El cine misterioso de la argentina Lucrecia Martel no tuvo suerte en el Festival de Cannes, donde hoy se presentó La mujer sin cabeza , una película compleja que no contó con el beneplácito inmediato de la crítica.
La mujer sin cabeza se centra en el estado en que queda una mujer tras sufrir un accidente de carretera en el que no sabe qué fue lo que realmente ocurrió. Más que la trama, que se limita a la bienintencionada actitud de sus familiares para confortarla, Martel (Salta, 1966) quiere mostrar el estado de ánimo de esa mujer, una dentista acomodada de una ciudad de provincias, a la que da vida María Onetto.
Martel no es una directora fácil, que ponga en pantalla una trama sencilla. Su cine se entiende mejor si se analizan las diferentes capas que tienen sus películas, que nunca se quedan sólo en una narración de hechos. Al huir la protagonista del lugar del accidente, se niega a ver lo que realmente ocurrió. " El proceso voluntario de olvido necesita mecanismos muy complejos y sutiles", señaló la realizadora, quien puso como ejemplo a los indigentes que a diario se ven en las grandes ciudades y que se olvidan de inmediato.
" La insensibilidad se construye a fuerza de mucha educación", añadió la cineasta, quien confesó que hasta la fecha ha querido esquivar paralelismos entre la película y lo ocurrido con los desaparecidos en la dictadura argentina, para evitar así auyentar al público de su película.
Para Martel, el estado de shock en que uno queda tras un acontecimiento violento supone un trastorno de la percepción, y eso es "un momento privilegiado para ver lo que habíamos dejado de ver".
Agustín Almodóvar, hermano de Pedro ( Volver ) y coproductor de la cinta, acompañó a la realizadora y a Onetto en la presentación a la prensa, en la que elogió su cine complejo en el que invita al espectador a tomar parte activa, incluso emocionalmente. " Nos parece una realizadora única que hace un cine fascinante. El tipo de cine que hace es esencial para el cine de hoy", sentenció Almodóvar, quien también estar en el próximo proyecto de Martel, una película de ciencia ficción basada en El Eternauta , un cómic de impronta porteña que firma Héctor Oesterheld.
Martel, quien actualmente ya está preparando el guión, aseguró que siempre ha querido dirigir una película de este tipo de género, y relató que ya en una de sus primeras reuniones con Miramax, tras el éxito de La ciénaga , planteó que quería dirigir Alien V con la esperanza de hacerse un nombre hasta entonces.
No será Alien, sino el El Eternauta el que le dar la posibilidad de incursionar en ese terreno y convertir a Buenos Aires en un personaje de la película, lo que le permitir además -según dijo- "devolver" algo de lo que la capital argentina le ha dado desde que la acogió hace 20 años.
Distinguida con su debut La ciénaga, Martel ya estrenó su segunda película, La niña santa, en la competición oficial de Cannes, donde es la única realizadora que aspira a la Palma de Oro, a excepción de la brasileña Daniela Thomas, quien codirige junto a Walter Salles Linha de passe.
Martel comparte hoy protagonismo con Jennifer Lynch, la hija de uno de sus cineastas admirados David Lynch, quien proyecta fuera de concurso su segundo largometraje como directora: Surveillance, sobre unos agentes del FBI que investigan unos brutales asesinatos cometidos en un pueblo perdido del profundo Estados Unidos.
Bill Pullman y Julia Ormond dan vida a unos agentes del FBI que buscan encontrar la verdad con unos testigos que mienten. Surveillance, que ha tenido una buena acogida por parte de la crítica, trata "cómo la gente cambia sus historias en base a lo que ve y a lo que asume sobre cómo son los otros", dijo hoy Jennifer Lynch, quien se tomó un respiro de 15 años para volver a colocarse detrás de la cámara.