio que genera trabajo. Eso es buenísimo para todos”.
—¿Qué sentís que de tu ADN esta en el periodismo argentino?
—Siento que en el periodismo argentino está el ADN de todos los periodistas. No me creo especial, pero como muchos colegas llevo mucho tiempo haciendo distintas cosas, hace muchos años. Ojalá haya aportado un granito del periodismo que me gusta a mí, donde hay otros que admiró, y ojalá esté de un lado que para mí es importante, que tiene ver con lo creíble. Si soy creíble, soy feliz.