En el Candy Crush llegó al nivel 217 y cuenta: “Me voy a volver loca porque no lo puedo terminar y hace cuatro días que no salgo”. Le encanta, confiesa que cuando no puede pasar, “compro y ya, no cuesta mucho, un dólar, pero compro cuando me estoy por volver loca y llamar al Borda para que me hagan un lugar, ahí paso la tarjeta”. Hay que reconocerle a Susana su gran vocación de felicidad. Aun en los momentos más complicados, le encuentra la vuelta. Esa forma encantadora de estar en el mundo para algunos es un rasgo de carácter, para Su, “gracias a Dios nací así, porque hay gente que nace con aura negra, o depresiva, que es lo peor que te puede pasar. Me gusta reírme, gozar de la vida, me gusta ser feliz. Hay que imponérselo también un poquito de alguna manera, porque si te das manija de las cosas malas, también... bueno... sí claro, hay que tratar, ¿viste?... Además, la energía positiva atrae más que la energía negativa”. Muy new age su teoría. Pero retruca: “El Dalai Lama me dijo: ‘Si vos tenés malos pensamientos, tenés hunger, furia adentro’. Para mí es una obligación ser feliz, si la vida es un pedo que pasa volando”.
—¿Creés en el Dalai Lama?
—Sí, yo creo. Yo creo en la cabeza, vos lo ves, el tipo tiene 75 años y no tiene una marca en la cara, parece que estuviera maquillado, y es feliz.
—Tengo entendido que el Dalai Lama nunca tuvo vida sexual. Sublima.
—Y no tendrá ganas, qué sé yo. O no se sabe.
—Quiero decir: si a los 30 te decían abstinencia sexual te morías, ¿o no?
—No, no, no, de esa parte ni hablar, que es parte de la felicidad, de la diversión, de pasarla bien, experimentar.
—Jane Fonda, en su libro, contaba que, a pedido de Roger Vadim, contrataba prostitutas en París para hacer cama de a tres.
—¡A la mierda! Sí, me acuerdo. Esa es por lo general... es que todos los hombres tienen eso en la cabeza. Yo personalmente no lo hice, no me alienta, no me gusta para nada, no me interesa.
—Y a esta edad, ¿cómo sentís la ausencia de sexo o con qué lo reemplazás?
—No siento ninguna ausencia. Te juro por Dios. Podía tener lo que quiero y no tengo ganas, no me gusta, no quiero que nadie más me cague. Estoy harta de mentiras. Basta de llorar. Además, yo si no me enamoro no tengo sexo. ¿Entendés? ¿Qué voy a hacer? ¿Touch and go? (Golpea la copa con la cuchara.) No. Por favor. Además, siempre son decepcionantes. O te viene uno con un “pitín” de un centímetro que se cree bárbaro. No, no me interesa para nada. Yo lo reemplazo con mis amigos, con el campo, con los animales, con las cosas que me hacen feliz a mí, con un buen libro.
—¿O una buena comida?
—Sí, pero la comida nunca fue una cosa de locos. El chocolate sí, pero la comida no me interesa mucho. Los dulces me enloquecieron y dejé de comer.
—¿Qué lo que más te gusta hoy de tu vida?
—La verdad es que soy una agradecida de Dios. No puedo decir, con las cosas que veo que pasan en el mundo, en la tele, en la vida y a mi alrededor, no puedo decir que hay cosas mías que no me gusten. Me tengo que joder y aguantármela si me pasa alguna boludez. Pero todos los días tengo que agradecer todo lo que tengo: “Gracias, Diosito, por haberme tocado con tu varita, por quererme y protegerme”, porque siempre salgo indemne de todas las cosas o mierda que me tiran. Me quieren hacer mierda y salgo... Ricardo siempre me dice: ‘Sos como Caperucita caminando por Sarajevo’, que voy caminando ta tan tan, ta tan, ta tan, ta tan y que las bombas me caen al lado. Y nunca me pegan. Nunca me hicieron nada, nunca hice nada.
—Sos una estrella que vive como tal. Nadie gasta tanta plata en vivir bien. ¿Siempre soñaste con tener tu casa en Punta del Este y en Miami y vivir como una reina?
—No, nunca soñé, me gusta vivir bien, para eso laburo. Ahora es el colmo, laburar 28 horas por día, que en una época lo hacía, cine a la mañana, a la tardecita hacía dos funciones en el teatro y filmaba publicidad. Me la gané, si no vivo bien hoy sería una boluda de mierda. ¿Para qué la voy a dejar? Me gusta vivir bien. Siempre me gustó vivir bien. Pago todo, mucho.
—¿Sos feliz sin sexo?
—Sí, la verdad que sí. Muy feliz.
—Dicen que el que tuvo retuvo, o sea, te has dado todos los gustos.
—Sí, hice mucho el amor, mucho, por suerte sí (risas). Ya he tenido mucho sexo en mi vida. Cuando sos joven y te enamorás todas las semanas es fantástico. Ahora no me pasa. Veo tipo lindos, pero no siento nada. Las hormonas están mucho más calmas. Total, no me importa nada. El día que me guste alguien, lo va a saber, yo no oculto el amor.
“Y a continuación… un descanso” (Haruki Murakami) Es la más humana de las estrellas. Tiene su propia brújula, que le permite saber lo que cuesta la visita de un veterinario para curar a Beba, su gata, a quien bautizó así en honor a Beba Bidart, “le pagué 600 pesos por una inyección y las vacunas”, se preocupa por el gato de Mecha, le dice a Dolores Mayol que no se olviden de hacerlo ver, mira las cuentas con lupa, esto es impuestos, sueldos, supermercado, ropa, viajes, todo bajo control. Esto, más allá del grupo de contadores que la asesoran y de abogados que la protegen. En la mansión de la calle Dardo Rocha, un martes a las 19, Deolinda, el ama de llaves de Susana, nos hace pasar al living y sirve un té en vajilla de plata. El lunes, con su programa en Telefe, la final de Celebrity Splash y la atleta de 87 años del récord Guinness le ganó en el rating al esperado beso de Julio Chávez y Benjamín Vicuña: 15,8 puntos de rating –con picos de 18– contra 15,2 de El Trece. “Lo más increíble de todo es que yo no sabía nada del beso de Vicuña... No tenía la más puta idea porque estuve en Miami, de manera que no estaba nerviosa por lo que tenía enfrente, que me dijeron que tuvo una publicidad, una cosa, una locura, así que fue sin querer”, dice una Susana relajada, acostada en un mullido sillón de su living, ya sin anteojos negros y vestida informalmente, con su toque leopardo.
—¿Hasta cuándo tenés contrato con Telefe?
—A principios de diciembre. Después del 12 no te ve nadie, se viene Navidad, la gente tiene otras cosas en la cabeza. Yo estoy contenta con haber vuelto, creo que estoy muy bien, mis programas son entretenidos, damos buenos premios. Además, hay que laburar.
—Venías de un año sabático y debe doler pagar tantas cuentas.
—Sí, duele, tenés que romper el chanchito y cagaste. Todo el año pagué con la mía.
—Y volvés un año en que Marcelo no estuvo…
—Sí, Marcelo no estuvo, que raro, ¿no? Calculo que a Tinelli lo deben extrañar, tiene un público enorme, es un tipo fantástico. Yo por ahí me peleo, me amigo, pero es un tipo admirable, hace las cosas bien, y sobre todo cuando no le va bien es como el ave fénix, da vuelta todo hasta que le va bien, eso es admirable. Yo personalmente le tengo cariño. Lo respeto. Ahora estamos amigos.
—Hay un respeto de mínima que es el oficio.
—Sí, hay un respeto. Siempre lo respeté más a él que él a mí. Después, cuando le planteé todo cambió. El competía conmigo. Pero le tengo cariño, por verlo, hay que respetar las trayectorias de las personas.
—¿Pensás que el encendido hubiera subido?
—No sé, puede ser. Yo creo que sí, él tiene una cosa muy popular. Genera otro tipo de cosas.
—¿Sentiste la ausencia de la salida de Antonio?
—Ay, sí, yo lo extraño. Fue muy linda nuestra unión durante 16 años.
—En lo de Mirtha se quejó del horario en que estaba “la abuela”.
—Y sí, puede ser, es más tarde, yo también al principio me quejé del horario. Pero me dijeron: “Mirá, ahora lo que funciona en rating es a la noche”. Vi las planillas, y es cierto. A las 21 no hay tanta audiencia. Me decían: “No te queremos convencer de nada pero mirá a las 21, a las 22 y a las 23”. Y sí, es verdad, empiezo a las 10. OK.
—¿Te debés una charla con Antonio?
—No. Hablamos el otro día, lo llamé para ver cómo estaba, ahora que llegué lo voy a llamar otra vez porque me interesa como ser humano, cómo está él, cómo se siente, no quiero que esté solo, por supuesto que tiene sus amigos, su hermano.
—También habló del rating que generaba en su programa, que muchas veces lograba los picos más altos.
—¿Que el rating era él? Mi amor, bueno... a veces sí, a veces no. Depende la nota. A veces sí lo era por el tema, según los días, cuando uno está más inspirado. Nosotros no teníamos libro, así que todo dependía de él, así que yo le hacía la segunda. A veces era bárbaro y otras veces no era él, pero siempre fue bien recibido por la gente que lo adora. Me acuerdo estar comiendo en lo de Shakira en Punta del Este y venía De la Rúa y decía (imita la voz): “Yo oigo la musiquita ésa y corro a ver el programa porque me gusta mucho cuando interactúan Antonio y vos”. Yo casi me muero.
—¿No la viste más a Shakira?
—No, porque ahora vive en Barcelona.
—Pero viste que ahora le hizo un juicio fenomenal a...
—Sí, pero lo perdió.
—Sí. Lo perdió Antonito de la Rúa.
—Sí, lo ganó ella, gracias a la Virgen... Escuchame.
—¿De qué lado estabas ahí?
—No sé, porque no sé cuál era la relación. Yo estoy harta de los hombres que dejan una mujer famosa y se quieren llevar la mitad de todo. Y a mí me tocó, por eso te digo que me jodió. La verdad que no sé cómo trabajó Antonio con ella. Debemos reconocer que la carrera de Shakira subió mucho estando con él.
—El talento de Shakira es descomunal. Hubiera llegado igual.
—El tenía muchas conexiones en todos lados. La mina es lo más talentoso que hay en el planeta Tierra de habla hispana, ni hablar, el mercado americano no se conquista al pedo.
—Hablando de juicios, ¿te sorprendió el de Maradona?
—No lo podía creer. Me sorprendió primero y obvio que después me dolió. Eramos amigos. Pienso o supongo que él no está bien. Me sorprendió profundamente. Es un disparate lo de Maradona, hace una cautelar, la cumplo, no mostramos el bebito. ¿Cómo no voy a poder hablar de Maradona? ¿Cómo no voy a poder hablar de Maradona, que es el hombre más famoso de la Tierra? Abajo de las pirámides de Egipto me preguntaron por Maradona, en la tumba de Tutankamón. Estábamos filmando para PERFIL, bajamos y un tipo cuidador me dijo: “Maradona, Maradona”. Entonces, ¡cómo no voy a poder hablar! ¡Por favor!
—¿Cómo sigue esto?
—No sé. Estoy enojada. La verdad es que para mí está muerto.
—¿Se la vas a pelear?
—Obviamente que se la voy a pelear. Si no, le voy a hacer una contrademanda. ¿Cómo me va a sacar plata? Es lo único que me falta: que Maradona me saque guita. Por favor, ni siquiera fue amante (risas). No tiene ningún fundamento.
—Decían que vas a ir a La Matanza a...
—No sé, porque La Matanza no es donde ocurrió el hecho, es en San Isidro.
—¿Hablaste con Verónica Ojeda?
–No, ¿para qué?. No tiene asidero, porque para hacer un juicio tenés que tener un motivo u ofensa. Yo solo dije que el bebé era divino y era muy parecido a él.
—Otro lío judicial como el del Mercedes, ¿qué hiciste con el auto?
—No lo quise... Lo vendieron en 60 mil dólares a un señor del sur. Yo no quise ni un peso, lo doné, qué boluda, estoy arrepentida, pero me hizo sufrir tanto ese auto que era de tercera mano, y yo por ser política, por ser educada, no lo dije, era del presidente de Celulosa, es decir, lo trajo un discapacitado, se lo vendió a ese tipo y ése me lo vendió.
(Horas después de la entrevista, Telefe envió un comunicad oficial anunciando la visita de Maradona en lo de “Su”. No fue y siguen negociando).
—La fama nunca fue un problema para vos; sin embargo, hoy muchos se quejan de la fama: Pergolini, Darín, quien dijo que ser famoso es una cagada. ..
—Ay, no sé por qué dijo eso. El siempre es así, perfil bajo, no le da bola a nada, ¿por qué dijo que era una cagada?
—Pergolini también dijo que no estaba bueno ser famoso.
—Pero, ¿Pergolini quién es? No es famoso Pergolini. No se puede comparar a Darín ni a mí.
—Fantino, en cambio, confesó: “Prefiero ser famoso, ganar la plata que gano y darme la vida que quiero, gastar lo que se me dé la gana y que digan lo que quieran de mí”.
—Eso es más honesto.
—La fama trae cosas buenas.
—Sobre todo son buenas. No podés renegar de algo que buscaste toda la vida, porque el que se dedica a esto es porque lo buscó. El que diga “ay no”... No. Ricardo tuvo talento toda la vida, es un genio.
Deolinda ha sido muy amable al traernos una picada ante la mirada desconfiada de Beba, la gata. Desmiente que el año sabático (2012) haya sido por cuestiones presupuestarias: “No quería laburar, soñaba con tomar sol alguna vez en el verano de Europa, siempre llego con la nieve “hasta acá arriba”, en enero. Me pasé un mes en Positano, Capri, la pasé brutal, feliz, cuando cortás un poco te cuesta volver a empezar”. Y hay que creerle cuando sostiene que ya la televisión no es su vida “para nada”. En estos momentos lo que me hace feliz es mi casa, mis animales, el campo, mis perros, leer con la chimenea, estar con amigos, jugar a las cartas, cagarme de risa, chupar vino con mis amigos y reírnos hasta caernos desmayados. Eso es lo que me hace feliz”. Y con sus amigos es de una generosidad poco común, también hay que decirlo. De sus dos nietos, Lucía y Manuel, asegura que la chica es igual a ella, “es brava Lucía, a ella no le importa nada. Es divina, ahora está en Ibiza con el novio. Le encanta el leopardo, eso es mío. Es libre, fuerte, feliz. Ahora, espero que labure, que sea alguien un día. Aunque no creo que labure veinte horas por día nunca”. ¿Y Manuel? “Manuel es igual a Mecha. Perfil bajo total, con decirte que trabaja en la producción, y el del bar se enteró de que era mi nieto recién después de seis meses. Su jefa es Marisa Badía, es divino.” Todavía no decidió si vuelve en 2014, lo va a pensar. El trabajo exige hablar con muchísimas personas por día y aunque suene paradójico, Susana confiesa que odia hablar por teléfono. “¡Lo odio! Hay veces en la vida que triunfás por cosas que odiás. Encima, me hace pelota la garganta, que es mi parte más débil.”
Del dinero y la política.
—Angela Merkel en Alemania, Hillary y Michelle Obama en EE.UU., Bachelet en Chile, Cristina en nuestro país, vos siendo una mujer que también tiene poder y que triunfó en un mundo machista, ¿qué destacás de bueno y de malo de una mujer que maneja ese poder?
—En Cristina lo bueno, primero, es el carácter, después el placer que le da la política. Lo mama, ¿entendés?, es una mujer que le gusta, algunos nacen para ser médicos, otros veterinarios, y esta mujer nació para la política. Es así, está haciendo lo que le gusta, mal o bien, depende cómo se vea, hace lo que le gusta.
—¿Qué rescatás de esa trayectoria, de llegar ahí arriba? Vos viviste algo parecido en lo tuyo.
—Qué sé yo, no soy presidenta del país. Creo que le falta el carisma de Eva Perón, que era una diosa, una mujer increíble. También hay que reconocer que quedarse viuda, sola, con un país a cuestas, no quisiera estar en sus zapatos.
—¿Cómo sería un reportaje tuyo con Cristina?
—No sería, no sería, no podría hacerse porque ella no quiere. Le tendría que preguntar cosas que no le gustarían. No le puedo hacer un reportaje light a Cristina porque yo quedaría como una boluda,¿entendés? Tendría que profundizarlo, porque si no, los demás me matarían.
—¿Te importan los demás o te importás vos?
—Me importa... pero tampoco me gusta que todo el mundo me ande diciendo que soy una retardada. A mí me encantaría tener una charla con ella, en público y en privado… Me parece que sería muy difícil, su estilo es no polemizar, no contestar ni a periodistas políticos, imagínate, menos a una conductora de televisión.
—Pero con una trayectoria en televisión que ha entrevistado a varios presidentes....
—A todos. Menos a ella y antes, a Néstor, a todos. Pero bueno, no creo que se pueda lograr. No se lo podría hacer.
—¿Cuál sería la pregunta clave? Esa pregunta que tenés en la cabeza.
—No, yo creo que es injusto en el sentido... no sé cómo decirlo, vos no podés tener un vicepresidente que tiene tantas causas, Boudou. No podés mandarlo a China, que esté todo el ejército, lo viste que estaba en China que gustó tanto, Boudou con el capo chino, y todos los soldados... Boudou, que está acusado en temas complicados.
—No lo sabemos. Está acusado, la Justicia investiga.
—Bueno, lo que sea. Y tenés a Jaime con el tema impuestos, y a nosotros nos están matando con impuestos. Y está Lázaro Báez, y todo eso.
—¿Le creés todo a Lanata?
—¡Y cómo no voy a creer lo que dice Lanata si tiene los papeles, tiene todo! No lo dice porque se le da la gana, tiene pruebas, las muestra, muestra las propiedades de un tipo, Lázaro Báez era cajero de un banco que ganaba dos lucas mensuales y ahora es el tipo más rico del sur.
—¿Cómo te trata la AFIP?
—Estoy pagando una cantidad excesiva de impuestos en este país, nos están acabando a todos. Yo quiero ver dónde están los impuestos. Me deprime ver que me desangro para pagar todo lo que pago y mantener todo lo que tengo, que es terrible también, la gente no se imagina, dice “ésta tiene”. Hay una impunidad para un montón de gente que saca la guita o se hace millonaria de la noche a la mañana y que no paga impuestos, que le perdonan 400 millones de pesos de impuestos. Yo quisiera ver si alguien me perdona a mí algo.
—Lo tuyo siempre fue todo por derecha.
—Si todo el mundo sabe que no heredé nada, que vivo laburando, hace cuarenta años que laburo como loca. ¡Por favor! Por eso es el gran cariño que me tiene la gente. Es un respeto. Yo no cobro para un político.
—¿Nunca cobraste las notas de los políticos?
—No, no.
—¿No te regalaron nada los políticos?
—Bueno, sí, yo no pido favores porque no me gusta deberle nada a nadie. Por supuesto que tengo ponchos de La Rioja. No, ni quiero tampoco, tenés un político en el programa, y Dios me perdone, pero baja la audiencia. Lo digo con respeto, pero yo cuido mi audiencia, mi programa.
—Este año te cuesta remar el rating.
—Y, lógico. A todo el mundo le cuesta. Hay bajo encendido, pero voy primera en mi canal lejos, y no me importa, estoy muy feliz. Ayer fui muy feliz.
—Volviendo al patrimonio, ¿cuántos contadores tenés para cuidarte?
—Acá tengo un equipo, todo un edificio, tres contadores, dos en Uruguay, para tener las cosas al día. Igual, que me afanen lo pueden hacer con o sin contador tranquilamente.
—¿Sos conciente de todo lo que tenés?
—Sí, tengo conciencia. Por eso quisiera tener menos, lo que tenés que pagar de propiedades es muchísimo, horrible. Siempre al tener un hombre te salvan de un montón de cosas, a mí no. Ahora tengo todo claro, y sé cuándo me roban.
—¿Te roban?
—Sí, a veces sí.
—Eso está en el bolillero. ¿El diez o el quince por ciento?
—Y sí, siempre sabés que te pueden afanar. Boludeces, pero cuando es muchísimo decís: “¿Qué pasó?”. Hay que estar alerta. La gente quiere arrancarte pedazos de tu vida; además, creen que vos tenés mucho más de lo que tenés, hay gente que cree que encuentro la guita en los árboles, o que soy Amalita Fortabat, y no soy ni en pedo Amalita. Ojalá fuera.
—¿El saldo entre traiciones y lealtades cómo te da?
—Ah, yo no soporto las traiciones y me ha pasado muchas veces. Eso es una cosa con la que tenés que lidiar, por eso quiero estar sola, con mis amigos, gente que me quiere de verdad, de toda la vida, sin esperar nada a cambio de mí, ni sacarme nada. Teté Coustarot nunca me pidió que vaya a la radio, por ejemplo, esos amores, gente que no quiere nada de mí. Que me quiere, porque salimos, porque la pasamos bien. Eso me gusta.
Producción: Gustavo Martín Méndez.