Dos conceptos teóricos se cuelan en la trama de la nueva temporada de The Sinner: la sombra de Jung y el superhombre de Nietzsche. El primero de manera más sutil que el segundo, guía del derrotero del pecador de esta entrega, aunque en los términos de un juego perverso y fatal entre dos ex compañeros de la universidad.
El estupendo debut de The Sinner fue seguido por una segunda temporada que elevó la vara. En este caso, la tercera parece haber perdido sustancia, no porque no pasen cosas, todo lo contrario: es tan abrumadora que llega a ser confusa, y el misterio que rodea al personaje de Matt Bomer (Jamie) desdibuja los términos de la intriga. Así y todo, una clave posible de visionado de The Sinner, más allá del caso en cuestión, es seguir los pasos del detective que interpreta el enorme Bill Pullman. Su Harry Ambrose no llega a ser Kurt Wallander, pero sí se asiste a una especie de final del viaje del héroe en esta última entrega.
El juego de espejos, o de sombras, entre el personaje de Pullman y sus investigados avanza hacia el autodescubrimiento de los dolores –físicos, morales, psíquicos– que lo aquejan. La primera escena es bastante convencional. Un choque en auto con dos tripulantes en el que uno muere. Todo lo que viene después, no. El tono moroso del nudo narrativo le hace perder ritmo, que recupera rápidamente hacia el final de la tercera temporada del show.
Los detalles del acercamiento, profesional y personal, entre el investigador y el investigado se intercalan con flashbacks y flashbacks dentro del mismo que, a pesar de intentar explicar por qué lo hizo, enredan la trama innecesariamente. Cómo lidiar con el trauma es el gran tema de esta serie antológica que solo conserva a su detective temporada a temporada. Así, Ambrose tiene todos los elementos de un típico detective, y le suma la empatía propia de un analista. En este caso, su “paciente” padece una amistad tóxica masculina. Se mete, así, con la clásica idea propia de la adolescencia de las malas influencias.
La amistad peligrosa del personaje de Bomer es lo mejor de The Sinner, interpretada por Chris Messina. Su Nick es inquietante. Un fantasma del pasado que, consciente de su influencia, aparece para cambiarlo todo. De manera verosímil. Messina demostró en Sharp Objects (HBO) que la oscuridad le sienta bien. Lejos del código cómico de The Mindy Project, su presencia terrorífica es hipnótica y la química con Bomer hace que la tres de The Sinner funcione, aunque lejos de las primeras temporadas.