Esta semana fue la primera audiencia en un juicio de divorcio que promete ser muy picante: el de Jorge Rial y Silvia D’Auro. Ella lo acusa de adulterio y le reclama $150.000 mensuales; se habla de cuentas embargadas y mucha tensión entre los dos.
En algún momento de hastío extremo, Rial pensó en dejarle a todo a su ex y comenzar de nuevo de cero. Luego, con la cabeza fría, cambió de opinión: división de bienes como cualquier matrimonio. Pero esa división promete ser difícil. D’Auro no es una “señora de” sino quien manejó las finanzas de la pareja, negoció los contratos de Rial y la publicidad.
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